Pablo Gabas y Alonso Solís: los archirrivales que se convirtieron en mejores amigos

Después de años de enfrentarse por clásicos y títulos, hoy dos ídolos de la Liga y Saprissa son compinches de aventura. Sea en asados o en tertulias sobre Los Fabulosos Cadillacs, Pablo Gabas y Alonso Solís están ‘en un mismo equipo’, más allá de sus colores.

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Pablo Gabas siempre se ha visto como una persona sobria, seria, pero cuenta que cada vez que se junta con Alonso Solís, su personalidad cambia: se relaja.

Incluso mientras conversamos sobre la camaradería entre ambos, no hace más que soltar carcajadas a cada rato. Dentro del montón de historias y chistes que recuerda de su relación con el Mariachi, dice que hay uno en particular que le gusta contar.

Como ambos exjugadores se hicieron tan amigos (a pesar de haber portado camisas rivales cuando eran deportistas profesionales) es habitual que Gabas invite a Alonso a su casa. De por sí, Solís es fiebre de las parrilladas argentinas, las cuales no escasean en la casa del ídolo manudo.

“Lo que pasa es que, cuando nos reunimos un viernes en la noche, hay que apresurar a Alonso”, dice riendo Pablo, “porque si no, se me queda hasta el otro día y no hay forma de sacarlo”, agrega, soltando carcajadas.

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“Siempre la pasamos muy bien, pero hay que suspender a cierta hora porque si no Solís se me queda ahí en el sillón y si no toca que mi esposa lo termine echando”, dice vacilando, subrayando que hay una amistad entre ellos que nunca habría pensado después de años de encararse, férreamente, en la cancha.

Las vueltas de la vida

Fue a finales del 2017 que la idea de hacer un programa llamado Conexión Fútbol empezó a cocinarse en Repretel. Se trataría, como bien se sabe hoy, de un programa familiar con discusiones sobre fútbol, pero sobre todo con dinámicas y juegos entre figuras de este deporte.

En el 2018, en el marco del Mundial de Rusia, el programa apareció para quedarse. Han pasado cinco años y ha habido cambios en los panelistas, pero siempre ha contado con dos figuras inamovibles: nada menos que Pablo Gabas y Alonso Solís, ídolos de Alajuelense y Saprissa, respectivamente. Férreos rivales en cancha, pero hoy amigos íntimos. Un contraste de vidas que acabaron fusionándose.

Para cualquiera que haya seguido los últimos veinte años de fútbol en nuestro país, ambos nombres no le serán ajenos, pero siempre es conveniente recordar sus encuentros al pie del deporte.

Es curioso porque, por más que uno se hunda en hemerotecas de periódicos y videos, no hay demasiadas postales de Gabas y Solís juntos en la cancha. Los recuerdos de ambos como rivales están más en la memoria colectiva que en otro lugar.

Gabas, talento importado desde el cono sur, marcó no solo una de las etapas doradas de Alajuelense, sino que también tuvo un destacado recorrido personal.

Fue uno de los más gloriosos capitanes de Alajuelense, club al que llegó en la temporada 2004 después de su paso por Santa Bárbara. Fuera del país jugó con Necaxa, Querétaro y Chiapas en México; también militó en Patronato y Newell’s Old Boys de su natal Argentina.

Verlo en cancha hacía temblar rodillas. Tenía un horizonte de juego como pocos jugadores lo han hecho y, sin importar el rival, siempre había un respeto tácito por su capacidad (el país entero pidió su nacionalización para que jugara con la Selección Nacional, lo cual finalmente ocurrió), su divina zurda para rematar y hacer pases y, además, por ser un caballero fuera y dentro del terreno de juego. Nunca fue peleón ni polémico (algo que ha conservado hasta sus días extracancha).

Gabas tuvo una larga y sostenida carrera como deportista profesional, desde el 2001 hasta el 2018. Alonso Solís también tuvo una extensa carrera, eso sí, desde 1995 hasta el 2017. El morado tiene 44 años, mientras que el manudo suma 41.

De Solís, por supuesto, los elogios no escasean al recordar su trayectoria.

Apodado “El Mariachi” por su trabajo paralelo en la música, Solís destacó desde sus primeras apariciones en el club de Tibás. Al igual que Gabas, ocupó en su carrera el puesto de mediocentro ofensivo, siempre con vocación de buscar el gol y, al igual que el argentino, con una zurda capaz de goles olímpicos y “bañitos” para los porteros.

Siempre sonriente, se convirtió en una leyenda de la institución por su carisma, talento y por llevar la “10″ como pocos lo han hecho. Fue legionario en Chile, México, Noruega y Grecia, tuvo un paso extenso por Selección Nacional y siempre contó con el abrazo de su afición.

