Crítica de música: La ecología como enlace del arte

La naturaleza fue la dedicada de una noche de cuatro números musicales

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El concierto de cierre del primer congreso de Sostenibilidad, Ecología y Evolución funcionó como excusa perfecta para mostrar la creatividad que gira en torno a la causa ambiental.

El denominador común entre los invitados, antes que su propuesta musical, fue más bien su interés en aprovechar el arte para manifestar preocupación por la situación de nuestro planeta.

Es cierto que Monsieur Periné era el invitado estelar, pero la participación de tres artistas nacionales tuvo también alta relevancia. Vamos ahí primero.

El proyecto simbiótico de Manuel Obregón transmite una experiencia casi sinestésica, que permite asociar ciertas melodías con los colores de la naturaleza, ya sea el verde vivo del bosque profundo o el intenso naranja del atardecer.

Las progresiones melódicas del piano llegan a fusionarse con el canto de los pájaros toledos, mientras que la velocidad de las notas logra asociarse con la caída o la fluidez del agua.

En su presentación, Federico Miranda mezcló en su repertorio algunos temas de su siempre agradable Baula Project (2005) con nuevas obras que parecen retomar la propuesta de aquel memorable material. Suman ahora algunos sonidos más pesados y otras melodías hermosas, tratadas con cuidado, con el acompañamiento de secuencias y percusión en vivo.

Federico, ¿para cuándo un nuevo disco solista?

Bernal Villegas (con banda) presentó un repertorio alejado de su “habitual”. Lo suyo fueron temas dedicados exclusivamente a la naturaleza desde diferentes vertientes, incluyendo la protesta y la consternación, así como el llamado a convertir la preocupación en acciones.

Da gusto escuchar sus nuevas canciones.

La invitación a los tres locales fue acertada, no solo por su calidad artística sino también por la consciencia ambiental que los enlaza.

No hacer alusión al escaso público en el concierto sería una omisión importante. Es muy difícil ignorar las decenas de sillas vacías, especialmente porque pocas veces se ha visto el Anfiteatro Coca-Cola tan vacío, quizá desde que Faith no More tocó ahí.

No obstante, la energía en directo de Monsieur Periné hizo que aquello fuera apenas un detalle. La presencia del tema ambiental no es que está inmerso en la totalidad de sus líricas pero, al menos, se hace presente en discursos entre un tema y otro, ya sea sobre la reducción violenta del bosque seco tropical o sobre el inminente peligro para las especies con la tala indiscriminada.

Su música es tan acogedora como vibrante. Acompañados por un sonido casi perfecto (que se mantuvo desde el inicio del concierto), el grupo sabe manejar las emociones. Su presencia escénica y el uso de audiovisuales casi psicodélicos atrapa con facilidad.

No se sabe qué es lo que se está escuchando, ¿gypsy jazz, pop o un rejuntado de ritmos latinos?

Precisamente parte de la magia de la banda se encuentra en esa versatilidad, en esa mezcla perfecta que se luce con la voz de Catalina García y la fusión de sonidos e instrumentos de diverso origen.

El ensamble instrumental es de virtuosos, inspira entusiasmo multicultural, si es que eso existe. Salta a relucir la ejecución de las guitarras y los vientos, en arreglos ricos en colores e intenciones.

Su oferta, por ratos, inclusive logra sentirse atemporal.

La riqueza de su show está en la pulidez de su interpretación y en el espíritu alegre inevitablemente contagioso. Es un grupo que hay que escuchar casi de manera obligatoria. Dejarlo pasar sería una tontería.

El concierto

Artistas: Monsieur Periné, Manuel Obregón, Bernal Villegas, Federico Miranda.

Lugar: Parque Viva.

Fecha: 28 de setiembre.