Rosario Sanabria, María González, Rodrigo Villalobos y Dennis Zúñiga siguen siendo tan genuinos, pícaros, risueños y chispas como lo fueron de niños.
El cuarteto integró por varios años el elenco de presentadores del programa infantil Recreo Grande –luego llamado RG Elementos– que se transmitió por canal 7 hasta mayo del 2016 y que desapareció como tal en febrero del año pasado.
El paso de ellos por el espacio acabó mucho antes de que Teletica cancelara la producción, aún así sus rostros siguen siendo familiares, a pesar de que algunos de ellos decidieron pausar su carrera en la televisión o alejarse del todo.
Rosario, María, Rodrigo y Dennis crecieron al mismo ritmo de sus televidentes: un público infantil que aún hoy, en la juventud o en la adultez, los recuerda. Es tiempo pasado, pero ese cariño sigue ahí. ¿Por qué?
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“Creo que por la esencia de cada uno. Fue como el factor diferenciador de cada uno de nosotros (comparado con anteriores presentadores del programa). Los cuatro éramos distintos pero muy auténticos y la gente conectó con eso”, considera María González.
La opinión de la actual administradora de empresas, periodista y exestudiante de Derecho la compartieron el resto de sus excompañeros de la televisión, quienes se reunieron una veraniega tarde de marzo en el Museo de los Niños para revivir sus tempranas épocas doradas. Un episodio inédito del programa que creó Tía Flory en 1976.
El reencuentro
Ninguno precisó cuándo fue la última vez que estuvieron juntos, incluso pudo haber sido hace 12 años, el tiempo que acumula Rosario retirada de las cámaras y los estudios de televisión. Por eso la algarabía de la reunión.
“Es muy chiva volvernos a ver y conocer dónde está cada uno. Los cuatro estamos en una etapa muy distinta de la vida y ver que a todos les va tan bien, alegra un montón”, dice Dennis Zúñiga, el que menos tiempo acumula desde que se despidió de los reflectores de RG Elementos: hace seis años.
“Para mí verlos y escucharlos es recordar todo lo que vivimos en este lugar (el Museo de los Niños) porque fueron montones de años los que veníamos semana a semana a grabar. Verlos nuevamente me trae todos esos recuerdos de una temporada de mi vida que marcó quien y qué soy ahora. Es chiva volver a verlos y confirmar que siguen manteniendo la misma esencia ya grandes”, afirma Rosario, quien se alejó del medio para dedicarse a los negocios que tiene con su esposo Mauricio Barrientos, y a la crianza y educación de Isabella y Victoria, las dos hijas de la pareja.
Las palabras de Sanabria abrieron las puertas a ese mundo de fantasía y diversión del que los cuatro decidieron formar parte desde infantes.
Se integraron a Recreo Grande siendo niños –a excepción de Rodrigo que ya tenía 14 años–, asumiendo una responsabilidad laboral precoz que implicaba no solo presentar un programa televisivo para niños como ellos, sino también asumir entrevistas con artistas nacionales y foráneos, realizar giras por el país y en el extranjero y arriesgarse a situaciones varias que solo pretendían llevar entretenimiento a casa.
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Así, entre luces, cámaras, micrófonos, sets de televisión y cheques de pago quincenal, vivieron los cuatro sus últimos años de niños, y de la misma forma le dieron la bienvenida a sus etapas de adolescentes.
Rosario ingresó al programa a los 9 años y permaneció ahí hasta los 17; Rodrigo entró con 14 y finalizó la etapa casi a los 20; María llegó a los 8 y a los 16 decidió renunciar al proyecto, mientras que Dennis asumió el trabajo a los 11 años y permaneció hasta meses antes de ser mayor de edad.
Ahora los cuatro reconocen que no les fue fácil estar desde niños frente a las cámaras, no solo porque debieron mezclar sus funciones en canal 7 con las propias de un estudiante de escuela o colegio, sino también por el acoso del que fueron víctimas por ser figuras de la tevé.
Sobre cómo fue llevar de la mano los estudios con el programa, coincidieron que ello implicó desde faltar a clases algunos días hasta trasladar a los aviones y hoteles sus responsabilidades de estudiantes.
Aún así, Rodrigo perdió octavo año del colegio y Dennis debió ir a ampliación de Matemática en tres ocasiones. “Yo era feliz estando ahí metido (en el estudio y las salas de edición). El colegio me comenzó a parecer aburrido y decidí salirme, me metí a un instituto y así saqué el bachillerato”, reseña Villalobos, un productor audiovisual, comediante, escritor, locutor radial y estudiante de improvisación teatral.
Asimismo el grupo acepta que tuvieron que ponerle el pecho a comentarios hirientes provenientes de compañeros de estudios o anónimos.