Cada uno recuerda al otro con elogios. En varias ocasiones y en distintos medios de comunicación, Gabas se ha deshecho en piropos hacia los dotes de Solís y viceversa. Es parte de su hermandad.

Eso sí: hoy en día, cuando se les pregunta a los dos qué es lo que más tienen en común, tanto Solís como Gabas coinciden en un punto: a ninguno de los dos les gusta perder.

“Es algo que se trae”, cuenta Gabas en la conversación, “porque ambos crecimos como jugadores con el apetito de ganar y ganar. Perder nunca fue una opción. Creo que nos llevamos muy bien porque compartimos esa vena”, dice.

Lo que catapultó su amistad

El primer encuentro que los exjugadores tuvieron una vez retirados fue cuando Alonso Solís trabajaba para el programa De boca en Boca, en Teletica.

Por ahí del 2017, al Mariachi le correspondió ir a hacer una nota sobre cómo Pablo viviría un clásico nacional de ese entonces. En esa ocasión, se estrecharon las manos, hicieron la entrevista y, por primera vez, hablaron como civiles y no como jugadores.

“No es que me cayera mal antes ni mucho menos”, dice riendo Pablo, “pero sí fue interesante sentarnos a hablar después de la entrevista y darme cuenta que era un tipo verdaderamente agradable”, recuerda el manudo.

Los meses pasaron y aquella charla fue una anécdota más, pero sus caminos pronto volverían a cruzarse.

Cuando se asomaba el mundial de Rusia, Pablo Gabas recibió la llamada de Pablo Guzmán, director de Deportes Repretel, quien se traía el programa Conexión Fútbol entre manos.

En una reunión antes de iniciar su participación en el programa, Guzmán le dijo a Gabas quiénes serían los panelistas que lo iban a acompañar. Entre los nombres le llamó la atención que uno de ellos era Alonso Solís.

“¡Uff!, me dije yo”, rememora Gabas. “Estaría Alonso Solís, rival de muchos años, el de la acera de enfrente. Qué locura que es la vida”, recuerda.

Por su parte, Alonso dice que “siempre siempre siempre” ha visto a Gabas como una figura de respeto. “Era muy serio cuando jugábamos, pero sé que era que siempre estaba concentrado en el juego, en querer ganar. Sabía que al compartir con él en el programa iba a ir descubriendo, poco a poco, cómo era él, más allá del futbolista”.

Lógicamente, ambos aprobaron a sus respectivos compañeros de panel porque los colores habían sido cosa del pasado y, genuinamente, nunca se lanzaron insultos en cancha, nunca se agarraron del cabello ni nada similar. Sus personalidades no son así.

Llegó el primer día de grabación, se dieron la mano y, el resto del equipo se encargó de amistarlos. El programa los puso a jugar juntos en un set con dinámicas como fútbol tenis, partidos de 3 contra 3, adivinanzas, charadas... Tenían buena química y, tras verse a diario, empezaron a caerse bien. “Fue algo muy natural”, rememora Pablo.

Conforme el staff de producción vio que se hicieron amigos, tomaron una decisión: desde ese entonces hacia adelante, procurarían ponerlos en equipos contrarios para juguetear con el morbo de sus colores.

A la fecha, cada uno se suda para ganar las dinámicas que se hacen en el programa. “Es que entre los televidentes va a haber morados y manudos; por consecuencia nosotros los terminamos representando”, reflexiona Pablo.

Los colores siguen presentes para ambos. De hecho, en los primeros años de Conexión Fútbol, tanto Gabas como Solís apostaban comida por Saprissa o por la Liga cuando se acercaba un clásico. Ambos confiaban plenamente en sus equipos y les parecía entretenido apostar por los clubes, aunque ellos ya no estuvieran en cancha.

“Para el resto de panelistas era lo mejor porque ellos siempre terminaban comiendo, sin importar quién ganara”, dice entre risas Alonso.

El gran hilo que los une

Uno como espectador tiene recuerdos vívidos y diferenciados de cada campeonato. Todos los que hemos seguido con fervor la liga de fútbol costarricense podemos, en mayor o menor medida, recordar jugadas que dieron un título, alineaciones, hechos históricos.

Curiosamente, para Gabas y Solís los recuerdos se mezclan. En sus cabezas está la bola, el césped verde, las camisas pasando de un lado a otro, el rugido de la afición y los inevitables sentires del gol, tanto para alegría como tristeza o frustración.

Cuando se les pregunta sobre algún partido en especial que hayan enfrentado, no pueden fijar uno. “Es que fueron muchos años”, dice Alonso; “es que el fútbol da tanto que cuesta elegir un momento así”, agrega Gabas.

