69 minutos

Hasta ahora se conoce que en una hora y nueve minutos, la ministra de Salud movió cielo y tierra para cerrar Parque Viva, mientras a Saprissa, por un caso parecido, hasta le dio tres meses para remediar problemas de seguridad a la vida en su estadio

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69 minutos. Eso le tomó a la ministra Joselyn Chacón poner al Ministerio de Salud, el martes 5 de julio, a tramitar una “denuncia anónima” contra Parque Viva. La cadena de hechos es anormal y el viernes pasado este diario reveló cada paso.

Anormal, porque la ministra recibió el “anónimo” ese martes y lo que siguió deja perplejo a quien conoce cómo opera Salud cuando un ciudadano, cédula en mano, acude a denunciar. Sí, semanas, meses. Y, difícilmente, logrará que la ministra se meta de cabeza en un reclamo.

Pero ese martes, Chacón hizo méritos para el Guinness. A las 12:38 p. m. envió el “anónimo” desde San José hasta la sede en Alajuela. Allí, en tres minutos, la doctora Karina Garita lo leyó, analizó, imprimió y lo selló a las 12:41 p. m.. Y tan eficientes fueron que a la 1:50 p. m. los inspectores ya habían ido al parque y emitido un informe. No había irregularidad.

5:26 p. m.. Tres horas y media después, en horario fuera de oficina, los voluntariosos inspectores recomendaron trasladar el “anónimo” al Ministerio de Obras Públicas y Transportes. Muy tarde. La diligente ministra se les adelantó y desde las 12:24 p. m. pidió criterios “urgentes”.

Lo que pasó el viernes 8 de julio es conocido. Sin aviso, sin derecho a defensa o a presentar plan remedial, cerró Parque Viva por las “enormes presas” en la calle estatal que lo circunda.

La arbitrariedad de Chacón quedó más que expuesta el 13 de octubre, cuando hizo todo lo contrario con el Estadio Saprissa. Pese a que “La Cueva” incumple normas de evacuación —dicho por Bomberos—, puso su firma para subir del 50% al 100% (21.000 personas) el aforo y dio tres meses al club para acumular el dinero de los arreglos y presentar un plan remedial. ¿No es que la ley es la misma para todos?

No. Aquí prevaleció la promesa de Rodrigo Chaves de “destruir” a Grupo Nación al quitar el motor financiero que significa Parque Viva para La Nación y acallar a sus periodistas por revelar el caso de acoso sexual en el Banco Mundial y la supuesta estructura paralela de financiamiento en su campaña.

La trama fracasó con la sentencia de la Sala IV. Un mensaje directo de que no pueden usar el poder para atropellar el periodismo incómodo y la libertad de expresión. Nunca más.

El autor es jefe de Redacción de La Nación.

amayorga@nacion.com