Editorial: Bienvenido el hidrógeno verde

Costa Rica está posicionada para sacar provecho a la nueva industria en virtud de su abundante producción de energía limpia. El gobierno cifra sus esperanzas de atraer a los productores de hidrógeno verde en la promulgación de una tarifa eléctrica especialmente diseñada para esa actividad

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Hay tres empresas interesadas en construir plantas productoras de hidrógeno en el país, informó la Casa Presidencial. La nueva industria requiere de gran cantidad de energía para efectuar la electrólisis necesaria para dividir moléculas de agua en hidrógeno y oxígeno. Por eso tiene sentido únicamente si las fuentes de energía empleadas son renovables. En otro caso, lejos de obtener «hidrógeno verde», el producto sería tan sucio como la energía consumida para producirlo y, dada la cantidad necesaria, el balance más bien sería dañino para el ambiente.

El hidrógeno verde, no obstante el uso intensivo de energía renovable, serviría para descarbonizar actividades dependientes de los hidrocarburos y difíciles de limpiar de otra manera, como el transporte aéreo y marítimo. También tendría efectos benéficos en algunas actividades de la industria pesada.

Costa Rica está posicionada para sacar provecho a la nueva industria en virtud de su abundante producción de energía limpia. Según el presidente Carlos Alvarado, el país «tiene las condiciones para liderar el desarrollo del hidrógeno verde». Si esas condiciones no son aún mejores, debemos añadir, es por el precio.

Las limitaciones impuestas a la producción de energía limpia para proteger el monopolio del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) aumentan las tarifas y nos restan ventajas competitivas. El modesto paso de permitir a los consumidores producir su propia electricidad e inyectar los excedentes a la red nacional para obtener créditos aplicables a sus recibos de energía exigió vencer los obstáculos interpuestos por el ICE a la ley de generación distribuida.

Mientras tanto, el país condenó a la chatarrera los valiosos equipos de los generadores privados, cerrándoles todas las puertas, incluida la exportación, pese a su capacidad de producir electricidad a bajo costo. Algunas de esas empresas buscan una salida en la generación para actividades de uso intensivo de electricidad como la «minería» de bitcoin, pero la mayoría simplemente se vio obligada a apagar las plantas.

El gobierno cifra sus esperanzas de atraer a los productores de hidrógeno verde en la promulgación de una tarifa especialmente diseñada para esa actividad. La Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) ya aprobó la llamada tarifa de usuarios directos (T-UD) y de alta tensión para el desarrollo del hidrógeno verde y el ICE la pondrá a disposición de los interesados el 1.° de abril.

Se trata de enlaces de alto voltaje desde la red de distribución hasta las instalaciones donde se consume la electricidad en grandes cantidades. La T-UD le ahorra al abonado el costo de transformar la electricidad de alta tensión a media tensión porque ese proceso se hace en el lugar donde se consumirá la energía. Intel y los fabricantes de cemento, por ejemplo, tienen sus propias subestaciones para transformar el voltaje eléctrico de conformidad con sus necesidades.

Según el presidente Alvarado, la nueva tarifa ayudará a atraer las inversiones en plantas de hidrógeno verde, con inyección de capital en las zonas escogidas y generación de empleo. La nueva industria añadiría brillo a la bien ganada reputación de Costa Rica como defensora del ambiente. Esa reputación descansa, en mucho, en los aportes del ICE al desarrollo de una amplia red de generación limpia, pero es hora de estudiar la forma de construir sobre ese éxito un sistema más eficiente y competitivo. Quizá el desarrollo de industrias de uso intensivo de electricidad alumbre el camino.