Polígono: Marte vedado

Al parecer, más valdría pensar en celebrar mañana, lunes 28, el «Día Marciano de los Inocentes»

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En un artículo reciente sobre los riesgos que para los seres vivos representan los artefactos nucleares usados en la exploración espacial, se mencionan algunos accidentes en los que había sustancias radioactivas a bordo de aparatos que quedaron fuera de control o explotaron en la atmósfera terrestre. En el más grave, un artefacto que transportaba una importante carga de un elemento altamente radiactivo se desintegró tras el despegue y nunca se sabrá cuántos casos de cáncer podría haber provocado entre los seres humanos. Es asombrosa la serenidad del comentario, ya que este fue escrito poco después de que en Estados Unidos explotara en el aire un poderoso cohete lanzado por una empresa privada y los fragmentos del aparato se dispersaran en una amplia zona.

En un inventario de los proyectos que proponen la utilización de reactores nucleares como fuente principal de energía para impulsar naves espaciales, el articulista no menciona que uno de estos fue ideado en Costa Rica; pero sí comenta la genial sugerencia de Elon Musk de lograr, sometiendo los casquetes polares de Marte a una serie de explosiones nucleares, que el planeta rojo iguale la viabilidad biológica de la Tierra. Argumenta Musk que ese brutal procedimiento crearía en Marte una atmósfera con polvo y vapor de agua suficientes como para provocar el efecto invernadero que le conferiría «habitabilidad» a nuestro inhóspito vecino cósmico. El articulista aclara un poco más el asunto al comentar que, para ejecutar esa idea —que a Musk se le tolera con benevolencia porque es supermillonario y eso le otorga el derecho a prescindir del sentido común— se requerirían más de 30.000 explosiones nucleares que, además de crear en Marte una atmósfera «normalizada», haría de aquel planeta, durante siglos, una roca radicalmente inhabitable.

Aparte de que, si esa idea se le ocurriera, digamos, a un vecino de Montes de Oca, el pobre diablo sería fletado en helicóptero al hospital psiquiátrico, el artículo ignoró el hecho de que, de aplicarla, a los colonizadores terráqueos de Marte se les privaría de un Thanksgiving al aire libre, pues no habría nativos marcianos dispuestos a compartir maíz y chompipes con los recién llegados. Al parecer, más valdría pensar en celebrar mañana, lunes 28, el «Día Marciano de los Inocentes».

duranayanegui@gmail.com

El autor es químico.