Roces entre Mauricio Wright y Ángel Catalina dejaron al timonel con todas las de perder en Saprissa

Los últimos días del estratega morado se vieron marcados por algunos episodios que evindencian falta de química entre él y el gerente deportivo

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¿Por qué salió Mauricio Wright del Saprissa? ¿En qué momento se le acabó el crédito al técnico que le dio a la S el título 36? Los morados sorprendieron a propios y extraños con la decisión de cesar a su timonel. A primera vista, todo podía explicarse con los resultados recientes, pero más allá de la tabla de posiciones se habían acumulado una serie de episodios que tampoco favorecían la continuidad del estratega.

La Nación conversó con tres fuentes internas del Monstruo, quienes dieron a conocer algunos momentos tensos que rodearon la relación entre Mauricio Wright y Ángel Catalina, sobre todo en los últimos días, cuando de por sí los resultados en la cancha ya afectaban el panorama del timonel. Solo cuatro puntos ganados de los últimos 12 disputados, la eliminación en los cuartos de final de la Liga Concacaf y el cuarto lugar en el campeonato local con 28 puntos, a riesgo de ser desplazado por Cartaginés (28 puntos), Sporting (27) o Grecia (26) resumen un panorama difícil de sobrellevar sin sintonía entre el técnico y el gerente. No la había.

Sin ella, Mauricio Wright llegó al entrenamiento del lunes y dirigió al Saprissa con total normalidad; incluso habló con sus dirigidos sobre las tres finales restantes en el cierre de la primera fase, frente a Sporting (en casa), San Carlos (en casa) y Guanacasteca (de visita). En cambio, el martes llegó a la práctica y no la dirigió. En el camerino morado poco entendieron sobre lo sucedido, porque todo el mundo desconocía que el técnico sería removido de su cargo, pese a las evidentes tensiones. ¿Pero qué roces hubo en concreto?

En un Saprissa donde los pecados incluyen desde decisiones tácticas hasta figuras apagadas y falta de variantes en el plantel, Mauricio Wright y el gerente deportivo, Ángel Catalina hacía rato no eran el uno para el otro. Habían empezado a perder la buena química conforme los resultados negativos se fueron presentando. El ‘DT’ y el dirigente no consiguieron una buena dinámica en los momentos de crisis, sobre todo por la personalidad de ambos, frontales, de no callarse las cosas, situación que provocó constantes roces.

Después de derrotas sonadas como la sufrida ante Herediano (2 a 1) o empates que no estaban presupuestados como frente a Cartaginés en casa (1 a 1), Catalina se acercó a las prácticas en actitud vigilante y ahí las diferencias se acrecentaron.

Como director deportivo, el español encontró en el Saprissa situaciones que no le parecieron adecuadas. Por ejemplo, insistió una y otra vez en la puntualidad de los entrenamientos. Para el español no era adecuado que Wright llegara casi a la hora de iniciar las prácticas, prácticamente contra el tiempo para no atrasar.

Otro punto que Catalina no entendía es por qué el peso de los entrenamientos recaía sobre Marco Herrera y Pierluigi Morera. Pierluigi hacía la primera parte (calentamiento) y Herrera, hoy interino mientras nombran timonel, se encargaba del trabajo estratégico y técnico.

Aunque la decisión de alineaciones y planteamientos era de Wright, Ángel Catalina cuestionaba que el trabajo en cancha del timonel era de mucha observación pero poca corrección y aplicación, algo que al parecer recaía sobre sus asistentes.

Pero no solo del lado del gerente deportivo se mostraron inconformidades. Al estratega también se le notaba incómodo con el estilo del dirigente. Al respecto, intentamos tener su versión, pero al cierre de esta nota, el técnico no había respondido nuestros mensajes.

Mauricio no se sintió conforme con las decisiones de Catalina en el ‘mercado de piernas’, sobre todo porque se le tomó muy poca opinión en la conformación de la planilla. Mientras Wright se encontraba hospitalizado por afectaciones de la covid-19, Ángel negociaba fichajes.

Luego se dieron situaciones que provocaron encontronazo tras encontronazo. Wright encontró en la forma de ser de Catalina situaciones que no le gustaron, como su estilo para corregir. Por ejemplo, en algunas charlas con la planilla, el entrenador consideró que el gerente se había sobrepasado con el vocabulario utilizado para dirigirse a los jugadores.

Además, en un par de partidos, uno en casa y el otro de visita, Catalina gritó desde el palco algunas instrucciones para los futbolistas morados. A Mauricio Wright no le hizo mucha gracia, lo que consideró una intromisión en su trabajo como estratega, y así se lo hizo saber. Aunque se trataba de su jefe, el técnico quiso marcarle la cancha.

“La relación estaba desgastada totalmente, ellos no se llevaban, no se aguantaban y eso llegó un momento en que fue insostenible”, afirmó una de las fuentes, tras confirmar esos episodios.

Poco a poco se dio un choque de personalidades, un pulso que nunca encontró un punto de conciliación y terminó, si no precipitando la salida del técnico, al menos dejándolo con pocos aliados en la mesa de decisiones. Abandonado por los buenos resultados, Mauricio Wright tampoco tenía ya sintonía con el gerente. Quizás nunca tuvo su confianza total, contratado por escasos seis meses, después de haber quedado campeón.