Rodolfo Villalobos demanda por difamación a proveedor que dice haberle entregado $2.000 en cada juego de la 'Sele'

El presidente de la Fedefútbol demandó por calumnias, injuria y difamación a Gerardo Chavarría, concesionario de todas las ventas de comida y bebidas en los juegos de la 'Sele' desde hace varios años

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

El presidente de la Fedefútbol, Rodolfo Villalobos, demandó por calumnias, injuria y difamación a Gerardo Chavarría, concesionario de todas las ventas de comida y bebidas en los juegos de la Sele desde hace varios años.

Según la querella, de la cual tiene copia La Nación, Chavarría asegura haber entregado personalmente a Villalobos “una donación” de $2.000 por cada partido en el que obtuvo el derecho de ventas.

El conflicto trasciende justo cuando la Federación decidió no contar con él para el fogueo contra Irlanda, este domingo 3 de junio, partido de despedida de la Sele previo al Mundial de Rusia 2018.

Chavarría envió un correo electrónico al auditor interno de la Federación Costarricense de Fútbol, Randall Brizuela, titulado “Denuncia”, en el cual asegura haberse enterado “extraoficialmente” que trabajarían con otro concesionario para dicho encuentro. Al mismo tiempo, pidió investigar sobre los dineros que, según él, ha dado al jerarca de la Fedefútbol durante años.

“(…) Solicito oficialmente acepte mi denuncia de averiguar si desde el año 2011 hasta noviembre del 2017, Rodolfo Villalobos hizo depósitos por el monto de $2.000, cada vez que había partidos de la Selección de Costa Rica oficiales o amistosos (…), a las cuentas de la Federación, por concepto de las donaciones que yo le daba para un proyecto que él me decía que iba destinado ese dinero para la profesionalización y asesorías del arbitraje”, señala el correo electrónico de Chavarría a Brizuela, enviado el 12 de abril y aportado por Rodolfo Villalobos en la querella.

El propio Chavarría confirmó a La Nación haber enviado ese mensaje y otro —también presente en la querella— dirigido a la secretaria general de la Federación, Margarita Echeverría. En este último solicita que le confirmen por escrito si no cuentan con él para el partido contra Irlanda. “De ser así”, solicitaba una reunión con el Comité Ejecutivo para pedir un comprobante de todas las donaciones realizadas o, en su defecto, la devolución del dinero.

“Si no, yo acudiría a la prensa a hacer público ese engorroso problema”, dice el mensaje de Chavarría incluido en la demanda.

En su querella, presentada el 19 de abril, según el sello de recibido del Tribunal Penal de San José, Rodolfo Villalobos califica de “absolutamente falso” lo expresado por Chavarría en los correos.

Subraya que “jamás” ha recibido dinero alguno de él. Aclara que su relación se ha limitado a la firma de contratos en la condición de presidente de la Federación. Advierte, que dado su puesto y las consecuencias enfrentadas por la Fedefútbol ante los escándalos de corrupción de dirigentes FIFA, “especialmente el señor Eduardo Li”, él recibiría como actual jerarca “todos los daños y perjucios” ante cualquier duda sobre su honorabilidad. Califica además de “amenaza” la advertencia de llevar el tema a los medios de comunicación.

“Se concluye fácilmente —expresa Villalobos en la querella— todo el ánimo de injuriarme, calumniarme y difamarme, ya que lo expresado es absolutamente falso, lo afirma sin ningún fundamento ni prueba y lo hace público (...)”

Consultado por La Nación, Chavarría aclaró que no está acusando directamente a Rodolfo Villalobos, sino pidiendo una investigación para determinar si el dinero ingresó a una cuenta oficial de la Federación y si se destinó para la capacitación arbitral.

Reiteró que él no pagó esos montos como un soborno, sino como una colaboración, al de estilo de otras que hizo en comida para actividades benéficas de la Fedefútbol con niños. Tampoco puede afirmar, aclaró, que Villalobos le hubiese pedido dinero a cambio de otorgarle la concesión.

Relación deteriorada

Chavarría asegura que su relación comercial con la Fedefútbol se inició en el 2011, durante el periodo de Eduardo Li, con el cual firmó un contrato hasta el 2014. Iban a firmar un nuevo acuerdo, según cuenta, cuando se dio la detención de Li en Suiza.

A partir de ese momento, la concesión se negoció partido a partido y poco a poco la Federación le fue cobrando más dinero, al tiempo que, según dice, mantenía las "donaciones" para el arbitraje, por medio de Villalobos.

“Usted conoce bien el tema con Rodolfo”, le dice al auditor de la Federación, Randall Brizuela, en uno de los correos incluidos en la querella. “Todo este tema usted ya lo conoce y no ha querido llamarme”, expresa en la otra misiva a la secretaria general Margarita Echeverría.

Al respecto, Rodolfo Villallobos expresa en la querella que “de manera temeraria” el comerciante también involucra a dos funcionarios de la Federación en posibles actos de corrupción, al asegurar que conocían de un posible delito y no lo denunciaron.

