Personajes 2020: Alexandra y Daritza, las madres que le abrieron la puerta al matrimonio igualitario

El 26 de mayo se convirtieron en la primera pareja del mismo sexo en casarse civilmente en Costa Rica, pero meses antes comenzaron una de las etapas más importantes de su relación: ser mamás.

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Alexandra Quirós Castillo y Daritza Araya Arguedas son dos mujeres valientes que no temen asumir retos juntas. El amor que se profesan es evidente y, sobre todo, poderoso.

Ese sentimiento las llevó a convertirse, el pasado 26 de mayo, en la primera pareja del mismo sexo en casarse civilmente en el país, tras la entrada en vigor del matrimonio igualitario.

Su historia comenzó a mediados de 2018, cuando Alexandra publicó en Facebook que tenía un gato en adopción y Daritza le envió un mensaje para decirle que estaba interesada en el felino.

Después de intercambiar algunos textos, acordaron encontrarse en el centro de San José y pasaron todo el día juntas. Hicieron yoga, comieron sushi y Alexandra aprovechó para tocar unas canciones en guitarra.

“Quedamos de vernos por La Cali, fuimos a sentarnos al Parque Francia, después fuimos a bailar y en realidad fue como sentirnos muy cómodas a pesar de que apenas veníamos conociéndonos”, contó Quirós.

El cariño entre ambas comenzó a crecer rápidamente y un mes después tomaron la decisión de vivir juntas. Aseguran que, en poco tiempo, forjaron una relación fuerte, sana y segura.

“Siempre dicen que las relaciones tienen que empezar por procesos o etapas, que hay tiempo para cada cosa, pero nosotras desde el inicio hemos hecho lo que hemos sentido y querido. Hemos sido mujeres con la libertad de decidir y esas decisiones son la que nos tienen acá juntas”, explicó Araya.

“Así fue como iniciamos, dejando que lo que sentíamos cada una por la otra fuera lo que marcara las pautas”, agregó Quirós.

Daritza es técnica judicial y estudiante de Derecho, tiene 25 años y es de Esparza, Puntarenas. Es una mujer amable, genuina, de familia, que busca superarse y buena en el estudio, según aseguró su esposa.

Por su parte, Alexandra nació en Desamparados, San José, pero creció en Guápiles de Limón. Es estudiante de psicología y docencia. Además, “es bastante esforzada, directa e intelectual”, presumió Daritza.

Estas dos mujeres dieron un paso gigante en sus vidas cuando decidieron contraer matrimonio, pero nada ha marcado tanto su relación como el día en que se convirtieron en madres.

El 14 de octubre de 2019 nació su hija, Kala. Desde esa fecha, su principal prioridad fue trabajar para que ella tuviera la mejor crianza posible en un ambiente de mucho cariño y amor.

“Ale ha estudiado libros y me ha enseñado cosas que tal vez con mi instinto yo no sé, pero hemos tenido que aprender muchísimo. Es como ponerle pausa a la vida de una. Aprender a ser una mamá es todo un mundo”, contó Araya.

Quirós dice que han tenido que limitar un poco su intimidad como pareja, pero que nada supera la felicidad que les genera estar con Kala. Destaca que bailar juntas es una de las actividades que más atesoran como familia.

Las mamás están en proceso de registrar a su hija con el apellido de las dos, pero han tenido que enfrentar ciertas trabas legales que deben ser resueltas por el Estado.

“La forma en la que estableció el TSE el reconocimiento para un caso como el nuestro, que tenemos una hija antes del matrimonio, es que debía ser mediante adopción, pero una pareja en nuestra misma condición presentó alegatos y resolvieron a favor de ellas.

“Ahora ellas pudieron ir a registrar a su hija con los apellidos de ambas sin ningún inconveniente. Porque antes decían que para ir a reconocerla debía presentarse un registro médico de la forma en la que fue gestada la bebé, pero ellas alegaron que eso es discriminatorio y además viola el derecho a la intimidad”, relató Daritza.

La técnica judicial considera que las instituciones públicas no estaban suficientemente preparadas cuando entró en vigor el matrimonio igualitario y que apenas han ido sobre la marcha, en carreras, haciendo cambios.

Boda histórica

Otro de los desafíos importantes que afrontó la pareja fue conseguir un notario que oficiara su boda, ya que la mayoría evitó ayudarlas por tratarse de dos personas del mismo sexo.

“Para ese tipo de matrimonios es mejor que las case una persona con los mismos gustos; yo prefiero no hacer ese acto”, les dijo uno de los abogados que consultaron.

Ambas sabían que no iba a ser fácil conseguir al profesional indicado, quien además tenía que trasladarse hasta el lugar de la ceremonia a media noche, ya que esa fue la hora que eligieron para casarse.

Al final, lograron encontrar a la notaria pública Ana Cecilia Castro Calzada, la cual no solo accedió a encargarse del acto, sino que también las motivó, llenó de energía y brindó seguridad para realizar la boda.

La actividad duró 18 minutos y fue transmitida por la página de Facebook de la campaña “Sí acepto, Costa Rica”. Se realizó en San Isidro de Heredia, en la casa que les prestó su amigo Hernán Hidalgo, mismo que se encargó del pastel y la decoración.

