Peligros de gastar las reservas

La política de Rodrigo Cubero nos dejó vulnerables, pero la decisión de intervenir el mercado cambiario debería ser técnica, no política

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El presidente Chaves le reclamó al anterior gobierno el haber usado “$2.300 millones de reservas para sostener artificialmente el tipo de cambio”. Eso, aduce el mandatario, dejó a su gobierno sin margen para controlar el tipo de cambio, en momentos en que la situación económica mundial es muy adversa para el país.

En la queja, Chaves tiene parcialmente la razón. Es cierto que entre el 2020 y mayo del 2022 las reservas internacionales del Banco Central bajaron.

La magnitud de la caída puede que esté entre lo dicho por el mandatario y lo afirmado luego por el actual presidente del Banco Central, de $1.263 millones. Las reservas fluctúan por muchas razones (depósitos del gobierno, reservas de bancos, préstamos externos del Banco Central e intervención en el mercado cambiario). Las fechas del inicio y final que se escojan como base para comparar influyen muchísimo en el resultado.

La caída no es despreciable. Las reservas están ahora en un rango cercano al mínimo “deseable”, según estimaciones que un estudio del Banco Central determinó. Por lo que sí es cierto que la situación deja poco margen a la nueva administración del Central para intervenir el mercado cambiario.

La justificación de la caída la dio en numerosas ocasiones el anterior presidente del Banco Central, Rodrigo Cubero: mitigar el choque externo sobre la economía y, particularmente, sobre el tipo de cambio, causado por la pandemia.

Sin la intervención del Central, probablemente, el tipo de cambio estaría mucho más alto de los ¢680 y la gasolina, aún más cara.

Como se lo advertimos algunos analistas a Cubero hace varios meses, la combinación de tasas de interés muy bajas y pérdida de reservas llevaría al Central a una posición muy comprometida, en caso de que las circunstancias se tornaran menos favorables que lo previsto. Y así está sucediendo.

Ahora bien, el enojo de Chaves es porque no puede hacer lo que Cubero hizo. Ya no puede gastar reservas para controlar el tipo de cambio ni puede usar la estrategia para amortiguar el alza en el precio de los combustibles.

De todos modos, la idea es peligrosa. La política de Cubero nos dejó vulnerables, pero la decisión de intervenir el mercado cambiario debería ser técnica, no política.

lmesalles@ecoanalisis.org

El autor es economista.