Chavarría mantuvo su versión ante consulta de La Nación y aseguró haber expresado sus inquietudes a Brizuela, Echeverría y Villalobos, especialmente en noviembre del 2016, cuando una funcionaría de la Federación le comunicó, vía telefónica, que no le adjudicarían las ventas de comida y bebidas para el juego eliminatorio contra Estados Unidos. Afirma que en aquella ocasión, después de manifestar su disconformidad en términos similares a los de hoy, la Fedefútbol lo mantuvo como concesionario y Rodolfo Villalobos le pidió disculpas “por el error”.

"Para nada", expresó Villalobos, entrevistado este lunes por este medio.

La Federación explicó, ante consulta de La Nación, que para ese partido habían decidido recibir y analizar más ofertas (en lugar de quedarse a priori con Chavarría, como solía ocurrir). Finalmente, optaron por mantenerlo. ¿Por qué? Las razones de la Fedefútbol distan de admitir haber cedido ante medida de presión alguna. Al contrario, aseguran haber negociado el pago de un monto mayor. “Antes de esa fecha pagaba aproximadamente $10.000 por partido”, declaró Margarita Echeverría, encargada de aquella negociación. "Negociamos $15.346" para ese juego.

El empresario señala que la concesión le fue otorgada a él pese a que, según se enteró, había otra oferta mejor. La Fedefútbol corroboró esa versión y admite que al menos otro oferente superaba ese monto, pero lo descartaron porque “no cumplían con requisitos como la buena experiencia en atención de eventos masivos” y se trataba de un juego contra Estados Unidos, al que normalmente asisten muchos aficionados.

Denuncia anunciada

Aunque Gerardo Chavarría se quedó con la concesión para el juego ante Estados Unidos, su disconformidad con algunas decisiones de la Fedefútbol se mantuvo.

El empresario reenvió a este medio correos, incluido uno fechado en mayo del 2017, supuestamente dirigido a Rodolfo Villalobos con copia a Randall Brizuela, auditor general de la Federación. El presidente de la Fedefútbol asegura no haber recibido ese mensaje.

En él Chavarría se queja de tener que licitar, mientras otros proveedores, en otros rubros, se mantienen sin necesidad de concurso. Recuerda lo responsable y generoso que ha sido, incluso asumiendo la venta de comida en actividades de poca asistencia de aficionados.

Se dice enterado de que otra vez, como ante Estados Unidos, lo quieren excluir (en esta ocasión del juego contra Panamá). Lamenta ver que se mantiene “la misma actitud” y la considera “persecusión”. Recuerda que tan solo unos meses atrás, a propósito del juego frente a Estados Unidos, “ya le había comunicado a Brizuela (…) que tendría que DENUNCIAR” sobre los $2.000 entregados por cada juego.

El comerciante admite no tener pruebas, pero considera que la actitud de Villalobos respalda su versión: cuestiona que no lo haya confrontado hace más de un año, cuando mencionó las donaciones por diferentes medios y a diferentes funcionarios de la Fedefútbol. Al respecto, el presidente de la Federación asegura que entonces solo escuchó rumores, pero que de haber tenido por escrito la versión de Chavarría lo habría demandado como lo hace ahora, basado en los correos.

Consultado el proveedor por la forma de pago que él describe —en efectivo, en un sobre manila, no a una cuenta bancaria de la Federación, y sin comprobantes— dijo no haberle visto nada malo en su momento. “Confiaba en él”, asegura. "Y como él fue el que me pidió las donaciones".

En cambio, los pagos por la concesión solía hacerlos a través de depósitos bancarios, aunque una que otra vez, dice, lo hizo en efectivo el mismo día del juego, pues con ese dinero la Fedefútbol pagaba otros servicios.

La relación comercial se extendió durante toda la eliminatoria. En una oportunidad el servicio fue adjudicado a la hija del comerciante, porque así lo pidió la Federación, según dice él, para evitar algunas críticas externas sobre las ventas de comidas y bebidas y la continuidad del mismo proveedor.

Villalobos niega esa explicación y, aunque dice no recordar bien si la hija fungió como representante, sostiene que siempre fue Chavarría quien manejó la concesión.

Lo mantuvieron con incrementos en los montos, según detalló la Fedefútbol por medio de su secretaria general, Margarita Echeverría. De los $10.000 que pagaba el concesionario en tiempos de Eduardo Li, se pasó a cerca de $17.000 para los partidos contra Panamá, Trinidad y Tobago y México, a mediados del 2017, y finalmente, a $18.110 para el partido de la clasificación, frente a Honduras en octubre.

Echeverría confirma, sin embargo, que no contarán con él para el juego del domingo 3 de junio frente a Irlanda. Asegura que probarán una modalidad de ventas que permita mejores precios para el aficionado “y así atender una queja constante de los asistentes al estadio en ese sentido”, así como “aumentar las ganancias que se obtienen de dichas ventas de comidas y alimentos”.