La mejoría en los resultados del Saprissa tiene una de sus raíces en la parte mental. En los últimos tres juegos ha sido evidente que el equipo mostró un rendimiento deportivo más alto al de las nueve jornadas anteriores sin triunfo, pero ese cambio no solo obedece a aspectos futbolísticos.
Eso lo tiene claro el técnico morado, Mauricio Wright, quien logró que el equipo volviera a ganar, incluso antes de dirigir el primer partido.
Al estratega lo anunciaron un martes, mismo día en que emprendió viaje con el grupo hacia Guápiles. No hubo entrenamientos, pero sí charlas grupales para dejar claro su mensaje, el cual ha sido de pundonor y carácter.
Los mismos jugadores han reconocido esa característica sobre su nuevo entrenador y, al parecer, el grupo la acogió rápidamente.
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“Lo más importante ha sido esa recuperación mental, oxigenar, muchas veces el jugador piensa que se cansa físicamente, pero si mentalmente está agotado el cuerpo no le va a funcionar, no va a responder. Estamos claros que la cabeza es la que controla y domina”, asegura el estratega.
“Ha sido muy buena la aceptación de los muchachos de parte de lo que hemos hablado como cuerpo técnico, de todos, me gusta hablar grupal porque representamos al Saprissa, y el esfuerzo de cada uno es para lo colectivo. En ese orden vamos a seguir trabajando y dando lo mejor de nosotros”.
¿Pero cuánto influye el aspecto mental en el rendimiento deportivo?
De acuerdo a la psicóloga deportiva Laura Morera la relación entre ambos es poderosa.
Por más que un equipo o atleta trabaje la parte física, técnica y táctica, el resultado no será igual si lo psicológico y nutricional está descuidado.
“Es como que a la mesa le falta un sostén. Al trabajarse la parte psicológica se potencian las cualidades físicas”.
Las palabras de Wright, referentes a que la cabeza controla el resto, llevan gran verdad, a criterio de la especialista.
“El cerebro como órgano funciona con base a pensamientos y emociones; la mente alimenta al cerebro. Si pienso que no puedo, el cerebro lo entiende así; pero si es al revés, el cebero se organiza y puede suceder”, agrega Morera.
El estratega nota a sus jugadores con más confianza y eso deriva en un crecimiento deportivo, según su análisis.
“La parte individual es fundamental, la confianza que tienen en su juego no la deben perder. Nosotros como cuerpo técnico siempre vamos a estar de la mano dando los mejores consejos, llevándolos a nivel óptimo, mental y físicamente. En estos partidos se ha mostrado la fortaleza ante la adversidad”, recalcó.
El discurso de Wright pudo ser una de las herramientas utilizadas para mejorar aspectos psicológicos en el grupo. Esto, mencionó, Morera, es posible y si se logra alejar sentimientos o emociones negativas, se consigue tener una adecuada recuperación.
Las emociones juegan un papel determinante en cualquier actividad deportiva, más si es de alta competencia. Esto varia según la disciplina, pero centrándonos en el fútbol, Morera lo explica con un ejemplo.
“Para poder meter un gol, el jugador necesita cierta fuerza, coordinación, entre otras cosas; esto a nivel físico y técnico, pero si ese jugador va con mucha duda, enojo o frustración, esas emociones suben la activación (energía para hacer algo). El tema es que para poder meter la bola, la activación debe estar óptima, en un buen punto, que es medio-alto, aunque eso depende del deporte. En este caso, si la tengo muy alta o muy baja, lo primero que va a fallar es la precisión”.
La falta de precisión también la puede generar la desesperación por conseguir algo, y en el fútbol, recordó, se necesita fineza para ejecutar bien lo entrenado.
“Un equipo que juegue bien no tiene que estar sobre activado, pero sí con la óptima, eso lo da la cohesión de equipo, la comunicación”, finalizó.