En la Selección de Costa Rica le bajan los decibeles a la euforia

Jugadores reconocen favoritismo para el repechaje ante Nueva Zelanda y que son los llamados a clasificar al Mundial, pero en el grupo hay una lección clara que aprendieron de lo que sucede al menospreciar a un adversario

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La Selección de Costa Rica ya conoce el grupo que le tocaría en el Mundial de Catar 2022 (E), sabe bien que enfrentaría a España, Alemania y Japón, tiene claras las sedes en las que jugaría, el campo base y hasta el premio que recibiría el fútbol tico con el boleto ($9 millones como mínimo). Eso sí, falta lo más importante, que es ganar el repechaje ante Nueva Zelanda y es por esto mismo que los jugadores le bajan los decibeles a la euforia.

La Nacional cerró la octagonal de la Concacaf en lo más alto en lo anímico, con una remontada épica que permitió amarrar el cuarto lugar, tras sumar 19 de los últimos 21 puntos posibles, y con una afición enardecida y entregada como hace muchísimo no se veía. No obstante, en el inicio de la preparación para el duelo ante los neozelandeses, los futbolistas se blindan contra cualquier exceso de confianza o sentimiento de superioridad que los nuble.

Si hay algo que tienen claro los integrantes de la Sele es que lo peor que se puede hacer es menospreciar a un rival, por más que esté en el puesto 101 del ranquin FIFA y los ticos en el 31. La lección de Brasil 2014 la tienen clara todos y es que la misma Tricolor derribó a todos los gigantes, pese a que nadie daba nada por los ticos. El duelo del próximo 14 de junio, en el Ahmad Bin Ali de Catar (12 mediodía), será a muerte y no se descuida ningún detalle.

“No nos sentimos ni inferiores, ni superiores. Tenemos que respetar al rival y en estos tiempos menospreciar al adversario es difícil y se puede pagar. Es un partido en el que cualquier cosa puede pasar, ya sea un balón parado o cualquier situación. No podemos sentirnos superiores a nadie, pero debemos tener claras nuestras fortalezas y creer de que lo podemos lograr. Eso sí, de creer a sentirse superior a los demás es diferente”, señaló Kendall Waston.

Figuras como Kendall, Francisco Calvo o Johan Venegas, entre otros, saben que esta puede ser su última oportunidad de disputar otra Copa del Mundo y quieren sumar dos en su currículo. Mientras que consagrados como Bryan Ruiz, Keylor Navas o Celso Borges apuntan a su tercera y también están los juveniles que nunca antes estuvieron en un evento de este tipo.

Todas estas situaciones alimentan a un grupo que da señales de estar muy enfocado, anímicamente en el tope y con la claridad necesaria de que aún todo está en el aire.

“Ir a un Mundial es algo tan lindo que quiero volverlo a experimentar y sé que mis compañeros tienen este mismo pensamiento y para esto debemos trabajar fuerte este mes. Es el último partido que tenemos y ojalá lo podamos lograr. Tenemos que aplicarnos muy bien a la estrategia que el cuerpo técnico ya planteó y aplicarlo de buena manera. Hay que estar muy cauteloso en cada detalle, ver videos y hacer todo lo posible, porque nos jugamos mucho en muy poco tiempo”, agregó Waston.

Eso sí, en la Selección no hay temor en reconocer que el cartel de favorito y quien debe cargar con el peso son ellos. No obstante, esto solo está escrito en el papel y por más que All Whites tengan poca experiencia en mundiales y jueguen en una zona de menor nivel, al ser un solo partido todo puede pasar.

“Del rival pienso que es muy fuerte, que no se puede parpadear o se paga caro, pero confío plenamente en la calidad que tenemos. Hay que jugar el partido y en el papel Costa Rica está para ir al Mundial, lo digo con humildad, pero igual toca demostrar esto... Es una final, tenemos jugadores de clase mundial que están acostumbrados a vivir ese evento y la gran mayoría de los que integramos la Selección hemos jugado finales, hemos ganado y perdido, así que sabemos cuáles son esas sensaciones. Sabemos que no hay margen de error”, añadió Esteban Alvarado.

La Nacional tendrá un mes completo para preparar este duelo y viajará a Catar el el 6 de junio para aclimatarse y no dejar un solo detalle en el aire, más aún que el cambio horario es de nueve horas y que se esperan temperaturas muy elevadas.