Realismo mágico chino

Al igual que la Cuba revolucionaria de Gabo, China vende realismo mágico, y así debe entenderse

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Gabriel García Márquez, después de visitar Cuba y conocerla de “cabo a rabo”, escribió en 1975 haber encontrado “la cruda verdad”. Según el autor colombiano, en la isla no había un solo desempleado, ni un niño sin escuela, ni un solo ser humano sin zapatos, sin vivienda y sin tres comidas al día. Tampoco represión policial, ni discriminación de ninguna índole por ningún motivo, ni nadie que no tuviera la posibilidad de entrar donde entran todos.

Una narrativa similar se presenta con respecto al “milagro chino”. Según lo descrito por el economista y excandidato presidencial Ottón Solís en dos artículos (”¿Por qué temer a China?” y “Poniendo correa a un gigante”), China es un “modelo exitoso” debido a su crecimiento económico, avances tecnológicos y la elevación de 700 millones de personas por encima del umbral de la pobreza. Además, lo muestra como un país que busca exclusivamente realizar transacciones comerciales con el mundo.

Sin embargo, Solís no abordó los problemas internos de China, como los denunciados por la ONU el año pasado sobre graves violaciones de los derechos humanos en la provincia de Xinjiang, dirigidas hacia la etnia uigur, además de las conocidas represiones contra la población del Tíbet y Hong Kong.

A pesar de afirmar su compromiso con la Agenda 2030, que busca conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, mares y recursos marinos, un extenso reportaje publicado por The New Yorker el 9 de octubre señala que China posee la flota más grande del mundo para la pesca de arrastre. Aparte de la depredación del calamar, esta actividad libera casi 1.500 millones de toneladas de dióxido de carbono al año, equivalente a la cantidad liberada por toda la industria de la aviación.

Los barcos son descritos como jaulas para los trabajadores indonesios, a quienes se les confiscan sus pasaportes y son sometidos a condiciones inhumanas, incluidos maltrato físico y una alimentación que causa beriberi, una enfermedad por deficiencia de vitamina B1 o tiamina.

En contraste con Estados Unidos, al que podemos señalar sus defectos sin temor a represalias —entre estos, el maltrato a los migrantes latinoamericanos—, en el caso de China esto no sucede. Jack Ma prácticamente perdió su compañía Alibaba después de criticar al sistema bancario chino.

De acuerdo con el New York Times, lo sucedido al empresario se ha convertido en una advertencia sobre el costo de desafiar al gobernante Partido Comunista de China y el alcance de la campaña de Pekín para frenar el poder de sus gigantes tecnológicos.

Costa Rica tiene al menos tres experiencias para considerar en relación con la forma en que China hace negocios: el préstamo mediante la venta de bonos chinos por $300 millones en junio del 2007, la adjudicación de un contrato en agosto por ¢2.000 millones a una empresa china sin considerar multas por incumplimientos y el problema persistente con la ampliación de la carretera a Limón a cargo de CHEC.

Las condiciones de los bonos chinos fueron pactadas en secreto durante la administración de Oscar Arias, y la información solo fue posible obtenerla mediante un recurso presentado por La Nación ante la Sala Constitucional.

El contrato por ¢2.000 millones, firmado con Acueductos y Alcantarillados para la construcción de un tanque de agua, según la exdirectiva Beverly Hernández Castro, fue una decisión riesgosa para la Hacienda Pública, lo que llevó a su renuncia por estas discrepancias.

Los $365 millones del costo de la ruta 32 provienen de un préstamo que requirió entregar el contrato a CHEC. La construcción ha estado marcada por retrasos desde su inicio en el 2015.

¿Cuál es el interés de China en países como Costa Rica? Ser un instrumento geopolítico, permitiendo exportaciones con un impacto mínimo en la economía local a cambio de votos en la Asamblea de las Naciones Unidas en cuestiones como el reconocimiento de una sola China y las disputas en el mar de China Meridional.

Al igual que la Cuba revolucionaria de Gabo, China vende realismo mágico, y así debe entenderse.

gmora@nacion.com

La autora es editora de Opinión de La Nación.