Allen Guevara: el orgulloso padre que vio temblar a su hijo en medio de un momento épico

Guevara tiene siete títulos en su carrera, pero el que logró con los brumosos es el más especial de todos y no por derribar 81 años de sequía, sino porque a nivel familiar vivió algo único

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Colecciona títulos, al punto que tiene siete medallas doradas colgando en su casa y está en un selecto grupo de jugadores que se consagraron con tres equipos diferentes en la Primera División. Es más, será recordado por ser el futbolista que como capitán levantó la copa con el Cartaginés, tras 81 años de sequía. Sin embargo, para Allen Guevara lo más espectacular e increíble de todo fue el momento que vivió por primera vez con su hijo.

Allen Ignacio Guevara cumplirá siete años el próximo martes y pese a que su papá ganó tantas veces (un cetro con Libera, cinco con Alajuelense y uno con Cartaginés) y de seguro le han mostrado videos y fotos, fue hasta el pasado 6 de julio cuando vibró en el propio estadio, se puso nervioso y tembló al ver cómo su padre escribía historia pura.

Nachito, como le llaman de cariño, nació en el 2015 y el último cetro que conquistó Guevara fue en el 2013 con la Liga. Es decir, hasta la semana pasada solo había escuchado buenas anécdotas de Allen y de seres queridos que le describían lo que conlleva ser campeón. Eso sí, por la magnitud de lo que iba a suceder y al ser un testigo directo, lo fueron preparando desde las semifinales del Torneo de Clausura 2022.

“No había tenido la oportunidad de disfrutar un título con mi hijo. Él es muy fiebre con el fútbol y verlo disfrutar y hasta ponerse nervioso no tiene precio. Ahora puedo estar tranquilo porque él sabe lo que es esto (verme ganar un campeonato) y esperamos en un futuro disfrutar con él. La familia algunas veces sufre mucho y pese a que uno lo canaliza bien y lo entiende, con ellos es diferente. La habíamos pasado un poco mal al final (en Alajuelense), pero uno necesita salir de esos momentos negativos y encontrar un nuevo aire”, comentó el volante.

El “7″ de los blanquiazules es muy querido por la afición del León, en donde estuvo por nueve años, por lo que no dudó en llevar a su familia al Morera Soto para el duelo de vuelta de la gran final.

Ignacio tenía claro todo lo que podía pasar, no obstante, el que el partido se fuera a tiempos extra y que el gol del título llegara hasta el minuto 104 sobrepasaron al pequeñín, quien experimentó algo inédito en su corta vida.

“Mi hijo nos acompañó en el proceso, le fuimos explicando que estábamos en un momento en el que podíamos ser campeones y le hablamos en las semifinales para que tuviera claro todo. En el último partido en el estadio de la Liga nos acompañó y le dijo a mi esposa que nunca había experimentado algo así, que le temblaban los pies, que estaba nervioso y que nunca había sentido tanta emoción. Esto es algo que le llena a uno como papá y lo hace sentirse orgulloso, porque uno lo que quiere es que él disfrute”, agregó Allen.

Sediento de más

A sus 33 años Allen Guevara no piensa en detenerse y por más que ya ganó siete campeonatos, quiere más y se siente muy cómodo en Cartaginés tras un torneo en el que fue el más regular del equipo, con 28 partidos como titular de 28 posibles y un total de 2.413 minutos disputados.

Es más, culminó con ocho goles y una asistencia. Si bien, su primer año con los brumosos fue complicado, demostró que no estaba acabado, como muchos pensaron cuando salió de Alajuelense.

“Estoy motivado, uno tiene que dejar huella por donde quiera que pase y he tratado de enfocarme. Hay personas que me han ayudado muchísimo y voy a seguir trabajando fuerte. Uno como jugador de experiencia siempre quiere seguir ganando títulos y a nivel individual también sumar trofeos. Se hizo un torneo muy bueno con Cartaginés y realmente que uno apunta a seguir. Por ejemplo, siempre se tiene en la mira la Selección, nunca he estado en un Mundial y tampoco he sido legionario, pero igual con la carrera que he hecho acá estoy muy contento”, dijo Allen.

Guevara nunca ha escondido que su última etapa con los rojinegros no fue del todo positiva y pasó por momentos muy complejos, aunque eso quedó en el pasado y el cetro histórico con Cartaginés borró todo tipo de tristezas.

“Salimos tristes de la Liga como familia, pero nunca perdí el enfoque. Era un reto gigante llegar a Cartaginés y ganar un título y esto me llenó. Al final Dios premia el esfuerzo, estoy muy contento con mi club y espero seguir por mucho tiempo más... Es un honor tener siete títulos, cualquier jugador desea algo así, pero hay que seguir luchando y esto es solo un número. Quiero más campeonatos, uno siempre desea ganar todo y vamos a seguir en busca de objetivos”, finalizó.