Lynda Díaz se casa este viernes: ‘Esta vez siento que será para siempre’

A dos meses de cumplir 50 años, la expresentadora muestra sus reflexiones más maduras, repasa sus decisiones equivocadas y enarbola su amor y admiración por su esposo, Anthony Alfonso.

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Con una mesura que no le quita el tenor de emoción y amor, la exmodelo, expresentadora y empresaria puertorriqueña Lynda Díaz, esperaba en las últimas horas del jueves 7 de abril ubicarse en su casa de descanso en Aspen, Colorado, uno de sus sitios favoritos en la vida y que ella y su prometido –ya casi esposo– eligieron para unir formalmente sus vidas, este viernes 8 de abril.

A diferencia de algunas de las otras bodas previas de Díaz, en este caso el matrimonio se celebrara como algo al extremo íntimo, en el que solo les acompañarán los hijos de ambos. Nada más.... y para qué más, como dice ella.

Quien fuera una figura referente de la televisión y farándula de Costa Rica 20 años atrás, hoy vive un etapa de plenitud con su compañero incondicional, el farmacéutico y empresario estadounidense Anthony Alfonso, nacido en Florida de padres cubanos.

Tras dejar atrás sus otras experiencias matrimoniales y a poco más de 24 horas de convertirse en Lynda Díaz Alfonso, la conocida figura se refirió a sus sensaciones en esta nueva etapa de su vida que arranca, oficialmente, el viernes 8 de abril del 2022.

–¿Cómo se siente Lynda Díaz a tan solo unas horas de convertirse en la esposa de Anthony Alfonso?

–Me siento feliz, me siento plena y me siento muy segura de la decisión que estoy tomando.

–Muchas veces hablamos de que te gusta estar casada, te gusta el matrimonio, tener un compañero. Tras tus matrimonios anteriores y de estar soltera durante varios años, cuando conociste a Anthony, dijiste: “Este es. Este es el hombre que tiene todo lo que yo quería en un hombre, que quien fuera a ser mi compañero de vida, esperamos que ahora sí, para siempre”. ¿Qué cualidades tiene él, que te enamoraron al punto de decidirte por casarte?

–Bueno , desde el día que nos conocimos fue amor a primera vista. Yo no andaba buscando amor en ese momento, al contrario, estaba pasando por situaciones muy difíciles en mi vida, en primer lugar la situación de salud de mi hija Nicole (quien estaba en plena lucha contra el cáncer), más otros temas también de salud en la familia, mi mamá estaba un poquito enferma; a mí ni me pasaba por la mente que tuviera un espacio para el amor en ese momento. Sin embargo nos conocimos justo en tiempos en los que estaba yo yendo mucho a Texas para estar al pendiente de Nicole y de su hijita, mi nieta Ellie.

“Uno no cae en cuenta de que los planes de uno son unos y los de Dios otros. Anthony apareció en mi vida justo cuando yo más necesitaba un apoyo y el de él ya sido fuertísimo para todos nosotros. Hubo un contacto muy fuerte a primera vista pero ya luego ver la forma en que se comprometió de corazón con los problemas que estaba yo atravesando, cuando Nicole estaba con la época más fuerte luchando contra el cáncer en el hospital y que fue una cosa fuertísima para todos nosotros en la familia...

“Esa decisión de él de estar a mi lado me hizo ver que tenía un gran hombre dipuesto para mí y que Dios lo trajo en el momento en que tenía que haberlo traído... yo no lo busqué, sino que llegó a mí y la forma en que todo se dio ha sido una de las señales más hermosas de nuestra relación. A la hora de reírse todo el universo se ríe con uno, pero él llegó en el momento en que estábamos con el mundo encima y no solo se quedó, sino que nos apoyó como lo ha hecho hasta el día de hoy, así que a Anthony le digo que sí, sí y para siempre sí.

–Como complemento de tu vida, ¿por qué funcionan tan bien como pareja? ¿A qué se dedica Anthony?

