‘¿Por qué no se matan ellos?, ¿por qué llevarse inocentes?’, reclama madre de muchacha asesinada por bala perdida

Yoselyn Valeria Mata Cubero, de 26 años, murió el 24 de julio del 2019 como víctima colateral de un pleito entre bandas en Cartago. Su crimen, cuatro años después, sigue impune

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Yoselyn laboraba en Tres Ríos en una empresa de préstamos y con lo que ganaba se pagaba los estudios con los que soñaba convertirse en trabajadora social.

El 24 de julio del 2019, su padre pasó por ella al trabajo y avanzaron hacia el Hospital Max Peralta, en Cartago, a recoger a su mamá que estaba en una cita médica por una tendinitis.

De regreso a la casa, cuando circulaban por la urbanización Manuel de Jesús Jiménez, don José Moisés Mata, escuchó como si una avispa se hubiera metido en el carro.

En realidad era una bala que rozó el cinturón de seguridad del conductor y se alojó en la sien izquierda de la muchacha, de 26 años, cuando estaban a solo 50 metros de llegar a su destino.

En medio de la confusión, don José frenó el carro, mientras doña Ana Cubero, la mamá, le gritaba a ambos que se bajaran porque era una balacera entre dos bandas enemigas.

La siguiente frase que escuchó la señora le quedó grabada para siempre: “No Ana, le dieron” a Yoselyn. De inmediato, papá e hija se devolvieron hacia el hospital, mientras la señora iba a la casa a buscar a su otro hijo, para encontrarse todos en el centro médico.

“Dicen que las balas me pasaban por todo lado, pero yo por la adrenalina ni cuenta me di, ni tampoco me impactó ninguna.

“Cuando salimos todo mundo estaba en la calle, había muchos policías y una patrulla nos llevó escoltados hasta el hospital, pero cuando me bajé el carro de mi exesposo ya estaba acordonado. Cuando llegaron al hospital ella se le desvaneció al papá”, relató doña Ana en entrevista con La Nación.

Yoselyn Valeria Mata Cubero, de 26 años, murió esa misma noche debido a una bala perdida.

Desde entonces la vida de la familia cambió para siempre. Doña Ana dejó los oficios domésticos y empezó a trabajar en una funeraria y la relación que tenía con el papá de Yoselyn se fracturó.

“Esto no se supera nunca, solo las que hemos perdido un hijo sabemos el dolor que llevamos dentro, especialmente para fechas especiales y cumpleaños. La verdad es que se le acaba la vida a uno. En mi trabajo ya me ha tocado con dos mamás y es terrible porque sentía el dolor de ellas”, relató.

Doña Ana tiene más de 30 años de vivir en la urbanización y reconoce que muy a menudo escucha balaceras.

Después de perder a Yos, como ella le dice de cariño, los vecinos le aconsejaron que se fuera, pero ella sostiene que ni en los mejores residenciales se vive seguro.

Han pasado casi cuatro años del ataque, y desde entonces evita pasar por el sitio y si alguien llega a su casa, le aconseja que se retire pronto, ante el riesgo de otro tiroteo.

Actualmente, ella forma parte de un grupo de seguridad comunitaria de la Asociación de Desarrollo, para aportar en la búsqueda de tranquilidad en la barriada.

Trabajan con las uñas, pues aunque hay una delegación de la Fuerza Pública muy cerca, solo tiene una patrulla para vigilar todo el distrito.

De los responsables de arrebatarle la vida a Yoselyn no tiene datos. Según relata, al principio hubo dos muchachos detenidos, pero luego los dejaron libres.

“No ha habido avance en el caso de mi hija, yo espero que se haga justicia... Si andan en banda, ¿por qué no se matan ellos?, ¿por qué tienen que llevarse tantos inocentes?”, reclamó.

La señora confiesa que desde la pérdida de su hija, ella no puede ver noticias, porque le duele ver el sufrimiento de otras madres a las que entrevistan por la muerte de seres queridos.

“Desde que murió Yoselyn no tengo ilusión de nada, porque la cargué por nueve meses y ella era una muchacha buena, trabajadora, humilde y que le gustaba ayudar a los demás, por eso duele más .

“En su momento me enojé con Dios porque uno se revela de ver que hay tanto muchacho en la calle y nada les pasaba, y a mi hija que no le hacía daño a nadie le pasa esto”, relató.

Colaboró la editora Vanessa Loaiza