Bisabuela de bebé desaparecida habla del único sospechoso: ‘Para mí sí fue él’

Presunto implicado en la sustracción, de apellido Casasola, es el padrastro de la mamá de la bebé. Purga seis meses de prisión preventiva por sustracción agravada de menor. Búsqueda en finca de caña no ha dado resultados.

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

El domingo pasado, un hombre con una capucha verde y una mascarilla salió de un chayotal y se le acercó a una joven madre de 13 años mientras vendía números a un kilómetro de su casa en Mata de Guineo, en Cervantes de Alvarado, Cartago, para quitarle a su bebé y salir corriendo por la misma plantación de donde apareció.

El principal sospechoso de la sustracción de la pequeña Keibril Amira García Amador, es un hombre de apellido Casasola, padrastro de la mamá de la bebé y a quien se le impusieron este martes seis meses de prisión preventiva mientras se le investiga por la sustracción de la menor.

---

La bisabuela de Keibril, Auxiliadora Cerdas, sostuvo que para ella Casasola fue quien se llevó a la pequeña de nueve meses para aparentemente evitar una prueba de paternidad a la que debe someterse este miércoles y que confirmaría su posible parentesco con la menor. Si la prueba resulta positiva, también se le imputaría por violación, en perjuicio de la menor de 13 años.

“Yo soy muy sincera para hablar y para mí si fue él (...) Creo que la muchacha (su nieta de 13 años) lo reconoció desde el principio, pero no tenemos certeza porque tenía mascarilla”, dijo la señora en declaraciones a La Nación.

La sustracción de la infante ocurrió antes de llegar a Santiago de Paraíso, sobre la vía pública, en un lugar que los familiares describen como muy solo, de pocas casas y en su mayoría rodeado de plantaciones agrícolas. Mata de Guineo es una pequeña comunidad, a unos 20 minutos de Cervantes, donde la mayoría de los vecinos se dedican al cultivo de chayotes, así como hortalizas y legumbres.

La adolescente y mamá de la bebé estudia en el colegio, pero en ocasiones, como el domingo, salía a vender números para ayudarse con los gastos. Según Cerdas, hace poco recibió ayuda del Estado, pero igual cada vez que tenía oportunidad hacía rifas. Mientras la mamá asistía al colegio, la abuela Fabiola Amador, se quedaba en la casa cuidando a su nieta y a otra hija pequeña que tiene.

Sobre Casasola, la bisabuela añadió que nunca vio ni escuchó algún tipo de agresión o amenaza del hombre a su hija o su nieta; tiene aproximadamente diez años de conocerlo y su relación se volvió más cercana cuando estuvo con su hija Fabiola, con la cual tuvo una hija de dos años; sin embargo, ya no estaban juntos.

“No sé las razones, pero no fue por esta situación, porque de esto hasta ahora nos enteramos. Nosotros le preguntábamos (a la mamá de la bebé) quién era el papá, pero solo nos decía que un chiquito nicaragüense, pero ahora las sospechas caen sobre Casasola”, contó Cerdas.

Casasola, de 33 años, ya había purgado una condena por tráfico de drogas de cinco años y cuatro meses, de la cual quedó en libertad en 2015. Según agregó la Policía Judicial, el sujeto no tiene un trabajo fijo y se dedica a la mecánica de manera casual, es una persona callada y reservada.

“Es un dolor demasiado grande, la familia del sospechoso no se han acercado porque no querían nada con mi hija desde que ellos se dejaron. Estamos con peligro, tenemos que andar con cuidado porque uno no sabe”, añadió Cerdas.

Aunque entre Mata de Guineo y el Trapiche, una enorme propiedad dedicada al cultivo de caña en Juan Viñas de Jiménez, en Cartago, hay una diferencia de unos 14 kilómetros, la búsqueda se concentra en este lugar porque al parecer el sospechoso habría viajado hasta este sitio con la bebé.

“El Trapiche está después de Naranjo, antes de la entrada a Juan Viñas. Ingresamos este martes a las 6:30 a. m. cerca de 80 oficiales para el despliegue y la búsqueda de la menor. Las líneas de investigación del OIJ nos enfocan en este sector”, dijo Milton Alvarado, comisionado de Fuerza Pública en Cartago.

“Hemos corroborado ciertas llamadas y alertas de personas que han visto niños o bebés pero se han descartado”, precisó a este diario.

Randall Zúñiga, director interino del OIJ, confirmó que tres canes dieron positivo con el olor del principal sospechoso en la finca y se están peinando esos puntos. Ante la consulta de los periodistas de si esperaban encontrar a la bebé con vida, el jefe policial aseveró que “la esperanza es lo último que se pierde; no obstante, reconoció que dado el tiempo transcurrido (48 horas, al mediodía del martes), las posibilidades son cada vez más difíciles”.

Si el resultado de la prueba de paternidad es positivo a Casasola, el único sospechoso hasta entonces, se le imputaría un delito de violación por agredir sexualmente a la menor de 13 años.

“Desde la investigación si podemos indicar que es el principal sospechoso, pues parte de los indicios que se encontraron está un vehículo que lo manejaba él y que se vio en la zona (de Juan Viñas), así como unas pertenencias de este sujeto y otros indicios”, mencionó Rándall Zúñiga.

“La prueba siempre se va a realizar, tengamos o no a la bebé, porque tenemos otros elementos de ADN para poder realizarla”, sostuvo el director de la Policía Judicial.

El lunes por la tarde se realizó un allanamiento en la vivienda del sujeto, en el lugar se decomisó el automotor donde presuntamente habría trasladado a la pequeña de nueve meses.

Gloriana López, ministra de Niñez y Adolescencia, confirmó que la adolescente de 13 años está bajo protección del Patronato Nacional de la Infancia (PANI) desde el domingo y que ambas (madre y bebé) son víctimas, la primera por violación, y la segunda por secuestro.

“Costa Rica entera debe indignarse porque estas niñas no tuvieron un entorno protector en su familia, en su comunidad o en sus grupos más cercanos, sin contar que estuvieron expuestas al descuido y a la negligencia extrema”, añadió.