Puede que Esteban Alvarado y Adonis Pineda tengan poco en común. Desde sus inicios, siendo el primero de cuna morada y el segundo de formación manuda, hasta su biotipo, cuando el limonense roza el 1,93 m y el guanacasteco apenas alcanza el 1,77 m.
Entre el natal Siquirres de Alvarado y el pueblo de procedencia de Pineda, Hojancha, hay más de 300 kilómetros de recorrido, tanta distancia como la carrera de ambos.
Con 30 años y una larga estancia en el AZ Alkmaar de Holanda, Alvarado regresó a Costa Rica para revalorizarse, después de una atropellada salida de Alajuelense, su último club; Pineda, en cambio, es el portero que ‘refrescó’ el arco rojinegro a sus 22 años, luego de la culminación de la era de Patrick Pemberton, dueño de la portería durante casi una década.
De carreras, biotipos, procedencia y estilos opuestos, Alvarado y Pineda afrontan la final con algo que los identifica a ambos, para bien y para mal: el espíritu de revancha luego de significativos y recientes capítulos, y la consigna de levantar la copa.
"Son dos grandes guardametas, cada uno con su estilo. Han logrado en este torneo lo que siempre se busca en un portero, que sea importante", afirmó el arquero de San Carlos Patrick Pemberton, compañero de ambos en Alajuelense, y de Alvarado en la Selección Mayor.
Otro chance. Después de jugar 25 partidos en el actual certamen, con un alto protagonismo y regularidad, Pineda recibió 23 goles, para un promedio de 0,92 por cotejo en la fase regular.
A pesar de que influyó notablemente en la serie ante San Carlos, luego sufrió un grave desliz en el juego de ida de la final ante el Team, cuando se equivocó en las dos anotaciones conseguidas por Francisco Rodríguez, en el cotejo disputado en el Rosabal Cordero.
A la postre, se levantó con un buen segundo tiempo y un desempeño sólido en el cotejo de vuelta, aunque al final a la Liga le pesó en demasía lo sucedido en el enfrentamiento de ida.
"Conozco a la perfección a Adonis y sé que lo vivido lo hará más fuerte. La respuesta de él en esta final será mucho mejor de lo que la mayoría espera; estará concentrado, y será el mismo Adonis de la fase regular", afirmó Pemberton.
"Es un portero seguro, rápido y que siempre está atento, una característica que se busca en los porteros de equipos grandes", agregó.
Después de fallar ante los rojiamarillos, Pineda tiene una segunda oportunidad, esta vez con el título en juego y la presión del lado manudo, ante la sequía de seis años sin ganar nada.
Influyente. La fase final de Alvarado ha sido impecable. Vital en los penales en las ‘semis’ ante Saprissa y determinante contra la Liga, a la que frenó con una seguridad notable en el juego aéreo, al gigante le anotaron 22 goles en la fase regular, en 22 encuentros jugados.
El inicio del torneo no fue necesariamente sencillo para el caribeño, quien firmó con Herediano, después de varios meses sin jugar, ante su polémica decisión de abandonar el club manudo de la forma en que lo hizo.
Cuando el entonces entrenador, Hernán Torres, optó por asegurar que Pemberton seguiría como titular, Alvarado decidió marcharse a Siquirres, en donde se refugió hasta que arrancó este certamen, de vital importancia para relanzar su carrera y volver a la Tricolor Mayor.
"Esteban es un arquero que siempre está dos pasos adelante del delantero, pendiente del balón y además cuesta mucho que se desconcentre. Le ayuda mucho su biotipo, que le da más alcance y presencia, aparte de su carácter y liderazgo", explicó Patrick.
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Alvarado está a las puertas de lograr su primera corona como portero titular en Costa Rica, pues salió del país joven, después de ser nombrado mejor guardavallas del Mundial Sub-20 de Egipto 2009. También, podría robarle la ’30′ a la Liga, club con el que no terminó bien.
Como si no bastara, es probable que esta sea su última campaña en el fútbol nacional, dado que tiene ofertas para regresar al balompié de afuera el próximo año.
Los dos porteros más regulares y de mejor desempeño en este semestre juegan una final aparte, alimentada por el deseo de levantar la copa y la premisa de ponerle el broche de oro a su temporada. Alguno terminará con una mancha en la camisa.