El Fondo Monetario Internacional revisó al alza sus proyecciones de crecimiento de la economía mundial en el 2021. Los grandes estímulos fiscales que inyectan algunas de las grandes economías, junto con el rápido avance de la vacunación contra la covid-19, son los factores detrás del optimismo del FMI en la reactivación de la economía global.
Sin embargo, el FMI también menciona la lenta recuperación prevista en los países menos desarrollados, en lo que denomina los impactos divergentes de la pandemia. Apunta, particularmente, que las economías más golpeadas son las que dependen, en mayor medida, del turismo o de la exportación de materias primas, así como también las que tienen un espacio limitado para responder a la crisis.
Costa Rica, desgraciadamente, pegó la lotería en todos los factores. El turismo internacional, que tantas divisas y empleos generaba al país, cayó a prácticamente cero y costará mucho volver a los niveles anteriores.
La caída inicial en los precios internacionales de las materias primas, como petróleo, granos y metales, favorecieron nuestra economía, la cual es sumamente dependiende de la importación. Pero como los precios van para arriba, la recuperación resultará golpeada.
La precaria situación fiscal imperante en el país cuando emergió la pandemia ha sido un hándicap. En lugar de que el gobierno aportara a la reactivación con estímulos fiscales, en este momento, más bien, debe adoptar medidas de ajuste fiscal que la frenarán.
La situación que afronta Costa Rica debe dejarnos algunas lecciones. La diversificación de la economía es fundamental y también que el turismo se recupere, pero, a la vez, debemos buscar la forma de crecer en muchos otros sectores.
La mala administración de las finanzas públicas del pasado nos dejó malparados para encarar situaciones adversas, como la pandemia. Debemos aprender a ser cautos en cómo se gastan e invierten los recursos públicos.
El país debe aprender lo que le enseñan a todo nuevo estudiante de economía: que esta materia trata de resolver el problema sobre cómo satisfacer necesidades ilimitadas, con recursos limitados. No se puede seguir actuando como si los recursos del país fueran ilimitados, para que los políticos sigan cediendo a las peticiones sin fin de los grupos de interés. La realidad es que en esta vida, en algún momento, todo se paga.
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El autor es economista.