¿Quieren cancelar ‘Blancanieves’? Critican atracción de Disney por “beso no consensuado”

En California, el parque temático Disneyland está en la mira por destacar el beso con que el príncipe despierta a la envenenada protagonista.

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¿Quieren cancelar Blancanieves? Es una de las preguntas que surgen luego de que, esta vez, la polémica gire alrededor de los personajes de la película de Disney, de 1937.

En esta oportunidad, la controversia se encendió después de que Disneyland reabriera sus puertas en California, Estados Unidos, después de meses de no estar operando por la pandemia. Entre sus novedades está la modificación de una de sus atracciones: Snow White’s Scary Adventure (La escalofriante aventura de Blancanieves), que ahora se llama Snow White’s Enchanted Wish (El deseo encantado de Blancanieves).

Lo que sucede es que, en lugar de terminar con la muerte de la malvada bruja, ahora la atracción finaliza en el momento en el que el príncipe besa a Blancanieves, mientras ella está en un sueño profundo tras ser envenenada con una manzana.

Posterior a ser besada Blancanieves despierta, tal y como por décadas ha mostrado la veterana película animada. El asunto es que ahora se inició un debate que señala que el beso con el que el príncipe la despierta “no es consensuado”.

Quienes pusieron sobre la palestra dicha discusión, fueron algunos periodistas del San Francisco Chronicle (SFC), quienes están criticando al parque porque “no puede ser un beso de amor verdadero si solo una persona, en este caso el príncipe, sabe lo que está pasando”.

Lo expuesto generó un debate entre quienes plantean “cancelar” la historia de Blancanieves y quienes dicen que este cuento es de un siglo pasado, replican medios internacionales como Clarín y As.

“Blancanieves está dormida y, por lo tanto, el beso no fue consensuado. ¿No estamos ya de acuerdo en que el tema del consenso en los primeros filmes de Disney es un aspecto problemático? ¿Y que enseñar a los niños que besar a una persona, si ambos no están de acuerdo, no está bien?”, plantea el diario SFC.

Como es sabido, esta no es la primera vez que productos de Disney están en medio de la controversia. En enero la compañía incluso bloqueó, en su plataforma de streaming, algunos de sus contenidos para niños menores de siete años debido al mensaje racista que se exponía en películas como Peter Pan, Los aristogatos y Dumbo.

Antes de reproducirlas, desde un perfil para mayores de siete años, aparece una leyenda que indica que los estereotipos allí presentes “estaban mal y están mal hoy”. Sobre el por qué deciden mantener los contenidos y no borrarlos, la plataforma explicó que en lugar de eliminar este contenido, “quieren reconocer su impacto dañino, aprender de él y generar conversaciones para crear juntos un futuro más inclusivo”.

“Disney tiene un compromiso para crear historias con temas inspiradores, que reflejen la rica diversidad de la experiencia humana en todo el mundo”, dice la advertencia que aparece antes de reproducir algunas películas.

Clarín consultó a la escritora Carola Martínez, especialista en literatura infantil, sobre la situación reciente en la que muchos contenidos han sido cuestionados. La especialista comentó: “las continuas revisiones de los clásicos por parte del mundo adulto marcan muchas cosas interesantes. La primera es que no toman en consideración que son narraciones que datan del siglo XVII y que en ese contexto de producción no existe ninguna posibilidad que estén en concordancia con lo que piensa la sociedad cuatro siglos después”.

Cultura de cancelación

En los tiempos recientes, tener una voz en redes sociales o en medios de comunicación, ha provocado que las personas expongan sus puntos de vista y dejen de normalizar conductas que hoy día se consideran inadecuadas.

En marzo pasado, hubo todo un movimiento para cancelar a Pepe Le Pew, el zorrillo a quien señalaron de acoso, por su asedio, abrazos y besos no solicitados a Penelope Pussycat.

Los ojos se volvieron a posar en el zorrillo de los Looney Tunes de Warner Bros, luego de que el periodista del New York Times, Charles M. Blow, señaló a la mofeta francesa como un personaje que normalizaba la cultura de la violación.

Blow sustentó sus aseveraciones con el siguiente ejemplo: “1. Agarra/ besa a una chica repetidamente, sin consentimiento y en contra de su voluntad. 2. Ella lucha poderosamente para alejarse de él, pero no la liberará. 3. Cierra una puerta para evitar que se escape”, explica.

Adicionalmente se señaló al ratón Speedy Gonzales por discriminación y el racismo que proyecta su personaje. Luego, los usuarios de plataformas sociales empezaron a mencionar a otras figuras ficticias que han perpetuado acciones consideradas inaceptables en tiempos actuales.