−Pienso que funcionamos bien primero porque tenemos edades similares, ambos hemos vivido mucho en nuestras vidas, tenemos experiencias pasadas no tan buenas y a estas alturas ya sabemos tomar mejores decisiones, más maduras. A sus 60 años él es muy serio, muy capaz, un hombre de mucho éxito en sus negocios como farmacéutico de profesión. Me da mi espacio, me respeta al 100%, yo me siento valorada, ya no anda uno pensando que si es fiel u otras vainas, uno lo siente, no me da dolores de cabeza y ha sido una gran bendición. Siento que es mi complemento perfecto porque además siempre se ríe de mis ocurrencias y en fin, siento que es un complemento perfecto para unirnos en esta aventura juntos.

–Tienen un tiempo de convivir juntos, es decir, la boda va a ser la formalización de una relación de pareja ya establecida. ¿Por qué decidieron casarse?

Yo siempre he querido estar casada, lamentablemente no he tenido suerte o no se me han dado las cosas como uno esperaba: la primera vez fue muy traumática para mí; la segunda fue con Gary Austin, el padre de mis hijos gemelos, los menores, esa sí fue una relación hermosa que perdura hasta el día de hoy ya como grandes amigos, y la tercera vez fue un completo desastre, pero así, de terror casi desde el principio. Ya pasaron muchos años y hoy, a las puertas de la madurez de mis casi 50 años, siento que con Anthony todo es tan diferente... me siento tan segura.

Decidimos casarnos porque para nosotros es un paso muy serio, con él volví a creer en el matrimonio. Convivimos ya desde hace un tiempo e incluso por mis hijos tomamos la decisión de formalizar, es como ponerle un sello de “familia” oficial a la familia que hemos ido conformando con Anthony, mis hijos, los suyos y las dos familias.

–En otras de tus bodas ha habido muchos invitados, han sido ceremonias con mucha gente, mucha logística, mucha exposición. En este caso, se casan en Aspen (Colorado) y estrictamente con la familia más íntima de ambos.

Mirá, en esta boda yo no quise.. siempre al principio y hace muchos años atrás me gustaba mucho la boda grande, hoy ya en mi madurez entiendo que el gasto que implica una boda es ridículo, en realidad la estás haciendo para el disfrute de las otras personas, no es un momento íntimo para mí y mi pareja, en algún momento fue más para invitar alguna gente por un tema de compromiso por negocios, al final uno no le queda bien a casi nadie y siempre supe que después había críticas, etc. En esta ocasión, repito, es totalmente diferente. Lo quisimos hacer en Aspen, un pueblo hermoso en el que se han ido creando los gemelos y en general mis hijos, en tiempos de vacaciones. Vamos a ser solo él y sus dos hijos con sus parejas, y yo con tres de mis hijos; Nicole no nos acompaña porque acá está muy frío y nos preocupaba tener alguna emergencia con ella, Nicole no solo lo entendió perfectamente sino que pronto nos juntaremos todos con ella en Florida, para compartir todo lo de la boda.

–En junio próximo, cumplís 50 años. ¿Influyó ese detalle en que quisieran casarse, o sea, te gustaba la idea de cruzar el quinto piso, como dicen, junto con un compañero de vida?

– ¡El quinto piso! (se ríe) Bueno mirá , yo he estado lista para el matrimonio desde hace mucho tiempo, sin embargo ya estaba empezando a resignarme porque entre más gente uno conoce en el camino se percata de que no es cualquiera el que te aprecia. Lógicamente no es que estuviera frustrada porque igual tengo un lleno espiritual gigante con el amor de mis hijos, mi nieta, los viajes, que son algo que me encanta y me llena, pero no te niego que conocer a alguien como Anthony en este momento de mi vida ha sido una bendición increíble. Por eso no quisimos esperar mucho para tomar la decisión de casarnos, tenemos casi dos años juntos pero la gran diferencia es que esta boda no es impulsiva, es una decisión bien pensada y yo siento en mi corazón que Anthony será mi compañero por el resto de mi vida.

–Desde que estás con Anthony se te nota muy feliz, centrada, quizá hasta más madura. ¿Qué fue lo que te enamoró de Anthony?

