Salgamos ya del viejo mundo

Los cambios se producen a velocidades vertiginosas y Costa Rica no termina de decidirse por adaptarse a ellos

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Millones de oficios y profesiones en el mundo se quedarán sin donde ser desempeñados y nuevos perfiles hallarán mercado laboral, uno que se automatiza y transforma a una velocidad impresionante debido a los cambios tecnológicos.

Los ganadores serán quienes se preparen en el campo de la economía verde, la inteligencia artificial, el análisis de datos, la ciencia, las ingenierías, las matemáticas y el mundo digital.

El confinamiento causado por la covid-19 aceleró la transmutación de la economía, al cambiar nuestros estilos de vida, al exigirnos conectividad, comunicación y otras prioridades y valores.

Los contenidos streaming y el comercio online, ligados a la digitalización, se volvieron preponderantes. La pandemia demostró que es posible trabajar remota y eficientemente, sin necesidad de pasar horas en un vehículo atrapados en interminables presas. El tránsito en las ciudades se despejó y nos dimos cuenta de que viajar en auto no es necesario para todo. Los parqueos están descongestionados.

Vivimos una nueva realidad y debemos adaptarnos y reinventarnos. Las tecnologías y los servicios para las personas mayores serán los motores de crecimiento. Estamos en un nuevo orden, lo que implica también nuevas oportunidades para aprender y mejorar.

La enseñanza debe transformarse con el fin de ofrecer una gran cantidad de novedosas materias, tanto de forma presencial como en línea, para hacer frente a la acelerada transformación de la demanda de habilidades y conocimientos acordes con el emergente mercado laboral.

Las aulas deben acondicionarse y toda la enseñanza también, en contenido, estructura, valores, calidad y flexibilidad. A la vez, se requieren legislaciones laborales que permitan flexibilidad a los empresarios y trabajadores.

La actual estructura laboral rígida es cosa del pasado, y está generando un aumento en la informalidad. No puede seguir encasillándose los empleos en centenares de categorías sin relación con la actual economía. Igual cambio debe operar en las instituciones vinculadas al sector laboral. Hoy más que nunca los trabajadores deben poseer herramientas distintas para actualizarse, y para ello es necesario un modelo ajustado a los tiempos modernos.

Nuevos retos. Innovar, mejorar y agilidad son la clave en la enseñanza si no queremos quedarnos más atrás de lo que ya estamos. La conectividad de banda ancha es fundamental, no podemos darnos el lujo de posponer una ejecución que afecta a unos 300.000 hogares vulnerables.

El aumento del teletrabajo nos está obligando a repensar el diseño de los grandes centros de oficinas, sus facilidades de parqueo y la conectividad. Los centros comerciales, restaurantes, lugares de entretenimiento, estadios y otros van a tener que modificarse tanto en el interior como en el exterior, ya que el virus vino para quedarse, igual que otros, como la gripe.

El diseño de condominios tendrá que ofrecer otras amenidades, áreas verdes, servicios, estacionamientos, que provean a los condóminos un mejor vivir. Los centros comerciales, los cines y muchos otros sitios que estábamos acostumbrados a visitar frecuentemente tendrán también que hacer ajustes en el aforo.

La puesta en práctica de nuevos programas educativos cortos será cada vez más esencial. Los trabajadores y profesionales deben estar dispuestos a adquirir nuevas competencias. Hoy el 30 % de las habilidades requeridas hace 10 años en el mercado laboral son muy diferentes. Antes, con solo hablar el idioma nativo se conseguía trabajo, en estos momentos, si no se domina el inglés, y preferiblemente un tercer idioma, las oportunidades de hallar un buen empleo se reducen drásticamente.

Las nuevas disciplinas, como el trabajo en equipo, liderazgo, comunicación, creatividad, ética y otras fortalezas humanas, son imprescindibles. El manejo de la tecnología, la facilidad de interpretar datos, predecir y buscar soluciones van a enriquecer y aportar valor en el oficio que se desempeñe. La combinación entre la técnica y la humanística es un buen atestado para las organizaciones en busca de recursos humanos.

Medioambiente. El aprendizaje de la digitalización desde niños y el respeto escrupuloso por el medioambiente serán el motor de la economía del futuro. Herramientas como el big data, la internet de las cosas, la inteligencia de las cosas, la inteligencia artificial o el machine learning están cambiando el mundo, optimizando las decisiones y simplificando los procesos.

Costa Rica tiene que revolucionar su educación o seguirá siendo un país de grandes desigualdades y pocas oportunidades. Las brechas educativas y digitales son insostenibles.

Nuestra carrera por proteger nuestros mares, ríos, áreas boscosas, playas y toda nuestra biodiversidad no debemos abandonarla. No podemos apartarnos de la apuesta por las energías renovables y la economía descarbonizada.

Debemos reducir el transporte basado en combustibles fósiles y poner metas para ir incorporando los autos eléctricos mediante incentivos graduales, mientras la tecnología, como la inteligencia artificial, el abaratamiento de las baterías eléctricas y el volumen de producción de vehículos, reduce los precios hasta tornarlos asequibles.

El auge del teletrabajo, la formación online, la ciberseguridad y otros desarrollos de servicios son básicos. La sostenibilidad alimentaria basada en buenas prácticas ambientales tendrá mayor precio y demanda, producto de la conciencia ecológica de los consumidores.

La construcción de infraestructura respetuosa del medioambiente, ciudades inteligentes y el uso de un transporte publico ecológico son elementos necesarios para el buen vivir.

El crear ciudades con buenas aceras, parques, ciclovías y reducida contaminación ambiental y sónica, adecuada iluminación y sin basura harán de nuestros centros urbanos un lugar bello y seguro para vivir.

Una ciudad debe tener vida todo el día, por lo que es importante el uso mixto, y no como ahora, que es casi solo comercial. La ciudad es para departir en parques, cafeterías, comercios, museos, teatros.

Reflexionemos y hagamos los cambios. La transformación es dramática y precisa acuerdos nacionales. El desempleo, la pobreza, la desigualdad, la falta de valores, la violencia, la poca movilidad social y, sobre todo, la falta de visión y liderazgo están pasando la factura a las futuras generaciones.

jorgewgm@gmail.com

El autor es ingeniero.