El lucrativo negocio de las listas de espera debe acabar

Existen intereses espurios para que las listas no disminuyan, porque hay varias opciones viables

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Las listas de espera no son el único problema de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), pero ciertamente es uno de los más preocupantes. Es difícil de corregir porque quienes tienen la capacidad de resolverlo no están interesados o carecen de la infraestructura o motivación.

Estoy seguro de que la mayoría de los profesionales en salud deseamos que las listas de espera desaparezcan, pues la misión de la CCSS es ofrecer el mejor tratamiento oportuno a los asegurados.

Sin embargo, existen intereses espurios para que las listas no disminuyan. Por ejemplo, al producir una profunda ansiedad en los pacientes o en los padres del paciente, estos buscarán desesperadamente un especialista porque en la CCSS les darán cita hasta meses u años después, pero que en un consultorio privado los atenderán el mismo día o la misma semana. La situación se complica cuando hablamos de una operación o una biopsia para descartar una lesión maligna.

Lo anterior, mediante préstamos familiares o de terceros o la venta de bienes que adquirieron con mucho esfuerzo. Es lo que yo llamaría un “caso extremo de corrupción y tortura” para con el asegurado.

Otra situación frecuente es que los profesionales en salud cumplen con su horario en la CCSS. Durante las horas de trabajo, realizan su mayor esfuerzo, combinando la oportuna y amable atención a sus pacientes con la educación médica.

Dedican horas al estudio de las enfermedades de sus pacientes para ofrecerles una atención de primera calidad. Además, procuran ser ejemplo para los estudiantes que tienen asignados.

Sin embargo, luego de su jornada laboral, salen rápidamente a atender su consulta privada, a la que dedican otras ocho horas. En estos casos, el médico trata a sus pacientes privados de la misma manera que a los de la CCSS, pero existen diferencias notorias en el ingreso económico que le produce su consulta privada cuando lo compara con el sueldo en la CCSS.

El incentivo económico es fundamental, pues médicos, enfermeras, microbiólogos y otros profesionales en salud tienen obligaciones económicas que deben honrar cada mes, como todos los demás.

Otro grupo de profesionales deciden limitar su consulta privada o no tenerla del todo para dedicarse a combinar la atención de pacientes en la CCSS con la educación y la investigación clínica.

Desgraciadamente, son la minoría en el sector sanitario. ¿Por qué? Por varias razones, pero se podría especular que son los bajos salarios que ofrece la CCSS a médicos de planta o las universidades donde imparten lecciones, además de los obstáculos que la institución les pone a quienes desean trabajar en proyectos de investigación clínica.

Las listas de espera son un problema complejo que requiere atención inmediata. No es un problema nuevo, por lo que el gobierno no puede decir que necesita otro año para analizar el inconveniente y discutir cómo resolverlo.

Las soluciones debieron haber sido discutidas desde que el potencial gabinete sabía que tenía posibilidades de ganar las elecciones, o inmediatamente entrados en el gobierno. Es una cuestión sin color político.

Varias son las opciones que podrían ayudar a resolver la crisis de las odiosas listas. Sin embargo, en esencia, es preciso ofrecer mecanismos alternos a los profesionales del sector sanitario, ya sea mediante alianzas público-privadas, regulando la atención de determinados pacientes en determinadas consultas privadas a través del copago, o, mejor aún, que la CCSS mejore las condiciones laborales para estimular la dedicación exclusiva de los médicos, y estos puedan así ampliar los horarios de atención, incluida la posibilidad de ofrecer consulta e intervenciones quirúrgicas en horarios vespertinos.

Bien entendido está que las medidas no deben dormir el sueño de los justos, engavetadas como una intención en lugar de una debida y obligada acción.

aam03011962@gmail.com

El autor es pediatra infectólogo.