–Como te dije, yo lo conocí en una de los momentos más duros de mi vida, asumir y confrontar la enfermedad de Nicole. Fue mi refugio, aparte de todas sus virtudes como compañero de vida y fue la misma Nicole la que nos explicó a todos que la enfermedad de ella no podía ni debía ser una traba para nosotros, que como familia teníamos que continuar. Yo sé que tal vez muchas personas no lo entienden y a veces he sido muy criticada al seguir una vida “normal”, pero eso a mí ya no me importa.

Como familia hemos seguido todos con nuestros proyectos, siempre enfocados en Nicole como prioridad. Cuando yo no puedo ir a Texas va Linda Liz. Hemos aprendido todos a tener un balance y ahora además estoy trabajando en el lanzamiento de productos de estética y hasta volví a estudiar ¡tengo compañeritas de 20 años! Me aman, las amo, ha sido impresionante, son gente muy trabajadora y sencilla, gente que uno no conocía y que se han acercado a felicitarme y a agasajarme con un cariño genuino e impresionante; ahí es donde uno piensa que algunos amigos que uno creía no son tan amigos, incluso hay gente que no me conoce y me dedica unas líneas tan bonitas en Instagram... Ah bueno y hasta eso, esto de meterme en la academia me ha impuesto disciplina, varias horas diarias y Anthony se sienta conmigo a estudiar por las noches, es maravilloso él.

–Tenías años de no sentarte en un aula ¿te jalaste alguna torta así como de carajilla?

-- ¡Cómooo! Claro, el otro día me fui a almorzar y me demoré, llegué media hora tarde y me dieron un warning (advertencia), me sentí malísimo, me dieron hasta aganas de llorar, me sentí como una niña de quinto grado. Pero igual eso me encanta, uno nunca termina de aprender y hay que respetar el trabajo de los que nos están enseñando y de quienes estamos aprendiendo. Esa fue una pequeña pero gigante lección, de lo juro, no volví a llegar tarde jamás.

–¿Se puede saber adónde irán de luna de miel?

La luna de miel la vamos a celebrar en Qatar, y luego vamos a ir a Bali (Indonesia). Yo soy de creencia budista y aunque él no es budista, practicamos ambos la meditación, y Qatar porque es un lugar hermoso, nos queda en ruta y estamos ansiosos por conocerlo.

–Como se ha dicho muchas veces, la Lynda Díaz de sus años mozos y sus ‘loqueras’ ha mutado a una mujer de casi 50, con la misma esencia de siempre pero más madura. ¿Así te sentís?

– ¡Sí¡ Eso que dices de cuando tenía 20 o 30 años y mis loqueras pues sí, me acuerdo de las loqueras, sigo siendo igual como tú dices, pero con más conciencia y encontré en mi compañero porque Anthony es como yo o tal vez un poco más loco, en le sentido en que como buen deportista que es, esquiamos juntos, corremos jet sky juntos... nos gusta salir en la noche, nos gusta el ritual de vestirnos y ponernos guapos. Él es mi cómplice y nos gusta pasarla bien.

– ¿Si tuvieras que dedicarle unas palabras, así, desde el corazón, a Anthony, qué le dirías?

– (Toma una pausa) Le diría que gracias por haberte aparecido en mi vida, eres un amor sin condiciones, me hacés vivir la belleza de momentos simples que había olvidado en medio del diario vivir...

“Me enseñó a volver a creer en el amor, a creer en que no todos los hombres son infieles. Desde su comportamiento el primer día yo lo sentí, es alguien a quien yo no tengo que ayudar a surgir, él está hecho y ya yo estoy hecha... Dios me lo envió a salvarme, a rescatarme, viene para nosotros un disfrute en familia, me he vuelto más ermitaña, me gusta el distanciamiento del ruido, la gente ruidosa ahora me ataranta. A los dos nos gustan las mismas cosas y bueno, solo puedo agradecer y tener la certeza de que las cosas le llegan a uno no cuando uno las pide, sino cuando Dios quiere. Anthony no pudo haber llegado en mejor momento, y por eso mañana (viernes) estaré inmensamente feliz de convertirme en su esposa.