Padres no saben qué hacer con sus hijos por cierre repentino de escuela en Cartago

Aunque cerraría hasta 2028, MEP decidió adelantar el candado para diciembre de 2022, debido al peligro de estar ubicada en terrenos de la empresa cementera Holcim

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Los padres de 104 alumnos de la Escuela Mario Fernández Alfaro, ubicada en un terreno de la cementera Holcim, en Lourdes de Aguacaliente de Cartago, no saben qué harán con sus hijos el próximo año, ya que el centro educativo cerrará el 21 de diciembre de forma definitiva. Aunque los papás sabían que la escuela cerraría, creían que sería hasta 2028, pero de forma repentina, este mes les anunciaron que el cierre se adelantó para este año.

Esta escuela fue fundada el 10 de agosto de 1974 como un estímulo para que los hijos de los empleados de la planta de Holcim (ubicada en ese lugar desde una década antes) pudieran dejar a sus hijos allí mientras laboraban en la cementera y luego pasar por ellos al finalizar la jornada. Sin embargo, con el pasar de los años llegaron estudiantes de diferentes lugares fuera de la zona, incluso de familias que no vivían en la provincia.

A finales de agosto de 2020, se le comunicó a los padres de familia que la Dirección Regional de Cartago acordó cerrar la escuela en 2028 debido a tres razones: no hay comunidad circundante que atraiga a más niños en el futuro, existen otros centros educativos en zonas cercanas que podrían atender la necesidad y porque la escuela está en un terreno propenso a deslizamientos que no pertenece al MEP, sino a Holcim.

“Durante los años 2011 y 2015, el terreno presentó problemas de deslizamiento y se realizaron trabajos de canalización de aguas y contención, pero que no hicieron desaparecer el riesgo, según informes técnicos de Holcim, Comisión Nacional de Emergencias, la Escuela de Ingeniería Civil de la Universidad de Costa Rica y la firma consultora Geotecnia D’Geo”, detalló el Ministerio de Educación Pública (MEP) en aquel momento.

Además, desde el 2017 el Ministerio de Salud emitió una orden sanitaria e instruyó al cierre técnico de la institución y un año después la cementera también dictó un ultimátum para que se liberara su terreno, ya que alegó que esa zona incluso fue catalogada como industrial en el plan regulador de Cartago y porque el continuo tránsito de vehículos pesados con materias primas representa un riesgo para los escolares.

Sin embargo, aunque el cierre estaba pactado para dentro de seis años, el pasado 4 de enero la jefa del Departamento de Desarrollo de Servicios Educativos del MEP, Ana Patricia Mora Céspedes, le envió un oficio al director regional, Víctor Hugo Orozco Delgado, para indicarle que en noviembre de 2021 la Comisión de Regulación de la Oferta Educativa de Planificación Institucional acordó adelantar el cierre para diciembre.

Mora señaló que la decisión se tomó “ante el riesgo inminente y en aras de salvaguardar la seguridad de las personas estudiantes, las personas docentes y la comunidad educativa”. Además, se ordenó distribuir a los 104 alumnos en centros educativos aledaños a partir del curso lectivo 2023, coordinar con la Dirección de Recursos Humanos para resolver la situación de los docentes y funcionarios, así como definir el destino de los bienes actuales de la escuela y proceder con el cierre de las cuentas y la disolución de la Junta de Educación.

Posteriormente, el 17 de enero de este año, Orozco Delgado le comunicó a las familias que el Consejo Asesor Regional ratificó “las consideraciones de responsabilidad de mantener un centro educativo ubicado en las instalaciones de la empresa Holcim como un peligro constante para la integridad” de estudiantes y funcionarios. Además, aseguró que “dentro de la jurisdicción de la Regional hay capacidad locativa para atender desde este momento a todos aquellos traslados solicitados por los encargados legales”.

