Indígena narra en lenguaje cabécar experiencia en mundial de montaña

“Lástima que nosotros no tenemos un entrenador, no tenemos patrocinadores, no tenemos nada”, se lamentó Noyle Salazar, quien fue la mejor atleta de América en evento internacional en Italia

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En forma pausada, si se quiere hasta tímida, la indígena Noyle Salazar Murcía narró en su lengua natal, cabécar, su experiencia en el Mundial de carreras de montaña Skyrunning 20022, que se realizó la semana anterior en el Valley de Osesey, Italia.

La intención es que los niños de las escuelas de Jamó y Manzanillo, así como sus familiares, puedan conocer un poco más de la aventura que ha vivido, contado en su propia lengua. Los centros educativos son el único lugar donde tienen acceso a internet y sus vecinos pueden cargar sus teléfonos celulares, por lo que es un centro de reunión casi obligatorio.

La oriunda de Sitio Gilda, en Talamanca, quien para salir de su comunidad debe caminar cuatro horas por senderos llenos de barro, pasar puentes de hamacas y bordear el río Chirripó para llegar a Grano de Oro, en Turrialba, fue la mejor atleta de América en la prueba de 3,8 kilómetros, con 1.000 metros de desnivel positivo (diferencia en la altitud entre el punto de salida y de llegada).

Noyle ocupó el puesto 25 con un tiempo de 56 minutos y 26 segundos (56:26), superando a rivales de Brasil, Perú, México y Estados Unidos. Fue la primera vez que representaba al país en el exterior e incluso nunca había viajado en un avión, pero aún así logró una muy buena actuación.

Sin ayuda

Mientras, en la prueba de resistencia de 31 kilómetros, la indígena cabécar finalizó en el puesto 38 entre las mujeres, con un crono de 04:47:37. Solo fue superada por tres competidoras de Brasil.

“En los primeros dos kilómetros me sentía bien, iba caminando. Después de 10 kilómetros me sentía mejor. Iba subiendo y bajando. Los descensos eran peligrosos porque había mucha piedra suelta, por lo que no podía bajar muy rápido porque no conocía la ruta. Allá en Costa Rica no hay ninguna parte como la que corrimos aquí en Italia”, confesó Salazar al comentar su participación en los 31 km.

“Lástma que nosotros no tenemos un entrenador, no tenemos patrocinadores, no tenemos nada. Nadie que nos enseñe cómo correr en las subidas, en las bajadas y en el llano. Por eso me maltraté mucho, no podía correr bien en Italia”, manifestó.

Noyle de 23 años, explicó que ella solo puede entrenar los fines de semana, pues de lunes a viernes debe cuidar a sus hijas Hellen (6 años), Perija (4 años) y Brriggite (1 años y tres meses), así como realizar los quehaceres del hogar que incluyen cuidar los cerdos, las gallinas y ayudarle a su esposo en las labores agrícolas para subsistir.

“No me da chance para entrenar bien todos los días. La verdad no vine bien preparada como me hubiese gustado, porque era muy difícil. Además hay fines de semana que debemos salir de la casa para comprar los alimentos (casi siempre a Turrialba) y debemos caminar como cuatro horas de ida y si nos devolvemos el mismo día son otras cuatro horas de regreso”, confesó Salazar.

“No pudimos venir bien preparados a competir en carrera vertical y carrera de Sky (31 km), pero gracias a Dios nos fue bien, pudimos terminar el mundial no nos lesionamos y vamos a volver con la familia. Me gustó conocerlo y fue una bonita experiencia”, admitió.