No saber leer ni escribir es un grave problema en los escolares, detectado por el Noveno Informe Estado de la Educación, pero afecta también a adultos con currículos imposibles de resumir en 100 páginas.
El folleto diseñado para promocionar el Primer Congreso Futuro de la Educación, organizado por la Ulacit, contenía errores, tales como calcos del inglés o del francés, comas mal colocadas, incorrecto uso de los dos puntos, frases sin la concordancia adecuada y pobreza léxica.
Las destacadas son las incorrecciones evidentes: “¡Te invitamos al primer congreso: El Futuro de la Educación! Sabemos que la educación juega un papel fundamental en la preparación de las generaciones futuras. Este congreso reunirá el 5 y 6 de stiembre, a expertos líderes, profesionales y visionarios en el ámbito de la educación para debatir e intercambiar ideas que nos dará una mejor perspectiva de lo que viene en el futuro”.
Todos cometemos errores; solo los eruditos rara vez se equivocan; sin embargo, tratándose de una actividad relacionada con la educación, debieron demostrar pericia para infundirnos esperanza en el futuro de la educación.
Otro ejemplo llegó a Opinión de La Nación en una carta a la columna. Una persona, en apoyo a la ministra de Educación, Anna Katherina Müller, se unió al cuestionamiento del 8 % en los siguientes términos: “En relacion al cuestinamiento de la base cientifica de la ministra de Educacion Publica, sobre el 8% de PIB para la educacion, yo tambien pregunto por que no el 5% o el 20%. Recuerdo las marchas de universitarios, dirigidos por profesores, gritando y solicitando, mas bien exigiendo, el 8% del PIB para el presupuesto de la educacion, pero no recuerdo ningun estudio que certificara que era el 8% el numero cierto”.
El porcentaje nunca alcanzó el 8 %, pero quien toma partido para defender la estulticia debió hacerlo cuidando con esmero su propia redacción.
Hay una correspondencia entre escribir con corrección y la capacidad de generar conocimiento. En consecuencia, el pensamiento abstracto tiende a extinguirse cuando los adultos en lugar de manejar correctamente el idioma, tanto en su forma hablada como escrita, lo maltratan. He ahí el presente y el futuro de la educación, un vehículo para transitar por barriales.
gmora@nacion.com
La autora es editora de Opinión de La Nación.