Consultado por La Nación, el director regional afirmó que “los padres fueron avisados con tiempo” y recordó lo perjudicial de que los alumnos sigan respirando el material que emanan las torres de Holcim. También resaltó que el 90% de la población estudiantil de la escuela es de lugares como Guadalupe, El Guarco, Oreamuno, donde tienen la oportunidad de asistir a otros centros educativos más cercanos, mientras que solo el 10 % es de Muelle y Barro Morado, las comunidades más próximas a la escuela.

Asimismo, destacó que en algún momento se hicieron esfuerzos para comprar un nuevo terreno y trasladar la escuela, pero el único lote que consiguieron se descartó porque se ubica a tan solo 800 metros de la Escuela Domingo Faustino Sarmiento, en Dulce Nombre de Cartago “y por la cantidad de estudiantes (104) no tiene sentido dos escuelas a menos de 1 kilómetros de distancia”. Empero, dijo que “sin campo no se van a quedar”.

Disconformidad y preocupación

A pesar de todos los argumentos, los padres de familia expresaron su preocupación porque ahora no saben qué hacer con sus hijos porque tienen dudas de si realmente el MEP les ayudará a reubicar a los estudiantes. También señalan que no quieren que cierren la escuela porque tiene buen rendimiento y ha traído muchos beneficios académicos a los pequeños.

“Esta situación viene en detrimento del estado de ánimo de los profesores y sobre todos los niños que lloran porque no quieren que la escuela cierre. Lo que pedimos es que se nos respete hasta el 2028. Ahora como la escuela está en proceso de cierre ya ni se invierte en material didáctico de las maestras, ni hojas, eso corre por cuenta de los papás y para colmo es una escuela de horario ampliado y no se ha nombrado a la cocinera por lo que hace dos semanas no tienen servicio de comedor”, dijo Marianela Aguilar, madre de un alumno de sexto. La mujer comentó que le parece extraño que se haya adelantado tanto el cierre, ya que alega que esta escuela la buscan mucho porque es pequeña y muy buena con la educación que imparte en distintas ramas.

José David Aguilar, vecino de Hacienda de Oro, a unos dos kilómetros de la institución, tiene una niña en tercer grado y dice estar preocupado porque las operaciones actuales del centro educativo se han visto afectadas por este tema. “No hay para material didáctico, no hay personal para el comedor y ya no hay busetas que den el servicio de transporte y, en el caso de nosotros, que tanto mi esposa como yo trabajamos, se nos dificulta el traslado porque el bus de la zona no es constante”, expresó.

“El inglés de esta escuela es excelente, tenemos otra hija que se graduó aquí y nos gusta el rendimiento académico. Queremos apoyo del MEP y también de Holcim por la parte de responsabilidad social de la empresa para que nuestros hijos puedan salir en el año 2028 que habían dicho al principio y se asignen los recursos adecuados para bien de ellos”, agregó.

Cristina Quirós, quien reside en la urbanización San Francisco en Agua Caliente y tiene dos hijos en tercero y sexto grado en esta escuela, aseguró que la situación la tomó por sorpresa y que no sabe qué hacer.

“Nosotros como padres nos asustamos de que nuestros hijos se quedarían sin institución. Muchos estudiantes se fueron a otras escuelas para hacer el cambio de una vez, pero esta escuela la buscamos porque tiene muy buenas referencias y por el horario y la ubicación geográfica. ¿Ahora dónde voy a meter a mi hija? Emocionalmente les ha afectado a los alumnos, antes eran dos grupos por nivel y ahora es solo uno. La calidad ha bajado y están sin comedor entonces hay que ponerles merienda fuerte”, mencionó.

Keyna Fernández, madre de una estudiante de sexto y tía de un alumno de quinto, destacó que ha escuchado que Holcim ni siquiera está presionando para adelantar el cierre y que la reubicación que promete el MEP no es tan sencillo porque ella ya ha acudido a otros centros y le han dicho que no hay disponibilidad.