Vacunas duraderas

El sistema inmunológico, apuntalado por las tres dosis, desarrolla la capacidad de responder con fuerza ante cualquier variante del coronavirus y esa defensa se conserva durante meses y quizá años

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La mayor parte de las medidas contra la pandemia está a punto de desaparecer, entre ellas las limitaciones más sentidas por la población. Permanecen dos de mera prudencia, el uso de mascarillas en sitios cerrados y la recomendación de teletrabajo en la medida de lo posible, y una fundamental: la vacunación.

Sin ella, el levantamiento de las demás medidas no sería posible. Hay 4.152.664 personas (el 80,4% de la población) con al menos una dosis y 3.787.890 habitantes (el 73,4%) tiene el esquema completo. El 20% recibió una dosis de refuerzo y la campaña ahora se centra en aumentar ese porcentaje y extender la protección a los niños, a partir de los cinco años, además de completar la inoculación de quienes solo se han aplicado una dosis.

Estudios recientes portan buenas noticias para los vacunados con tres dosis y para los países capaces de lograr altos porcentajes de refuerzos. El sistema inmunológico, apuntalado por las tres dosis, desarrolla la capacidad de responder con fuerza ante cualquier variante del coronavirus y esa defensa se conserva durante meses y quizá años.

La protección prolongada contra la enfermedad grave y la muerte no es obra exclusiva de la variedad de anticuerpos producidos por la vacunación, sino también de las células T, capaces de recordar y atacar el virus durante meses. En el caso del coronavirus del SARS, causante de una epidemia en el 2003, en Asia, la memoria de las células T se ha conservado por más de 17 años.

El éxito de esas células en el combate contra ómicron, una variante muy distinta a las demás, hace pensar a los científicos que también tendrán un buen desempeño contra otras mutaciones. En síntesis, la protección de la vacunación reforzada podría durar más tiempo, aunque no sabemos cuánto, y ser eficaz contra nuevas variantes.

Así, las vacunas nos ayudarán a convivir con el coronavirus como lo hacemos con otros males y si las autoridades llegan a recomendar nuevos refuerzos, probablemente serán más espaciados, salvo el caso de personas vulnerables por su edad o condición de salud. Las buenas noticias de la ciencia son un aliciente adicional para completar la campaña de vacunación y recuperar tanta normalidad como sea posible.

A dos años de aquella horrible sucesión de noticias, angustias, incertidumbres y encierros, todos lo merecemos. Por otra parte, recordar a los fallecidos, especialmente en actividades de auxilio al prójimo, debe inspirarnos a no abandonar a quienes siguen sometidos a mayor riesgo.

agonzalez@nacion.com