A veces tengo la impresión de que Esteban Alvarado es una ‘bomba de tiempo’. Irreverente, rebelde y hasta un poco excéntrico. En el único lugar que parece sentirse a gusto es en Siquirres, con su ‘banda’ del barrio, en un entorno de total confianza.
Alguna vez abandonó la convocatoria de la Sele por un aparente problema en el dedo y sin avisarle a Jorge Luis Pinto que, a priori, lo dejó fuera de la lista de Brasil 2014; camino a Rusia 2018, Óscar Ramírez también lo bajó del avión, sin ofrecer una explicación sobre lo sucedido.
Firmó en la Liga, pero no llegó a debutar. Cuando el entonces técnico, Hernán Torres, anunció que Patrick Pemberton seguiría como titular, tomó sus maletas y se fue a Siquirres.
Es evidente que Alvarado pensaba que se debía respetar su trayectoria, después de jugar con regularidad en Holanda y de firmar un contrato millonario en el fútbol Turquía.
Hoy, cuando lo veo atrapar un balón y otro también, solo me queda decir que es un porterazo. Por distancia, el mejor del fútbol de Costa Rica y el único con proyección internacional.
La Liga se cansó de tirarle centros, Alvarado se cansó de capturar todos los balones, sin contemplación alguna. Con un biotipo excepcional, lo único que parece importarle es acabar con los brazos arriba, con ese temple de ganador, producto de su talento.
Cuando hago la analogía de Alvarado y la ‘bomba de tiempo’ me refiero a sus dos caras:
Lo bueno y lo malo.
Para bien, solo era cuestión de días (meses o años) para que 'reventara' en Costa Rica. Apenas si debutó en Saprissa cuando partió al fútbol internacional, y creo que hablo por la mayoría cuando digo que hacía falta que se hiciera notar en nuestro balompié y demostrara su capacidad, después de tantas dudas alrededor de su imagen.
Fue Herediano, en una contratación que resultó muy acertada, en donde Alvarado se catapultó para regresar a la Selección Mayor, ojalá de manera definitiva.
Con 30 años y un amplio recorrido, tiene todas las condiciones para colaborar con la ‘Tricolor’ en el proceso eliminatorio que se avecina. Valga decir que es muy probable que vuelva al balompié del exterior, dadas sus más que comprobadas condiciones en este semestre.
Para mal, a veces parece que le es inevitable alejarse del conflicto. En cualquier momento la ‘bomba’ estalla y sale con alguna cosa. La última, los aparentes insultos contra un grupo de aficionados de la Liga (aunque Jafet cree que no se puede comprobar lo que dijo porque pudo haber pronunciado algo en holandés, turco, francés, hindi, bengalí o hasta mandarín, pues Esteban sabe varios idiomas).
Recuerdo que hace algunos años Alvarado visitó el programa de radio de ADN que entonces producía y, les puedo decir, que la imagen que proyecta hoy se aleja de lo que percibí en aquel momento. Más que verlo como el ‘agrandado’, me pareció un tipo bastante humilde.
Quizás, no lo conozco lo suficiente. Solo espero que el tiempo y la madurez lo confirmen como el reemplazo natural de Keylor Navas en la ‘Tricolor’ absoluta, y que la sombra de los conflictos del pasado no perdure para siempre.
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