Rompecabezas de asfalto

Si los huecos pudieran rellenarse con promesas, la carretera entre Sifón y La Abundancia sería transitable

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La foto es extraordinaria. Tres vehículos circulan sobre la superficie fragmentada de la carretera entre Sifón y La Abundancia. En el centro, crece la hierba como si se tratara de una jardinera. A la derecha, el muro de contención también tiene la base invadida por el zacate y a la izquierda la maleza aprovecha los espacios abiertos por el desprendimiento del asfalto para recuperar terreno perdido.

La superficie es como un rompecabezas y, a falta de intervención inmediata, nada se salvará. Los vecinos están preocupados por la posible entrega de una obra mal hecha, incapaz de resistir la apertura a la circulación masiva. El cuestionamiento es inobjetable, pero la preocupación parece prematura. A estas alturas y luego de tantas posposiciones, parece ingenuo preocuparse por lo que ocurrirá al concluir la obra.

Si los huecos pudieran rellenarse con promesas, la vía sería transitable. También, si la reparación pudiera hacerse con advertencias. Un informe del Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme) señaló las debilidades del pavimento en el 2015, cuando el tramo central de la carretera a San Carlos se encontraba en construcción.

La rigidez de los materiales empleados para formar las bases del pavimento aumentaría su fragilidad y reduciría el desempeño general de la estructura ante el “agrietamiento por fatiga”, dijo el laboratorio, cuyos estudios fueron cuestionados por no considerar las limitaciones de recursos disponibles para las obras y la supuesta “desconexión” de su personal técnico con la realidad. Según la crítica emanada del Consejo Nacional de Vialidad (Conavi), la entidad desempeña un papel “académico”, ajeno a las dificultades de “la práctica”.

El lunes, el tiempo y Rafael Solís, presidente de la Asociación Pro Carretera a San Carlos, le dieron la razón al laboratorio. Según el dirigente, la situación ya es notoria en varios tramos del proyecto aunque el tráfico todavía es mínimo. Si el estado de la carretera, las promesas y las advertencias no fueran suficientes para el asombro, la solución ofrecida por las autoridades es para quedar estupefacto. Según el ingeniero encargado de la intervención, a la empresa Santa Fe le pidieron pintar y señalizar los tramos deteriorados para luego ponerlos en operación.

El contrato también comprende la elaboración de un diagnóstico y una propuesta de solución. Las grietas, bien pintadas, esperarán a que el MOPT decida actuar a partir de esos estudios. Ya vendrán las nuevas promesas.

agonzalez@nacion.com

Armando González es editor general del Grupo Nación y director de La Nación.