Granos y vehículos llegan a Japdeva por colapso de Caldera

Sequía en canal de Panamá también incide. Puerto limonense comenzó a recibir buques graneleros en noviembre y este mes recibió una embarcación con vehículos

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Granos y vehículos que usualmente ingresan al país por puerto Caldera, en Puntarenas, ahora también llegan por Limón, lo que aumentó el trabajo para la Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva).

Son varias las razones que motivan ese traslado del Pacífico al Caribe, pero, sin lugar a dudas, el colapso que sufre puerto Caldera desde hace muchos meses es la de mayor peso. En segundo lugar, la sequía del canal de Panamá, que impone límites al tránsito marítimo.

Japdeva confirmó que en noviembre recibieron los primeros buques graneleros en puerto Moín. Entretanto, una embarcación con 663 vehículos atracó la semana anterior en la terminal Hernán Garrón Salazar, en puerto Limón, donde usualmente atracan los cruceros.

La presidenta de la entidad, Sucy Wing Ching, confirmó, ante consultas de este diario, que el aumento en la atención de este tipo de barcos obedece a la situación en Caldera, así como a los altos tiempos de espera que deben afrontar al usar otras vías, y al mercadeo institucional.

La jerarca aseguró que, actualmente, la terminal tiene capacidad para atender cualquier tipo de buque granelero, ya que el puesto de atraque permite la maniobra de embarcaciones de hasta 13,5 metros de calado, mientras que los graneleros más grandes que llegan al país rondan entre 11,5 y 12 metros.

En la actualidad, Japdeva atiende en promedio unos 63 buques por mes, incluyendo cruceros y buques de mercadería general. Sin embargo, la entidad aún opera con una sola de las dos grúas pórticas, luego de que una de estas sufriera daños a finales del 2022 luego de ser golpeada por un barco.

Wing Ching afirmó que hay planes “de corto plazo” para adquirir nuevos equipos para la transferencia de carga.

Impacto en tiempos y costos

Representantes empresariales coinciden en que el colapso de Caldera es una de las razones fundamentales por las que mercadería que tradicionalmente ingresa por el Pacífico llegue por el Caribe, aunque señalan también otros motivos.

Para Rodney Salazar, directivo de la Cámara de Exportadores (Cadexco) la problemática en Caldera no solo ha aumentado, sino que las medidas paliativas anunciadas meses atrás siguen sin ejecutarse.

La sobreocupación de las instalaciones del puerto, aseveró, ha llegado al 120% en las peores semanas.

Según dijo, esta situación impacta no solo a los importadores de materias primas, sino también al sector exportador, ya que algunas navieras evitan ese puerto, lo que implica mayores costos en el traslado de mercaderías desde el Caribe hacia la capital.

Arturo Rosabal, presidente de la Cámara de Comercio, comparte la preocupación porque la situación de Caldera es cada vez más grave.

Aseguró que han visto el incremento en costos a causa de demoras, movilización de carga, bodegajes y alquileres de chasis, entre otros, que se reflejan en los costos finales de los productos.

“Hemos venido insistiendo en que se tomen medidas paliativas en el corto plazo para minimizar la situación, que ya hoy es grave. En el mediano y a largo plazo, urgimos que se ponga en marcha la licitación internacional”, declaró.

Por su parte, el director de la Cámara Nacional de Armadores y Agentes de Vapores (NAVE), Alfredo Salas, ratificó que el aumento en la llegada de barcos no tradicionales a Japdeva obedece a la situación de Caldera, pero también a los problemas de tránsito por el Canal.

Incluso, dijo, aspectos como la marea alta influyen, pues esta obligó a cerrar Caldera por varios días y ocasionó una fila de hasta 23 barcos en la bahía.

