En el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) trabajamos todo el día y toda la noche los siete días de la semana. No nos «dormimos en las investigaciones», como indicó Armando Mayorga, el 14 de enero, en la columna «Buenos días», acerca de las intoxicaciones por consumo de licor adulterado con metanol.
La investigación se lleva a cabo de manera científica, seria y planificada en conjunto con el Ministerio Público a efecto de que los esfuerzos policiales trasciendan y tengan impacto en la aplicación de la ley y amparo de las víctimas.
Esa orientación procesal dirige los pasos de especialistas en inspecciones oculares y recolección de indicios en la escena primera del delito y durante las entrevistas, el registro de lugares y la selección de los métodos forenses que determinarán las causas de los fallecimientos investigados y evitarán que la elucubración o la presunción mal entendida perturbe y afecte el conocimiento que exigen los procesos judiciales para acreditar la verdad.
La asunción de los casos en el OIJ tiene, por los rigores de la práctica forense y las exigencias de calidad, una visión diferente, puesto que nuestros reportes y pericias serán evaluados por fiscales y órganos jurisdiccionales para decidir si la muerte está conectada con acciones de personas determinadas y si esas conductas se ejecutaron con motivación, conocimiento y consciencia por parte de estas; no se trata de la mera verificación del resultado, sino de la obligación de establecer, con fundamento científico, las circunstancias que produjeron el hecho.
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Varios pasos. Los métodos científicos son aplicados desde el principio, durante las autopsias y en las conclusiones validadas por forenses para comprobar indefectiblemente si la persona falleció debido a la ingestión de metanol o no.
El análisis responsable de los hechos conlleva la obligación de ofrecer al órgano acusador información que permita afirmar o descartar si los investigados conocían, preveían y querían como resultado la muerte.
Las diligencias anejas a este tipo de investigaciones requieren el responsable y protocolar desarrollo de múltiples diligencias sobre el cuerpo, que en la morgue implica analizar si la persona recibió atención médica o si existen diagnósticos pre mortem, pruebas de laboratorio y otros estudios ejecutados en el centro médico.
Cuando se efectúa la autopsia se documentan las lesiones o alteraciones asociadas a este tipo de fallecimientos, deben fijarse las estructuras del sistema nervioso central para evidenciar lesiones, necrosis o hemorragias asociadas al metanol; luego, se recolectan muestras de sangre, contenido gástrico y otras sustancias para establecer indubitablemente si se detectó metanol y si la sustancia produjo la muerte. Una vez con el resultado de todos los exámenes de laboratorio se establece la causa y manera de muerte.
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Estándares internacionales. Los casos relacionados con el metanol recibidos en la Sección de Toxicología pueden requerir varios procesos analítico-instrumentales, los cuales tardan, en promedio, alrededor de mes y medio. Este tiempo de resolución es menor que la media internacional.
La Sección de Química Analítica trabaja de manera científica con las muestras de líquido recolectadas, tanto en los sitios de los sucesos cuando las hay, como en los diferentes operativos relacionados con la adulteración de licores. Ambos laboratorios cuentan con acreditación ISO 17025.
Todos los casos recibidos en el OIJ desde el 2019 han sido investigados con empeño, objetividad y profesionalismo, de la mano del Ministerio Público para determinar científicamente quiénes son los responsables de esas muertes y hacer justicia.
mrodriguezsol@poder-judicial.go.cr
La autora es jefa de la Oficina de Información y Prensa del OIJ.