El pensar sobre esa particularidad de su carrera, hace que ambos exfutbolistas encuentren un punto en común que no se habían percatado. “Ahora que lo pienso”, dice Alonso, “creo que algo que nos une mucho a Pablo y a mí es el estrés y el temor que puede dar la responsabilidad de pararse en la cancha en un clásico”, dice.

Antes uno pasaba en conferencias de prensa y debía verse serio. Ahora es una etapa muy linda porque Alonso y yo podemos vacilar juntos, reír y divertir a un montón de gente en todo el país. Es bueno saber que nuestra amistad hace eso.

— Pablo Gabas, exfutbolista

No importa en qué latitud del mundo sea; un clásico del fútbol siempre es lo más polarizante, lo más emocionante. Solís, al abrir su baúl de recuerdos, se explaya al respecto.

—Sabés, algo que yo sí he conversado en distintas ocasiones con Pablito es lo difícil que eran los duelos en ese tiempo. Para llegar a un clásico había que agarrarse duro porque en cualquiera de los dos equipos ibas a encontrar a jugadores con mucha capacidad.

—Cuando decís esto, suena como si esas experiencias generaran miedos o que pudieran dar inseguridades...

—Es que, cuando digo que hay que agarrarse duro, es que después del partido iban inevitablemente a hablar de vos. La afición, la prensa... Si habías hecho algo bien o mal, estabas expuesto ante todo y ante todos, entonces tenías que salir a cancha y dar todo de vos porque siempre hay una confrontación que te espera después del partido.

—Ese es un sentimiento que no cualquiera puede experimentar...

—Sí, claro. Por eso me gusta mucho hablarlo con Pablito; tener esos chances de compartir esos mismos sentimientos. El ser una figura pública va de eso. La realización personal también va de la mano, no solo con los goles, sino en hacer feliz a la gente que te apoya y muchas veces vos jugás bien, pero al frente tenés un gran equipo y las cosas no salían. Los clásicos siempre eran así: un punto de quiebre en la temporada.

Gabas se suscribe a los comentarios de Alonso. Cuenta que, para él, la tensión de los clásicos pasaba por un factor muy fuerte: la necesidad de ganar.

—El fútbol es impredecible. Uno lo sabe como jugador. A veces llegabas a un partido, el equipo venía jugando bien y las cosas no salían. Igual para el rival. Entonces uno sabe que siempre está expuesto a la crítica, pero yo siempre traté de mantenerme firme ante la exposición mediática para darle cuerpo y ánimo al resto del equipo. Las emociones son parte del juego y eso Solís lo entiende y lo comparte conmigo.

@conexion_futbol11

Está claro para algunos, otros se acomodaron, pero para ustedes, ¿quién fue mejor? 👀 #costarica #repretel #solis #gabas #futbol #mejo

♬ original sound - Conexión Fútbol

—Y si las cosas salían mal, ¿cómo llevabas ese sentimiento de saber que hay muchas personas afuera viéndote?

—Para mí el tema es que yo siempre quiero ganar. Es algo que llevo en la sangre entonces, si bien hay que saber lidiar con conferencias de prensa, con cuidarse con las palabras que uno va a decir, para mí siempre la lucha principal es interna. Yo siempre he querido y quiero ganar en lo que sea que haga.

”Es algo que converso mucho con Solís; él entiende eso. En que uno como referente tiene que ser fuerte hacia afuera, con su gente, pero también con uno mismo y la personalidad que tenemos. Lo bueno es que, creo que por ser así, pudimos hacer grandes cosas con nuestros equipos y ser felices y disfrutar el deporte por tantos tantos años”.

Un cambio en la personalidad

En los recuerdos de Gabas y Solís hay algo claro: solo en las victorias de campeonato se producían los momentos idóneos para mostrarse, frente a televisión nacional, su otro rostro, el de un ser humano más relajado, alegre, con emociones exacerbadas.

Con la champagne y la copa de campeón en mano, se podía reír, vacilar, saltar, gritar y cantar. Eran los momentos en que alguien podría decir: “mirá, este jugador es así”.

Pablo y Alonso admiten que, durante el resto de la temporada, debían dar un semblante más serio. Sí, podían hacer un festejo alocado para un gol, pero después del partido habría una conferencia de prensa donde debían ser más formales, más diplomáticos. La máscara social es un mandato en el fútbol.

Ahora, sus vidas son muy distintas porque las bromas, los chistes y las vaciladas están en su día a día.

Solís, por ejemplo, entró a la televisión en el 2016. Uno de sus primeros trabajos de mayor notoriedad los tuvo en el comienzo del programa De Boca en Boca, donde conversaba sobre chismes de farándula y hacía notas de color para el programa.