Salas explicó además, que debido a la dinámica comercial que fija la actividad de importación principalmente en el Pacífico, y la de exportación, el Caribe, muchas navieras procedentes de Asia o la costa oeste de Estados Unidos optan por hacer sus paradas en puertos donde pueden dejar mercaderías, pero también regresar con contenedores llenos. A eso se suman condiciones propias de la logística de las navieras basadas en sus propios itinerarios.

Esta situación ya comienza a impactar a importadores y comercio en general, que ven incrementados los costos de fletes y manejo de mercaderías.

En el mismo sentido, Rodney Salazar dijo que algunas de las embarcaciones que vienen desde el Pacífico también deciden atravesar el Canal para atracar en Moín por razones de inventario de contenedores.

En el caso de los graneleros, el fenómeno más bien sucede al contrario, ya que este tipo de embarcaciones llegaban a Caldera procedentes del Atlántico, para lo cual pasaban por el Canal. Sin embargo, las restricciones de tránsito hacen que deban esperar muchos días para pasar por ahí o pagar altos costos por las subastas de prioridad de paso, lo que también conlleva un aumento en los precios de los productos que transportan.

Futuro de Caldera

Frente a quejas y preocupaciones, el presidente del Instituto Costarricense de Puertos del Pacífico (Incop), Wagner Quesada, aseguró que ya se tiene una ruta para atender la crisis ocasionada por la congestión de puerto Caldera, donde el porcentaje de saturación es del 95%, cuando los promedios de ocupación óptimos no deberían superar el 80%.

La expectativa del jerarca es que, para octubre de este año, finalmente se cuente con el cartel de licitación para la modernización del puerto, y que un año después, las obras estén adjudicadas. La intención es que ese proyecto se desarrolle mediante una concesión que operaría a partir del 2026, una vez que venza el contrato de concesión actual.

Mientras eso ocurre, el Incop planea empezar a implementar una serie de obras paliativas con el objetivo inmediato de descongestionar el puerto.

Entre estas se encuentran mejoras en el flujo de camiones durante la jornada nocturna y aumento en la exportación de contenedores vacíos para mejorar la capacidad de almacenamiento tanto del puerto como de los estacionamientos transitorios.

Como única obra de infraestructura prevista dentro de esas medidas, se informó de que se invertirá alrededor de $1 millón en el acondicionamiento del sector conocido como los patios de la Purruja, para que esos terrenos puedan usarse para otras operaciones logísticas y, además, aumentar en un carril más el ingreso al puerto.

Quesada también confirmó que proyectan una disminución en la atención de barcos graneleros debido a las situaciones ya mencionadas.

Japdeva respira

Mientras se esperan las soluciones para el principal puerto del Pacífico, Japdeva aprovechará la coyuntura.

La entidad arrastra números rojos desde el 2019, luego de la entrada en operación de la Terminal de Contenedores de Moín, con lo que perdió cerca del 80% de las operaciones. Por ello, estaba urgida de nuevos negocios para mantenerse a flote, así como reestructurar su planilla.

A finales del año pasado, esa entidad confirmó que había completado los despidos que tenía previstos como parte de su plan de reestructuración, pero aún no lograba el equilibrio económico.

De acuerdo con datos del 2023, a finales de setiembre se habían movilizado más de 25.000 contenedores, que generaron ingresos por ¢6.786 millones (unos ¢750 millones mensuales en promedio). El gasto mensual solo de la planilla es de ¢488 millones, pero a ese rubro se deben sumar gastos operativos y de mantenimiento, entre otros.

Como parte de la estrategia para salir de la balanza negativa, la entidad apuesta por la construcción de bodegas para ofrecer servicios de almacenaje y atracción de nuevos volúmenes de carga, que serían movilizados en la terminal Gastón Kogan, en Moín.

En diciembre anterior, la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos realizó un ajuste tarifario que le significará ingresos por ¢13.300 millones anuales. Sin embargo, el aumento fue menor al pretendido por la entidad, que propuso ajustes que representaban, en promedio, ingresos por más de ¢29.000 millones.