Un acierto de Conape

Dirigir recursos públicos al estímulo del estudio de ciencias, tecnología, ingenierías y matemáticas será una buena decisión

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Conape, con el apoyo de la UCR, acierta al explorar la posibilidad de otorgar condiciones más favorables a quienes soliciten un crédito para cursar carreras tecnológicas. Una tasa preferencial, plazos más largos y un tope más alto son los beneficios que obtendrían los que se decanten por ciencias, tecnología, ingenierías y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés).

Para Conape, no solo se trata de incentivar la matrícula en esas profesiones, sino también el reconocimiento de que gracias a la mayor demanda laboral disminuye el riesgo de no recuperar el dinero. Conape proyecta una valiente luz sobre el país acerca de cuáles deben ser las áreas prioritarias en términos de asignación de recursos en las universidades públicas, y es además información relevante para los estudiantes a la hora de escoger carrera, porque a quien elige se le presenta con frecuencia el dilema entre la vocación y la empleabilidad, decisión válida, pues es un aspecto muy personal, pero al estudiante se le debe brindar información para una decisión fundamentada.

El nuevo informe del Estado de la Educación revela ningún avance en la oferta académica en las materias STEM, pues en el 2019 solo el 37 % de las oportunidades educativas correspondían a estas, pero al restarle el sector salud se reducía a un pobre 16 %. En el 2021, la oferta «ascendió» al 37,6 %.

El norte de los fondos públicos debe ser la empleabilidad y maximización del talento, por lo que la baja oferta académica, matrícula y graduación en materias STEM y una amplia brecha de género resultan inadecuadas para nuestros jóvenes que requieren mejores oportunidades.

Como Singapur, debemos propiciar el amor y dominio de ciencias, tecnología, ingenierías y matemáticas desde la infancia, e imprimirle al sistema educativo la posibilidad de cambiar su enfoque para que responda a los cambios exponenciales, que, según la curva de duplicación del conocimiento de Fuller, se producen en 12 meses.

Tengamos como guía a los europeos preocupados por enseñar a aprender de manera continua, otros abogan por romper la división entre humanidades y las STEM, mientras otros plantean la movilidad entre áreas de conocimiento. Todas son recomendaciones válidas, no nos quedemos atrás.

nmarin@alvarezymarin.com

La autora es politóloga.