En tres meses pasó del anonimato al Mundial Qatar 2022 y ahora sueña con comprarle casa a su mamá y abuelita

Anthony Hernández, del Puntarenas FC, es la gran sorpresa en la lista de convocados de Costa Rica para la Copa del Mundo, por parte del técnico Luis Fernando Suárez. Su historia es un testimonio de superación

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Ya sea con su suegra Ivannia Lobo o bien con su amigo de infancia Justin Roque, el jugador del Puntarenas FC, Anthony Hernández, comenta una y otra vez cómo en tres meses su vida cambió radicalmente.

Apenas el 20 de julio de este año debutó en la máxima categoría del fútbol costarricense como titular en el PFC ante San Carlos y desde entonces su ascenso fue vertiginoso: se convirtió en figura del cuadro porteño, fue llamado a la Selección Nacional, y este 3 de noviembre convocado al Mundial de Qatar 2022.

Hablamos de un joven de 21 años, vecino de Pueblo Redondo de Chacarita, Puntarenas, y a quien el entrenador y exjugador Roberto Wong le ayudaba con dinero para pagar sus pasajes de autobús. Anthony, quien con solo 16 años salió de su casa para probar suerte en el equipo de Puerto Golfito, en la Liga de Ascenso, hoy cumple el gran sueño de representar a Costa Rica en una Copa del Mundo.

El esfuerzo, la dedicación y el sacrificio por salir adelante, a pesar de vivir en un barrio conflictivo, son los valores que resalta doña Ivania, la suegra de Anthony, así como su fe en Dios, que lo libró de tomar malos caminos y verse tentado por el dinero fácil.

“Anthony es un joven cohibido, muy maduro para su edad. Desde muy pequeño siempre quiso jugar al fútbol y es una meta que poco a poco ha cumplido. Siempre nos decía que su sueño era jugar en la Primera División, estar en la Selección y jugarun Mundial. Si lo llamaron fue porque el técnico le vio condiciones y hoy nos sentimos muy orgullosos de lo que ha logrado”, comentó Lobo.

Para doña Ivannia, su joven yerno es alguien que escucha consejos, es obediante y a quien le encanta la olla de carne y los frijoles blancos. Siempre que ella cocina, él está muy atento a comerse un bocadito y compartir con la familia de su novia.

“Desde hace cuatro años Anthony se congrega en una iglesia en Pueblo Nuevo y desde entonces cambió mucho. Él tenía unas amistades que no eran las mejores, pero al estar congregado su vida dio un giro. Allí conoció a mi hija, Keisha López Lobo. Empezaron con una amistad y hoy tienen tres años de noviazgo y no tengo queja de su comportamiento”, contó la señora.

Vida de goleadores

Si alguien conoce en la cancha a Anthony es su amigo Justin Roque. Entre ambos llenaron de goles a los rivales, ganando torneos de liga menor con el Puntarenas FC, hasta llegar a la máxima categoría. También coincidieron como estudiantiles en el Liceo de Chacarita y representaron al país en campeonatos centroamericanos en Panamá, dejando huella de su olfato goleador.

Justin relató que en estás últimas semanas, como buenos amigos, han hablado mucho por mensajes de texto en WhatsApp; dándose apoyo y deseándole lo mejor; esperando que se le cumpliera su sueño de ser mundialista.

“El sueño de Anthony es comprarle una casa a su mamá y su abuelita. Él quiere retribuirle todo el esfuerzo y sacrificio que hicieron por él. Ellas lo han dado todo por él y sus hermanos. Doña Mary (González), la mamá de Anthony, nos aconseja y siempre está atenta a que sigamos el buen camino, que no tengamos vicios y estudiemos para que salgamos adelante”, recordó Roque.

Aunque empezaron como rivales, pues Justin jugaba en el equipo de su abuelo, José Francisco Tito Roque en la barriada de Fray Casiano, y Anthony con el 20 de Noviembre, su camino se cruzó en el Asturias, donde ambos empezaron a marcar goles y llegaron al PFC llenos de sueños.

“Desde que éramos chiquillos, Anthony siempre marcó diferencia en su equipo. Era un jugador pícaro, goleador, tenía muchas condiciones. Aquí en Puntarenas hay jugadores con esas cualidades pero los malos caminos los alejan del fútbol. Anthony fue diferente, siempre quiso llegar a Primera. Tenía las metas muy claras”, aseguró Roque.

El abrasador sol característico de Puntarenas no fue obstáculo durante las mejengas en las polvorientas calles de Chacarita para que ambos demostraron ser delanteros letales, ganándose el resto de sus rivales, y abriéndose camino a pesar de las dificultades y carencias económicas, propias de la región.

“Sinceramente para nosotros fue muy duro. Hemos luchado mucho por salir adelante. Anthony gracias a Dios demostró que en Puntarenas hay mucho talento y se esforzó por cumplir sus metas, pero hay jóvenes que los mata la disciplina. Esa es la diferencia con Anthony, mi hermano Jorge y yo, quienes nunca nos hemos rendido, gracias al apoyo del técnico Roberto Wong”, admitió Roque.