Paolo Jiménez rearma su vida a 4.067 metros de altura en Bolivia

El exbrumoso tiene un mes de ser parte del Nacional de Potosí y en conversación con ‘La Nación’ explicó cómo es la vida en suelo boliviano, comparó los costos de la comida y el hospedaje y su experiencia luego de los problemas socio económicos del país

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En un abrir y cerrar de ojos la rutina le cambió por completo a Paolo Jiménez. Actualmente no se sabe de memoria el camino al estadio, tampoco conoce a la perfección hasta al oficial de seguridad de su nuevo club y en el Nacional de Potosí está lejos de ser el referente del equipo, como le ocurría en Cartaginés. Incluso, tuvo que alejarse de su familia para cumplir el sueño de ser legionario, pero a los 36 años el volante no se cambia por nadie.

El exbrumoso tiene un mes de vivir en Potosí, una ciudad en el altiplano del sur de Bolivia, donde la minería es la principal actividad comercial. Jiménez afirma estar realizado con la experiencia, más allá de que hasta respirar fue un reto para él, si se toma en cuenta que juega a 4.067 metros sobre el nivel del mar.

“Fue bastante duro acoplarse a la altura. Uno cree que no es tan complejo, pero cuando siente los 4.067 metros sobre el nivel del mar es durísimo. A nivel de vida, me topé con una ciudad muy tranquila, gente muy trabajadora, humilde y personas muy amables. Además, comparado a Costa Rica, es muy, muy barato y la comida es muy parecida. Algo muy similar a un casado cuesta ¢1.400 máximo. Aunado a esto, los alquileres son muy cómodos y esto hace que uno se acople bien y que la experiencia sea muy bonita”, señaló el jugador.

Atrás quedó la zozobra por lanzarse a lo desconocido, en un país que recién sale de problemas socio políticos, también se esfumó el temor por dejar todas las comodidades de Cartago. Ahora ve como anécdotas positivas haberse decidido muy rápido, casi no contar con tiempo para prepararse y que su aventura inició con un viaje de 24 horas (tres vuelos, dos escalas con un total de ocho horas de espera y un traslado terrestre adicional).

Eso sí, el acomodarse requirió de tiempo, tanto en lo deportivo, como en lo personal.

“Me dio de todo lo le puede dar a uno. El primer día que llegué, con solo salir a caminar, sentía el pecho agitado y pensé que era por el viaje y el cansancio, pero cuando empecé a entrenar, sentía el cuerpo pesado, no podía arrancar o correr como lo hago normalmente. Lo primero que me advirtieron fue que el té de coca no lo puedo tomar y tampoco algo similar, porque sale en el doping. Simplemente es la adaptación al entrenamiento, que cuando esté ahogado y me sienta mal le meta más”, comentó.

Jiménez ya encontró apartamento, sabe manejarse con lo básico en la ciudad y este sábado finalmente recibirá a su familia. El tema del colegio de su hijo está resuelto y por lo mismo considera que es un buen momento para reunirse con los suyos.

Inicialmente su plan fue trasladarse solo porque no sabía qué le esperaba y no quería exponer a sus seres queridos, pero al ver que todo camina tan bien, aceleró todo, ya que afirma que son muy unidos y le era complejo no tenerlos cerca.

"Venía con la ilusión de lograr el sueño de ser legionario. Lo que encontrara lo iba a disfrutar, porque estoy en el final de mi carrera. Cuando venía estaba toda la situación que vivió Leonel Moreira y las experiencias complicadas del país. Por dicha, socialmente se empezaron a recuperar, así que me tocó la normalidad y no el caos. Además, mi corazón estará completo el sábado con la llegada de mi familia, por lo que creo que mi rendimiento subirá. La calidad de vida es buena, de todo se consigue, todo es muy alcanzable, en tecnología están normales, la comida es muy cómoda y las personas son muy amables”, indicó.

Regular desde el inicio

En el tema deportivo, Paolo debutó por sorpresa apenas cuatro días después de que llegó a Bolivia, suma cinco partidos de liga y dos de Copa Suramericana, torneo en el que quedaron eliminados. Sus últimas dos apariciones fueron como titular y es hombre de confianza del técnico Jeaustin Campos.

El tema de su edad no es un factor y nadie lo criticó por esto, según dijo. Incluso, afirma que en Bolivia es muy normal ver a jugadores de experiencia y hasta Carlos Saucedo sigue marcando goles en la Primera División con 40 años. Sobre su clásico enganche, aseguró entre risas que le sale mucho mejor que en Costa Rica y como no lo conocen, es fácil hacerlo.

“Estoy contentísimo, porque nadie me conoce, entonces se van con el enganche como cuando estaba empezando a jugar. En Bolivia el fútbol no es tan físico, es más técnico y los defensas por lo general quieren evitar el centro, pero con la jugada que tengo y como no saben, es más fácil para mí al inicio. Ahorita me empiezan a conocer, pero igual en Costa Rica jugué muchos años, todo el mundo sabía e igual me salía, así que espero que acá siga igual”, finalizó.

Por ahora, el único pero para el exblanquiazul son los traslados, ya que el aeropuerto de Potosí está cerrado por remodelaciones y esto hace que deban viajar por tierra entre ocho y nueve horas cuando van a las ciudades que concentran la mayoría de equipos, como La Paz (cuatro clubes) o a Santa Cruz (seis clubes). Sin embargo, los viajes son en buses de lujo que tienen camas y espera que pronto puedan hacer todo por aire.