Durante este torneo once juveniles (sub-21) han tenido al menos 20 minutos en el primer equipo de Saprissa. Es decir, entrenan con el grupo y viven en carne propia un momento inusual en el club.
La crisis deportiva, reflejada en el cambio de dos técnicos y nueve jornadas sin ganar, hace más difícil la incorporación exitosa -o al menos amena- de las promesas tibaseñas.
A la institución tibaseña se le pide un cambio generacional y si bien aparecen figuras, por ahora ninguna está cerca de un papel protagónico.
El reto para estos jugadores ha sido rendir en medio de la crisis. La exigencia en Saprissa siempre es alta, pero cuando los resultados son adversos, esta aumenta considerablemente.
Eso sucedió durante casi tres meses y aunque ahora volvieron a disfrutar de los triunfos, la ‘S’ sigue con la tensión alta.
Dos de esas promesas tibaseñas son Jordy Evans, juvenil con más minutos en el torneo nacional (1.610), y Mathew Bolaños, lateral izquierdo y quien tuvo la confianza de Roy Myers pero en su primer partido se lesionó, lo que le impidió volver a jugar, hasta el domingo anterior ante Santos.
Pese a su juventud (19 y 18 años), ambos han vivido con tranquilidad esta etapa, aconsejados por los futbolistas de más experiencia y por sus padres.
“Como todos sabemos la presión ahí es grande y siempre habrá presión -comenta la madre de Bolaños, Alba García- pero él ha tenido mucho apoyo de compañeros como Michael (Barrantes) y Mariano (Torres); ellos ya han pasado por eso y les han dado mucho apoyo, les ayudan a agarrar coraje”.
Ella y su esposo, Gersan Bolaños, han leído y escuchado rumores sobre la división del camerino saprissista, pero su hijo les dice todo lo contrario.
“Siempre nos ha hablado de un grupo unido, nunca ha notado diferencias. Hay líderes que se encargan de dar el apoyo a todos los jugadores, y a ellos que son los más jóvenes”, añadió.
Esa misma sensación percibe desde Limón la madre de Evans, Johana Solano, quien mantiene constante comunicación con el lateral derecho.
“Todos los de experiencia les dan consejos, apoyo, motivación y siempre están pendientes”.
Evans realizó las ligas menores en la casa morada y Solano recuerda el camino que ha pasado la mayoría de esos jóvenes para estar en el primer equipo.
“Ahí en Saprissa no hay argollas, como dicen algunos. Hay esfuerzo y dedicación. Ese montón de muchachos que uno los conoce desde hace unos años y sabe el esfuerzo de los papás y jugadores, no están ahí solo por estar”.
El zaguero ha tenido un torneo regular, y eso también lo mantiene motivado, pese a la mala racha que vivió el equipo.
“Sí me decía que era un poco preocupante estar en esa zozobra, pero también que él hacía todo lo posible para cumplir con su trabajo dentro de la cancha. Él es muy positivo”, añadió.
El cambio generacional se convirtió en una urgencia dentro de la institución. Cuando Roy Myers asumió el puesto dejado por Wálter Centeno dijo abiertamente su intención de dejar jugadores encaminados.
Sin embargo, en medio de un pésimo rendimiento se fue sin acercarse a ese objetivo. Ahora, con Wrigth la meta es otra, aunque también ha echado mano de algunos sub-21, como Evans, Bolaños o Jedwin Lester.
El técnico cree que los jóvenes también deben ir sumando, “pegados a los de experiencia, tratando de ver cómo algunos de ellos se desarrollan y traten de emularlos, robando conocimiento de fútbol”.
“Estamos tratando y queremos seguir dándoles a todos ese respaldo y aliento, cada vez que les toque hagan su trabajo como saben hacerlo”.