Alajuelense-Saprissa: el primer paso al 30

Manudos y morados se verán las caras en una final esperada desde hace seis años

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Alajuelense recibirá esta noche a Saprissa en el primer episodio de una final hace mucho esperada, primero, por el grueso de un país futbolero y, segundo, por todo aquel porcentaje restante atraído por el simple histórico morbo que siempre levanta el atractivo y conocido término “clásico”.

Creyentes o no de ese particular credo al fútbol, una buena parte de los costarricenses se paralizará al menos por un par de horas para seguir de cerca un duelo que desde el 2008 no colocaba a los dos máximos antagonistas del balompié tico en la lucha última por el título de campeón.

Será un choque de inciertos, posibilidades y, finalmente, conclusiones; la antesala ojalá emocionante de otro pulso más definitorio, aquel que se jugará el sábado a las 8 p. m. en Tibás.

La Liga recibirá a los morados con el peso de la localía a su favor y el impulso anímico granjeado en las semifinales, ahí donde castigó con autoridad a un Herediano que también soñaba con la corona.

En eso van ganando los erizos: en haber retomado con fiereza el título de candidatos con una demostración muy amplia de superioridad ante uno de los equipos de mayor protagonismo en la historia reciente del campeonato.

Saprissa, si bien al final despidió a la UCR en la vuelta sin mayores apuros, tuvo antes que sufrir en la ida la desesperación de sentirse abajo en el marcador ante un rival que lo irrespetó siendo superior en su propia casa.

Sin embargo, en el aire todavía está aquel 3-1 con el que la S despachó a los erizos de su última visita a Tibás hace apenas algunas semanas, un triunfo que fortaleció a los morados y le dejó el orgullo tocado a los rojinegros, además de una deuda pendiente por cobrar.

Receta de éxito. Si un clásico ya es motivo suficiente para emocionar a dos aficiones, revestirlo con el título de final solo puede verse como una receta de éxito para cuando Walter Quesada dé el pitazo inicial al ser las 8 p. m. de hoy.

A parte de llegar ambos prácticamente completos, los dos equipos se empezarán a jugar desde esta noche su ruta hacia el título 30, pues hasta el próximo sábado la historia los iguala en 29 cada uno.

Está en juego también todo el orgullo y la rivalidad de siempre con un aderezo más inusual: la entera paternidad que los erizos se han labrado junto a Óscar Ramírez, con cinco títulos ganados en cinco finales disputadas, y la estadística que ilusiona a los morados: desde la vuelta de los torneos cortos (2007) nunca han perdido una final.