En Guardia: ¿Estaremos todos locos?

Los números, ni siquiera los de FMI, vaticinan recesión, ¿de dónde salió tal idea?

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Yo no podría criticar a Jerome Powell, líder de la Fed. Antes de decir por qué, permítanme relatar una picardía de un personaje genial. La maestra pregunta por qué un tiburón nunca ataca a un abogado en la playa. Pepito levanta la mano y responde: ¡Por cortesía profesional!

Powell y yo algo tenemos en común: ¡Somos abogados! También estudiamos economía, dirigimos un banco central (el suyo más grande y poderoso), compartimos la misma visión de la política monetaria (controlar inflación) y hemos sufrido críticas. Trump lo tildó de “loco” por subir tasas de interés (un loco que acusa a otro de loco también quebranta la cortesía profesional); subirlas, dijo, causa desplomes en las bolsas.

Varios pacientes del mismo nosocomio señalan que el ajuste de tasas de interés sí causa volatilidad, pero el remezón observado es, y será, pasajero y, al final, no habrá recesión en el 2018 ni en el 2019; otros, al contrario, creen que el desplome era —es— la punta del iceberg de una nueva caída. Pienso que no. ¿Estarán —estaremos— todos locos?

Yo no veo cerca una recesión (otra apuesta económica) por varias razones: la economía va bien, el PIB trimestral crece al 4 %, el desempleo es el más bajo (3,7 %) en varias décadas (si las empresas contratan es porque esperan producir y vender más), las utilidades del trimestre fueron superiores a las estimadas, los salarios han subido y confieren poder de compra, el dólar se fortaleció y hasta el FMI pronostica una expansión del 2,5 % en el 2019. Eso no es recesión. ¿Qué explica, entonces, la volatilidad?

Un certero análisis del Wall Street Journal, titulado “Ben Bernanke’s End Game” (del 10 de setiembre), dice que, tras la crisis del 2008, la Fed dio un giro de 180º. Quería inducir el retorno a las bolsas y la compra de activos de riesgo (acciones) para estimular la economía. Entonces, bajó vigorosamente sus tasas de interés hasta llevarlas a cero, multiplicó la liquidez y compró billones en bonos del Tesoro para subir su precio (bajar rendimientos) y aplanar el extremo derecho de la curva de rendimientos.

Al inicio, fue audaz. La locura fue engolosinarse con ello por tantos años sin lograr crecimiento (que solo llegó al bajar impuestos y desregular). Ahora debe pagar la factura. Conseguir un sano equilibrio entre la rentabilidad de acciones y bonos 0 riesgo exige transitar a brincos y saltos.

Las demás razones esgrimidas para explicar el remezón, incluida la guerra comercial, parecen menos relevantes (son parte, quizás, de la locura colectiva).

jorge.guardiaquiros@yahoo.com