“Algunos de nosotros enfrentamos situaciones de bullying. Recuerdo recibir correos electrónicos con mensajes horribles de gente que no conocía, o llamaban a mi casa. Mami me decía: ‘Mirá lo importante que sos para algunas personas que hasta tienen necesidad de llamarte o escribirte para tales cosas’. El apoyo de los papás fue fundamental para poder enfrentar eso”, cuenta Villalobos, quien celebró que las redes sociales no tenían el apogeo de ahora en los años que estuvieron en el programa.
“Cuando entré al colegio fue el momento en que la gente me comenzó a molestar y aunque uno tratara de resistir las críticas siempre afectaban. Uno que otro comentario sí hería. Pero sí, el apoyo de la familia y los valores de cada uno fueron muy importantes en ese momento, también las amistades”, indica María González.
Dennis Zúñiga relata que la cercanía con Laura Vásquez (productora del programa luego de la muerte de Tía Flory, su mamá) les permitía abordar las situaciones personales que cada uno enfrentaba en las esferas sociales o escolares.
“Uno sabía que podía sentarse con ella y los demás compañeros de la producción a contarles lo que nos pasaba. Era nuestros segundos papás porque pasábamos mucho tiempo con ellos, incluso ellos nos preguntaban si alguien nos estaba molestando. Fue tener un apoyo muy bonito”, opina Dennis.
“Por dicha siempre fue más el apoyo”, dice Rosario.
Esos capítulos no eclipsaron la divertida etapa, que además les permitió tener un salario quincenal ¡siendo niños!
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¿Y el salario?
El pago era representativo, no hablan de montos, pero sí les sirvió para darse algunos “lujitos”.
“Unos años no sé qué se hacía la plata porque yo no tenía noción, mis papás la recibían y ellos la administraban. Cuando estaba más grande ya la recibía y administraba yo para mis cosas”, revela Sanabria.
Rodrigo dispuso mucho de ese salario a contribuir con los gastos en la casa y Dennis y María lo destinaron al ocio.
“Ahorraba mucho, les daba buenos regalos a mis papás para Navidad o los días del Padre o la Madre. También salía con mis amigos al cine y me podía comprar palomitas y nachos, y después podía ir a comprarme una camisa o algo que quisiera”, dice con orgullo y entre risas.
María también la ahorró y a los 15 años logró uno de sus sueños: regalarse así misma un viaje en crucero.
Pasó de todo
Los cuatro usaron parte del salario para comprarse cosas en los viajes internacionales que realizaban en el programa. Fue en esos periplos donde se acumularon las anécdotas que se detienen a narrar en esta reunión.
“Yo no vuelvo a Perú con Rodrigo pero ni loca. Fue lo peor. Me puedo morir mil veces”, dice Rosario Sanabria.
De inmediato, Rodrigo Villalobos reseña con humor: “Estábamos en Perú y había que ir de Lima a Cuzco y eran como 20 horas en bus. Muchas vueltas, subidas y bajadas... Daban comida en el bus y yo comía de todo, de repente necesité una bolsa, pero no me llegó a tiempo: Me vomité encima de Rosario”.
“Yo lloraba del colerón, estaba bravísima. Le decía a Laura que no quería saber nada de Rodrigo”, resume Rosario.
A la vuelta de ese viaje les sucedió otro chasco. En la escala del vuelo en Ecuador, Rodrigo se bajó del avión y todos se fueron tras él. Al salir las autoridades migratorias de ese país les pidieron la Visa para estar ahí, documento que ninguno portaba. “A todos nos encerraron en un cuarto como cuatro horas hasta que se comunicaron con la Embajada. Rosario lloraba pensando en sus papás y yo le decía cosas como que no tosiera, no llorara para no despertar sospechas de nada”, revive Rodrigo Villalobos.
María y Dennis registran menos de esos episodios. “Por lo menos las experiencias mías fueron vacilonas, bonitas. Recuerdo un viaje a Canadá que se me congeló la lengua y no podía hablar o en Brasil que empecé a hablar un portugués que yo me inventé”, comparte la modelo.
Dennis, por su lado, recuerda: “En un viaje a Houston, salimos del aeropuerto, tomamos el carro y yo me dormí. De un momento a otro me despierto y me veo en la parte de atrás de un carro, en un lugar que no conocía y con gente con la que nunca había viajado, y me solté a llorar porque yo era muy chineado y extrañaba a mi mamá”.
A esas experiencias necesariamente le debieron poner un punto final para darle paso a la madurez personal y profesional de cada uno y espacio a la reflexión acerca de si el futuro de ellos era la pantalla y la vida rosa, o el ser audiencia de algunos excompañeros. También ellos se transformaron.
RG Elementos: el fin
Como programa, RG Elementos dejó de existir en febrero del año pasado.
Laura Vásquez, productora del espacio, contó que luego de la cancelación del programa en canal 7, intentaron mantener el espacio en YouTube mas no contaron con un apoyo comercial para sostenerlo al aire en esa plataforma.
Desde entonces RG Elementos se mantiene activo en Snapchat, Instagram y Facebook, donde se realizan dinámicas y concursos para mantener el contacto con el público. RG Elementos se dejó de transmitir en su aniversario 40.