Marcel Hernández tiene una gran razón para quedarse más tiempo en Costa Rica

Hernández afirma que hasta pondría en pausa su deseo por ir a jugar fuera de Costa Rica, ya que tiene otras prioridades

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Marcel Hernández tiene un gran sueño, que supera por mucho su deseo por jugar en Europa, Asia o Estados Unidos. Incluso, su anhelo pesó para que a mitad de año descartara las ofertas que le llegaron y es que se siente tan bien y se adaptó de tal manera en Costa Rica, que aspira a traer a sus papás y en especial a su mamá.

Hernández lleva años analizando la manera de reunir a sus seres queridos en el país que lo adoptó y donde es reconocido por sus goles. Sin embargo, es hasta este 2022 en el que lo ve más real, ya que por su cabeza pasa sacarlos de La Habana de manera legal y tal y como él lo consiguió, sin desertar.

Es por esto que Marcel inició todos los trámites para obtener su ciudadanía costarricense y tener pasaporte tico, con lo que contaría con la opción de tener a su padre y madre acá, según le comentaron sus asesores legales.

“Estaba a punto de salir, pero estoy viendo un tema de la naturalización y el pasaporte tico. Tengo que valorar otras cosas para poder salir... Lo que me planteó la Liga era una opción; mi agente me trajo opciones reales en Asia, Estados Unidos y Guatemala, pero realmente quiero poner mi vida en pausa un toquecito, quiero la nacionalidad y el pasaporte tico, entonces tengo que tomar decisiones”, contó el jugador a radio Columbia previo al juego ante San Carlos.

“Sí puedo salir del país (Costa Rica) mientras se da este trámite, pero el pasaporte cubano es complicado. Con la ciudadanía costarricense, que es para la que apliqué, y con el pasaporte (tico) puedo reclamar a mi mamá”.

Si bien el goleador tiene 33 años y ya cuenta con una carrera prolongada en el fútbol, confesó que sus familiares nunca lo han visto jugar un partido como profesional y también es uno de sus grandes objetivos.

Más allá de que no renuncia a aceptar alguna oferta del extranjero, el ariete reveló que se siente muy cómodo acá y la seguridad y la estabilidad que le ofrecen en el país pesa para que decida poner en pausa esa otra meta y no marcharse a inicios del 2023, cuando quedaría libre de su vínculo con Alajuelense y Cartaginés.

“Mi mamá, mi papá y mi hermano nunca me han podido ver jugar como profesional, que es algo que todos han vivido, pero yo no y necesito que lo hagan. Para que suceda tengo que poner en regla algunas situaciones acá y poner en una balanza muchas cosas. Tengo residencia temporal, pero en estos momentos ya puedo aplicar para el pasaporte tico”, agregó en Columbia.

A Hernández se le consultó directamente: ¿El tema de jugar en el extranjero está varado?

Su respuesta dejó ver que por ahora no se irá: “No está varado, solo que le doy una pausa un toque, para ver cómo puedo resolver este tema legal y luego ver qué pasa”.

Seguir con los brumosos, con quienes conversa y tiene adelantados varios aspectos para firmar, es una opción, aunque él mismo enfatizó en que no cierra las puertas a otros equipos ticos. Eso sí, por ahora ”no puedo negar el amor al Cartaginés, estoy muy agradecido con Dios de estar en este club y muy feliz. Se demostró aún más en el torneo pasado y estoy feliz con la afición, los compañeros y la institución”.

Marcel es licenciado en Cultura Física y Deporte y una vez retirado hasta le gustaría quedarse en Costa Rica para ejercer su otra profesión.

Presente difícil en Cuba

Marcel Hernández dejó el fútbol de lado por unos minutos y se abrió para tocar uno de los temas que más le afectan y es que según contó, la realidad en Cuba es sumamente compleja y sus coterráneos, amigos y hasta familiares pasan por situaciones caóticas hasta para comer.

Hernández viajó a la Habana en febrero de este año y aunque su felicidad fue inmensa por reencontrarse con sus familiares tras cuatro años sin verlos, también recibió un golpe de realidad por las carencias y dificultades que atraviesan en su país.

“Fue extraordinario reencontrarme con ellos, lo necesitaba mi mente y mi cuerpo. Claro, lo que viví es triste. Hoy en un día te quitan la corriente tres o cuatro veces en un día y trato de ver cómo ayudo, porque ya ni con dinero se consiguen las cosas allá. Estamos hablando que hay que hacer fila de 400 o 500 metros desde las 4 a. m. para comprar un pedacito de pollo, no se puede comprar más. Hay que valorar lo que uno tiene”, contó a la radioemisora el atacante.

Marcel hizo una reflexión sobre lo que es parte de su día a día en Costa Rica y recalcó que es un agradecido por haber llegado a suelo tico y no solo tener una estabilidad económica, sino que esto le permite ayudar a sus seres queridos.

Es más, para contrastar realidades tan distintas entre un lugar y otro, comentó que acá es normal para una gran mayoría elegir qué comer día a día, pero para los cubanos es imposible hacer algo así

“Soy agradecido, sé de dónde vengo y cuando me comunico con mis amigos sé por lo que pasan. Mi idea es cómo puedo ayudar y por eso acá trato de colaborar. Yo le agradezco mucho a mi país todos los procesos y los aprendizajes. Cuando uno tiene la bendición de venir acá a Costa Rica y disfrutar y hacer lo que uno ama, para después tener una solvencia económica y ayudar, es una bendición. Tengo los pies sobre la tierra y por eso trato de colaborar”, finalizó.

Marcel llegó al Cartaginés a mediados del 2018 y aunque Cuba exige a los ciudadanos que salieron sin desertar que regresen como mínimo cada 23 meses, o de lo contrario pierden la nacionalidad, en el caso del delantero se hizo una excepción por el tema legal que afrontó y del que salió totalmente libre. Actualmente sigue teniendo su pasaporte de Cuba y ahora sí debe cumplir con la norma de volver cada 23 meses.

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