Gabas, al contrario, apenas se retiró en el 2018 fue contratado por Deportes Repretel para ser comentarista deportivo de partidos. Allí debía mantener su rostro serio y formal, pero a los pocos meses fue fichado para Conexión Fútbol, donde más bien debía sacarse las faldas.

A esas alturas de su carrera, aseguran que la vida posfútbol no los tomó por sorpresa porque siempre estuvieron habituados a la presión de las cámaras. No padecen temor de hablarle a un público masivo o enfrentar una entrevista con un periodista. Dicen que la presión del fútbol, cuando eran deportistas activos, los hizo madurar y que, más bien, en esta etapa de su vida en que están absorbidos por la tevé tica, su personalidad funciona diferente.

“Ahora uno pasa relajado”, dice Alonso. “Antes tal vez uno se acongojaba mucho porque representabas a una institución y tenías un contrato en que no podías dejar mal parado a nadie. Había que ser muy precavido. Ahora jugamos fútbol por vacilón y nos hacemos bromas. La vida es otra”, agrega.

Gabas, precisamente, cumple este 2023 cinco años de todos los días salir en la televisión. Admite que, cuando era jugador, albergaba muchas dudas sobre qué sería su futuro cuando colgara los tacos, pero que tenía un presentimiento en que Repretel tenía planes para él.

“No me había retirado y me llegó la propuesta de trabajar para ellos. Yo quería mantenerme activo y cercano a la gente. Claro: nunca me imaginé que el futuro que me esperaba era uno en que estaría en un programa familiar, haciendo feliz a todas las aficiones, más allá de la mía, y con exrivales como Solís, pero ahora convertido en un gran amigo”, dice.

Sus días ahora son muy tranquilos, dicen ambos. El fútbol, por supuesto, sigue siendo punto de unión y discusión para los dos. Alonso y Pablo conversan sobre el torneo nacional, sobre cómo ven a los equipos, pero aclaran que nunca con intención de chota o con vacilar al otro en caso de un resultado adverso.

“Es que hablamos de fútbol porque es lo que nos encanta”, dice Gabas, “pero siempre con respeto. Nunca nos bromeamos. Yo nunca ni me lo he planteado y sé que Solís tampoco. Nos gusta comentar qué jugadores hacen bien las cosas, qué buenos goles vimos y cosas así, pero nada que ponga en jaque nuestra relación”, aclara.

Fuera de Conexión Fútbol, Solís suele visitar la casa de Pablo para festejar su amistad con los infaltables asados argentinos, a los que el sudamericano honra con su maestría parrillera. Son ratos en que hablan de sus vidas, de sus familias, de sueños logrados y, también, de sus canciones favoritas de Los Fabulosos Cadillacs.

“Diay es que yo soy músico y a mí siempre me ha encantado todo lo que se hace en Argentina”, dice riendo Alonso. “Yo siempre estoy preguntándole qué escuchar o que ponga canciones de Los Fabulosos para pasar el rato en su casa. Siempre nos divertimos, siempre tenemos de qué hablar”, cuenta.

Al repasar todos esos episodios vividos, Gabas dice que, ahora fuera de las canchas, siente que comparte un mismo equipo que Solís; que ese sentimiento es un contraste muy irónico después de tantos años peleando porque solo uno de los dos se llevara la gloria.

“Me gusta pensar que nuestra amistad es como sentarse a pensar que somos seres humanos, más allá de ser jugadores. Que los colores son apasionantes, pero que siempre somos personas con sentimientos y con muchísimas cosas en común. Creo que ver el fútbol así hace que tengamos una relación más sana con el deporte. Todos estamos unidos por algo que nos apasiona y que encontramos en el juego una forma de ser felices”, finaliza.

Apoyo a Alonso Solís y su comunidad

Alonso ‘Mariachi’ Solís fue uno de los afectados por el incendio ocurrido el sábado 3 de junio en la Villa Gastronómica Los Yoses, en Montes de Oca. Ahí se ubicaba Coffee & Chill, su restaurante, el cual se quemó por completo.

Un incendio destruyó parte de ese complejo gastronómico, ubicado 200 metros al sur de la rotonda de la Hispanidad y del cual, además, Solís es uno de los socios. Unos 15 locales se quemaron, mientras que otros tuvieron daños parciales, según informó el Cuerpo de Bomberos.

Para reconstruir la villa se está realizando una campaña de donación de ₡5.000 y ₡10.000, los cuales se podrán canjear en la reapertura de la plaza.

Para ser parte de la donación basta hacer un SINPE Móvil de ₡5.000 o ₡10.000 al número 7187-0097. Con ese aporte, usted recibirá un cupón con su nombre y un código QR, que podrá hacer válido en el restaurante de su elección una vez sea reconstruida la villa gastronómica.