Las esposas tienen la costumbre de dejar todo para última hora y pasaron días muy agitados previo al evento. De hecho, afirman que fueron a conseguir sus vestidos la víspera de la ceremonia.

Decidieron que su matrimonio se transmitiera por la página de Sí Acepto porque querían dar un mensaje de amor al país, pero mencionan que fue un poco estresante por toda la atención mediática que recibieron.

“Nos sentíamos un poco presionadas porque sabíamos que nuestro matrimonio iba a ser transmitido en la página, pero no sabíamos que iba a trascender tanto”, dijo Daritza.

Varios medios de comunicación las buscaron la noche antes de la boda para pedirles entrevistas y, en los días previos, tuvieron que soportar a un grupo de diputados que trató incansablemente de frenar el matrimonio igualitario.

Aún así, las dos sabían que tenían un papel determinante y que debían proyectar su mensaje con valentía y orgullo, para empoderar a muchas otras personas sexualmente diversas.

“Hay personas que nos han hecho sentir invisibilizados, avergonzados o hasta pecadores, y el hecho de que supieran que había personas que estaban dispuestas a ser visibles y enfrentarse a los comentarios, sean positivos o negativos, era muy importante”, expresó Araya.

El matrimonio de estas mujeres marcó el inicio de una Costa Rica más consciente con los derechos humanos. Desde ese momento, un total de 457 parejas del mismo sexo se han casado en el país.

El Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) indicó que otras 21 parejas se encuentran en proceso de inscripción y que, del total de estos matrimonios, 409 se celebraron en territorio nacional y 69 en el extranjero.

Afrontar la discriminación

No es secreto: todavía quedan muchos costarricenses que discriminan a otros por su orientación sexual y les molesta que ahora todos tengan el derecho de casarse con quien deseen.

Alexandra y Daritza consideran que cuando el matrimonio igualitario adquirió legalidad, obtuvo mayor aceptación de parte de la población, pero que la gente que antes era homofóbica, todavía lo continúa siendo.

“Nosotras no somos de andar de la mano en la calle o ser visibles para que la gente note que somos una pareja, pero quizá si llegáramos a hacerlo puede que sí nos llegarían a atacar”, señaló Alexandra.

Ellas han vivido, en carne propia, episodios dolorosos e incómodos en donde las juzgaron por amarse y estar juntas.

Uno de estos capítulos fue protagonizado por la propia familia de Daritza.

“El problema ha sido la aceptación de parte de la familia de Dari porque a mí me aceptan como persona, me respetan, pero el tema de que seamos pareja y que nos quisiéramos casar, les chocó mucho.

“De hecho, cuando Dari le dijo a la mamá que nos íbamos a casar, ella le dijo que ‘no’, que ‘todavía estaba a tiempo y lo pensara bien’, que no iban a ir a la boda y que ‘obviamente’ no nos apoyaban ni nada.

“Después del matrimonio, otros familiares de Daritza también hicieron comentarios muy feos, hasta le dieron el pésame a la mamá. Después de eso las cosas se han ido suavizando más, pero como que digan ‘qué felicidad, mi hija se casó con una mujer’, pues no”, relató Alexandra.

Y es que la estudiante de derecho no solo ha afrontado retos familiares, sino también laborales. Cuenta que en un momento de su vida, tuvo que denunciar a su jefatura por hostigamiento sexual y actos de lesbofobia.

Además, luego de la boda, casi pierde su empleo.

“Cuando nos casamos y yo regresé al trabajo, me comentaron que me iban a cesar el nombramiento por razones absurdas y nosotras ya habíamos acordado que Ale se iba a quedar cuidando a Kali mientras yo trabajaba, entonces pensar que me podía quedar sin trabajo fue un reto muy difícil”, narró Daritza.

A pesar de las complicaciones, estos vaivenes las ha unido más como pareja y actualmente tienen muy claros sus proyectos de vida.

El primer pendiente es terminar la carrera profesional de cada una para conseguir una estabilidad laboral que les permita construir su propia casa (un objetivo que tienen en mente desde hace mucho tiempo).

Destacan que otro proyecto muy importante es poder educar a Kala y prepararla para cualquier eventualidad que pueda vivir durante su crecimiento.

Ambas anhelan que su hija crezca en un país libre y lleno de respeto. Que cuando la matriculen en una escuela no sea discriminada por tener dos madres y que las personas no la hagan sentir menos por su tipo de familia.

“Yo quisiera que haya un cambio social importante para que una ni siquiera tenga que explicarle a ella que tiene dos mamás. Que la diversidad en las familias sea algo natural, aceptado y respetado principalmente. Eso es lo que más deseamos, pero sabemos que el cambio será lento y que tal vez Kala llegue a su adolescencia antes de que eso suceda, entonces la idea es que ella esté preparada para adaptarse y no esperar que el país esté adaptado para la crianza de ella”, manifestó Daritza.

Estas madres han luchado contracorriente durante una buena parte de su vida, pero nunca se han rendido y cada vez apuestan por más. Ya tienen planeado tener otro hijo y constantemente ayudan a otras parejas que les piden consejos sobre maternidad y procesos de matrimonio.

Sin duda, han construido su historia en medio de muchas dificultades, pero han logrado que su amor sobrepase cualquier frontera. Son la prueba clara de que nada es imposible.