Las empresas y personas muestran un poco menos de necesidad de recursos líquidos en colones, según refleja el saldo de las cuentas corrientes en moneda local, en el sistema financiero costarricense.
Dicho saldo, que registró una fuerte alza en el 2020 fruto de la pandemia, continuó a la baja en los primeros dos meses de este año, aunque todavía se encuentra por encima del monto que tenía antes de iniciar la crisis sanitaria.
La recursos en cuentas corrientes comenzaron a aumentar desde antes de la emergencia por la covid-19. El saldo pasó de ¢2,4 millones de millones, en setiembre del 2019, a ¢4,2 millones de millones, en setiembre del 2020; no obstante, a partir de ahí ha tendido a bajar hasta alcanzar ¢3,5 millones de millones, en febrero del 2021.
Reinaldo Herrera, director corporativo de Finanzas del Banco Nacional, explicó que en el caso de esta entidad, el saldo en cuentas corrientes ha aumentado este año al pasar entre diciembre y febrero de ¢1.116.510 millones a ¢1.165.922 millones.
“Sin embargo, ciertamente si comparamos el saldo de febrero 2021 con el máximo alcanzado en noviembre por las cuentas corrientes en junio pasado (¢1.483.712 millones), se tiene una disminución de ¢317.790 millones”, comentó Herrera.
“Esto es un comportamiento esperable dado el crecimiento atípico que tuvo este tipo de captaciones a raíz de la pandemia”, añadió Herrera.
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Explicó que buena parte de esos fondos se han trasladado a captación a plazo en la medida en que las necesidades de los depositantes por mayor rendimiento han sobrepasado la necesidad de mayor liquidez.
También, añadió Herrera, hay un factor estacional. Lo usual es que las cuentas corrientes disminuyan a inicios de año, luego de subir a finales del año anterior, en la medida que los depositantes han pasado las necesidades de liquidez de diciembre y redirigen esos recursos a inversiones de más plazo, detalló Herrera.
Carlos Fernández, exgerente bancario, explicó que durante el primer semestre de la pandemia las empresas aumentaron sus cuentas corrientes en colones porque no existía actividad económica importante, había un freno al comercio y a las actividades productivas, lo cual generó que las empresas dejaran fondos disponibles parqueados en estos vehículos.
Fernández explicó que en las cuentas corrientes pesan más las empresas que las personas, las cuales, generalmente, guardan sus fondos en instrumentos de ahorro a la vista o depósitos a plazo.
“A partir del momento en que se flexibilizaron las medidas sanitarias y la actividad económica arranca, en particular las empresas empezaron a usar los colones para compras de materia prima, producto terminado, compra de dólares para importaciones y pagos, lo que representó el uso de los saldos en cuentas corrientes y la correspondiente disminución”, comentó Fernández.
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Las cuentas corrientes en dólares, por su parte, han continuado con una tendencia al alza, lo cual, según Fernández, puede reflejar dolarización de los depósitos en colones.
La reducción que se presenta en las cuentas corrientes, añadió, no genera efectos negativos sobre los flujos de caja de los bancos, porque éstos se mantienen muy superavitarios en ambas monedas.
“No crecen en crédito, aumentan los depósitos, los fondos de inversión no captan recursos, el Banco Central inyectando liquidez a la economía con nuevos programas de liquidez y reducción de encajes. No se originaron problemas de liquidez en la banca, todo lo contrario, han aprovechado la necesidad de fondos del Gobierno para colocar el sobrante de liquidez”, explicó Fernández.