Foro: Panorama económico

Una forma de obtener ingresos adicionales es con una vigorosa campaña contra los evasores fiscales

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La economía costarricense venía creciendo a tasas positivas, pero cada vez menores. La última tasa positiva fue un 1,9 %, en febrero del 2020 (medida por el índice mensual de actividad económica).

En marzo, la variación fue de un –6,2 %, desplome que persistió a lo largo del año, en parte, como resultado de los cierres para contener la propagación del virus causante de la covid-19. Una vez agotada la desaceleración se entronizó la tendencia hacia la recesión.

El año pasado salieron del parque empresarial casi 29.000 microempresas. Unos 5.000 locales de comidas y bebidas cerraron. La construcción lleva dos años deprimida; perdió unos 45.000 empleos. Para terminar, un 77 % de los costarricenses percibe que este año será peor.

Las actividades turística, comercial y constructiva, entre otras, soportan una contracción, traducida en la destrucción de puestos de trabajo, aumento en el desempleo al 24 %, pero a finales del año pasado bajó al 20 % y ojalá continúe cediendo. La afectación alcanza a 490.000 personas.

En plena recesión no se ve un plan de resucitación económica ni de reactivación. Los empresarios lo advirtieron hace varias semanas.

Problema fiscal. En condiciones ordinarias, los ingresos no alcanzan para cubrir los gastos. La covid-19 introdujo condiciones extraordinarias y la recaudación tributaria disminuyó por dos razones.

Primero, el cierre de la actividad comercial y las restricciones de movilidad redujeron la actividad económica. Segundo, consecuentemente, el recorte de jornadas o pérdida de empleo restó ingresos familiares y, por tanto, redujo el consumo. El Poder Ejecutivo transfirió fondos para ayuda social y para combatir la pandemia.

El incumplimiento tributario representa el 4,6 % del producto interno bruto. En plena contracción económica, las autoridades, en vez de proponer más impuestos en detrimento del ingreso de las familias, mejor harían si trataran de recuperar, cuando menos, un 2 %.

La medida les significaría unos ¢720.000 millones. Igualmente es posible proseguir con el acuerdo, pero por menos y así dejar un espacio de financiamiento futuro. La medida, sería bien vista por los acreedores internacionales de cara a negociaciones venideras.

Monetario. El año pasado la economía decreció un 4,5 % y en este 2021 se prevé un crecimiento del 2,6 %. Las estimaciones suponen la aprobación de los proyectos para la contención del gasto y el aumento de ingresos.

De lo contrario, aumentará la incertidumbre, las tasas de interés, el tipo de cambio y la inflación. El descuadre fiscal terminará secuestrando la gestión monetaria, lo cual no debe ocurrir.

Mientras las reservas se mantengan como hasta la fecha, no se ve el tipo de cambio oscilando más allá de lo acostumbrado.

El crédito para el sector privado no se mueve. Los recursos deberían impulsar los microcréditos y las microfinanzas para dar viabilidad a emprendimientos generadores de empleo familiar y no calificado.

Tal medida contribuirá a generar empleo, ingresos, consumo intermedio y a la activación económica desde la base.

Debe allanarse el camino hacia un entendimiento para resucitar la economía. La situación es compleja, pero vendrán mejores tiempos, esa es la esperanza nacional.

mazuga5@gmail.com

El autor es economista.