Acusados por doble homicidio quedan absueltos por falta de pruebas

Sujetos fueron investigados por crimen ocurrido el 7 de enero del 2020 en Tirrases de Curridabat

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La falta de pruebas permitió que dos hombres resultaran absueltos por un doble homicidio ocurrido el 7 de enero del 2020 en una barriada en Tirrases de Curridabat, donde los vecinos reportaron hasta 20 balazos. Este miércoles, los jueces del Tribunal Penal del Segundo Circuito Judicial de San José, en Goicoechea, resolvieron que los indicios aportados en el debate no eran suficientes para sentenciar a los individuos de apellidos Porras Morales y Rivera Granados.

Francisco Herrera, abogado de Porras, de 35 años, afirmó que “era una prueba que no daba la certeza suficiente y por el contrario había mucha duda, una investigación sumamente mala y débil, los delitos son muy graves, la Fiscalía pidió 50 años contra mi cliente pero la prueba no alcanzaba para eso”.

“En homicidios calificados se requiere que no haya duda, la certeza indubitable de que la persona participó y aquí muy largo de haber certeza, lo que había eran más dudas que otra cosa”, afirmó Herrera.

Porras, quien estuvo en prisión preventiva durante un año y ocho meses, ya quedó en libertad, mientras que Rivera sigue preso por otro delito que no trascendió.

De igual forma, el doble crimen tiene un tercer imputado, un menor de edad que tenía 15 años al momento de su arresto en el 2020, quien aún aguarda su respectivo proceso judicial.

El doble homicidio

El hecho ocurrió la tarde del 7 de enero del 2020, cuando en una balacera en la ciudadela Quince de Agosto perdieron la vida José Rodolfo Araya Oporta y Diego Esteban Salazar Donzón. Ambos presentaban impactos de bala en la cabeza y sus cuerpos quedaron en la entrada de una alameda, a cinco metros uno del otro.

Testigos habían indicado que se escucharon más de 20 detonaciones de arma de fuego y poco después observaron a los sujetos tendidos en vía pública. Las autoridades policiales encontraron en el sitio una pistola de calibre nueve milímetros, así como varios casquillos de ese mismo calibre. En el lugar también se ubicó una motocicleta.

Posteriormente trascendió que Araya y Salazar, ambos de 22 años, habían llegado al sitio a cobrar una deuda por drogas. Aunque iban armados y con dos camisas, para quitarse una y despistar a las autoridades en caso de tener que huir, el grupo rival se les adelantó y los emboscó en una motocicleta.

Salazar era padre de una niña de dos años y según los datos del Registro Civil, antes de irse a Alajuela vivió en San Miguel de Higuito, Desamparados.

De Araya Oporta solo trascendió que era nicaragüense indocumentado y que vivía en Pavas, lugar donde al parecer opera la banda que les encargó el cobro en ese sector de Tirrases.