Édgar Silva, Patricia Figueroa y Fabiola Herra recuerdan las navidades mágicas de su niñez

En esta época de ilusión, unión familiar y detalles para los seres queridos, Édgar Silva, Patricia Figueroa y Fabiola Herra traen al presente lo que les dio felicidad durante las Navidades de su infancia

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Si hay algo que la época navideña regala son los recuerdos. Esas memorias que al repasarse se sienten como un detalle especial en el presente. Édgar Silva, Patricia Figueroa y Fabiola Herra hicieron un viaje a sus infancias y recordaron esos momentos y obsequios que aún hoy les hacen sonreír.

Édgar Silva: el recuerdo navideño que atesora 50 años después

Cuando piensa en las navidades de su infancia, a Édgar Silva le viene a la memoria su natal Liberia, en Guanacaste, y las decoraciones de su casa. El periodista es el menor de cinco hermanos y la más cercana a su edad es cinco años mayor, por ello, recuerda la época siendo el niño de la casa.

Hay recuerdos que el presentador de Nace una estrella, de Teletica, atesora desde hace 50 años. Aquellos regalos inolvidables que recibió incluso antes de sus tempranos seis años.

“Recuerdo un triciclo, era moradito, y un carro de marca Tonka, con llantotas. Esos, recuerdo, me los trajo el Niño. También me acuerdo de mi bicicleta, que me generaba ilusión, pero esa me tocó ir a escogerla a la tienda”, contó.

Silva creció en un hogar en el que siempre hubo una dedicada decoración de parte de su mamá, quien fue maestra de kínder. Había arbolito y el tradicional portal. Particularmente no olvida un singular “árbol de navidad”: una rama de flor de itabo.

“Seguro no había plata, aunque también recuerdo que era difícil conseguir pinos en Liberia. Luego, compramos un árbol de plástico”, rememoró.

Otro de los recuerdos de Édgar tiene que ver con las visitas que llegaban a su hogar. Su familia era muy “sociable” y era común que cada 24 de diciembre los visitaran amigos y tíos.

“También en Liberia está la tradición de la Pasada del Niño, que empezaba a las 6 p. m. Escogían a dos chiquitos que, en un cochecito, llevaban la figura del Niño Dios para ponerlo en el pesebre. El recorrido era por las calles y detrás iba gente cantando con luces de bengala. Luego, se llegaba a la casa de donde salía el niño y daban repostería, horchata y confites”.

Después de la Pasada, llegaban a la casa como a las 8 p. m., ya a esa hora se presentaban los invitados. Después, era comer y dormirse. El sueño lo vencía; para él era mejor, pues lo emocionaba saber que al despertarse iba a tener su anhelado regalo.

El sabor a la Navidad

Patricia Figueroa, presentadora de Giros, de Repretel, atesora las fotografías navideñas de su infancia en su natal Perú. Recuerda las tradiciones, muy parecidas a las costarricenses, esas costumbres ticas que desde hace décadas son las suyas sin dejar de lado sus raíces.

A su memoria vienen el pavo, el puré de camote y el panettone con chocolate caliente. Justo es en este postre el que aún saborea en Navidad como cuando era niña.

“Aquí hay una gente que lo prepara tal cual. Siempre lo compro para recordar aquellas épocas; me fascina. Es un panettone peruano que es diferente al italiano, pero muy rico”, comentó.

La presentadora de 54 años destacó que lo más relevante de la época es compartir en familia y reunirse con seres queridos. “Lo más bonito es celebrar el nacimiento de Jesús, que es nuestro Salvador. Eso es lo más hermoso”.

Volviendo al pasado, Patricia, una de las personalidades más sólidas de la televisión, sonríe al rememorar los obsequios que la hicieron feliz.

“Lo que más he celebrado es la primera Barbie que me regalaron. Anhelaba tener una Barbie. Eso fue una locura. Más bien cuando me casé y venía para acá, que era mudanza completa, no me pude traer todo y le regalé la colección a una prima mía. Me hubiera encantado heredársela a mi hija. Tuve que dejarla (la colección) atrás, no podía traerla”, comentó.

Además de sus esperadas Barbies, la emocionó recibir una bicicleta con rodines y la experiencia a usarla sin ellos.

“Son de las cosas más lindas de la niñez. Pasé en bici toda mi infancia. Eso fue parte de una infancia muy linda”, agregó.

“Me costaba dormirme de la emoción”

La presentadora Fabiola Herra vive con mucho entusiasmo la época navideña; ahora, vive una ilusión diferente al celebrar junto con sus hijas Lucía y Sofía Badilla.

En medio de actividades de la época y de afinar los últimos detalles para una Navidad distinta, en la que trabajará en las transmisiones de toros de Multimedios, la periodista evocó lo mucho que disfrutó cada diciembre cuando era una niña.

“Tuve una infancia muy bonita. Jugué mucho, tuve muchísimos amigos en el barrio, siempre (en esta época de vacaciones) jugábamos policías y ladrones, escondido, oficina, Barbies y jackses”, recordó risueña.

Herra cuenta que creyó en Santa Claus hasta que tenía 11 años. Cada diciembre, el ritual en su casa era el mismo: ella y sus hermanos debían acostarse a las 11 p. m. del 24 de diciembre; cuando despertaban el 25, los regalos les esperaban a un lado del árbol. “Me costaba mucho dormirme de tanta emoción”, dijo.

A la fecha, más de 30 años después, Fabiola tiene muy frescas la ilusión y la sorpresa que vivió al recibir tres presentes.

“Hay tres regalos que siempre recordaré con todo mi amor. Primero fue cuando nos regalaron a mi gemela y a mí nuestras primeras bicicletas; eran rojas. La otra vez fue cuando mi hermano mayor, Luis José, me regaló mi primer micrófono; eso me hizo demasiado feliz. Y la otra Navidad, recuerdo que nos regalaron una casita grande para jugar muñecas; al día siguiente salimos y ya estaba armada en el patio con cocinita, refri, mesa y todos los implementos. La verdad es que fui muy feliz, gracias a Dios”, concluyó.