Que el juego eliminatorio ante México se juegue en el Estadio Azteca o fuera de él no traerá consecuencias para la Selección de Costa Rica.
El técnico Juan Carlos Osorio reconoció a la cadena televisiva ESPN que los seleccionados pidieron no jugar en el Coloso de Santa Úrsula debido a que a ellos les afecta la altura de Ciudad de México (2.250 m.s.n.m.).
Para huirle a la altura, las opciones que más suenan son el Estadio BBVA Bancomer de Monterrey y dos reductos de Guadalajara: el Omnilife de Chivas y el Jalisco del Atlas.
Según Luis Antonio Marín, asistente técnico de Óscar Ramírez, aunque la decisión beneficie a los jugadores aztecas, a los seleccionados ticos no les afecta en nada.
“Beneficios no le veo. La base de la selección juega fuera de México y eso hace que la altura los afecte a ellos. Me parece que están buscando otro tipo de público, pero independientemente de eso, nosotros tenemos que mantenernos fuertes e ir a buscar los tres puntos en cualquier escenario”, aseguró Marín.
Para Costa Rica, el Azteca ya no es un estadio imbatible. Esa muralla se derribó en noviembre de 1997, cuando la Tricolor logró un empate a tres goles.
De los últimos seis juegos eliminatorios que disputó la Sele en ese reducto, consiguió cinco puntos tras obtener un triunfo, dos empates y tres derrotas.
“Lógicamente, la altura siempre pesa, no lo vemos como ventaja o desventaja. En el Azteca hemos tenido buenos resultados y si nos toca jugar afuera, buscaremos mantener esa línea. No es algo que nos perjudique”, agregó el excapitán de la Selección.
Para el entrenador florense Hernán Medford, autor del gol en la única victoria tica en el Azteca ante el Tri, México pierde la ventaja que tenía si saca el juego del Coloso de Santa Úrsula.
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“No entendería por qué ellos quisieran cambiar de sede, si jugar en el Azteca siempre los beneficia. Jugar fuera de ahí es poner parejo el asunto”, agregó el Pelícano, quien estuvo muchos años en la liga mexicana.
El BBVA Bancomer está a 530 metros sobre el nivel del mar y tiene capacidad para 51.000 espectadores, 37.000 menos que el Azteca. El Omnilife tiene un aforo de 49.850 aficionados y el Jalisco, de 56.713.