El reto agrícola

En los últimos 40 años, Costa Rica amplió la oferta de productos agrícolas para no depender del café y el banano, pero sigue estancada

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

En los últimos 40 años, logramos ampliar la oferta de productos agrícolas para no depender del café y el banano, como en el pasado. Con la firma de tratados comerciales y la capacidad y empuje del sector, el Ministerio de Agricultura (MAG), Comex, Procomer, la banca nacional y otras instituciones, conseguimos en el 2019 exportar 324 productos de gran valor añadido a 98 países y 341 productos agrícolas a 110.

Nuestras exportaciones agrícolas en el 2019 alcanzaron los $2.730 millones y la industria alimentaria, los $1.530 millones. Las ventas agropecuarias en el exterior significaron $4.781 millones y las importaciones, $1.802 millones.

La mezcla de exportaciones agrícolas está compuesta principalmente por banano, piña, café y decenas de preparaciones alimenticias. Costa Rica es el primer exportador del mundo de piña y café neutral en carbono y el segundo de banano a la Unión Europea.

Somos muy exitosos en la exportación de yuca, melón, tubérculos, aceite de palma, coco, azúcar, plantas ornamentales y otros. El sector emplea a cerca de 215.000 personas, que representan el 10 % de la población ocupada y el 29 % de los empleos en la zona rural, pero recibe apenas el 2 % de los recursos bancarios.

Coyuntura económica

Los presupuestos del sector agropecuario, desde el 2020, vienen en descenso. La reducción en gastos de capital y no en gastos corrientes suman el 81,1 % del total. Tenemos un enjambre institucional compuesto por más de 10 instituciones que sufren graves problemas de eficacia y eficiencia.

No existe voluntad política para una evaluación profesional seria a fin de determinar si se reestructuran, fusionan, agilizan, capitalizan, se cierran o se venden entidades. Sabemos cuáles son las soluciones, pero nadie toma las decisiones.

La ingobernabilidad y los altos costos operativos son preocupantes, mientras tanto, miles de pymes perecen, pese a sus esfuerzos por crecer y ser sostenibles. Todos los años, invertimos más de ¢220.000 millones y no pedimos cuentas. Cada vez es más complejo competir en un mundo globalizado de mayor productividad.

Requerimos una nueva institucionalidad, con personal altamente calificado, agilidad, movilidad, capacidad tecnológica y nuevas herramientas para seguir aumentando la competitividad del sector.

El sector agropecuario ya no soporta las cargas fiscales y sociales, los costos de los servicios públicos, la falta de infraestructura, el precio de la logística y de la mano de obra, la tramitomanía y el pago de la intermediación financiera.

Revaluación del colón

La agricultura está en el centro de la agenda de todo gobierno. Estamos obligados a aumentar la productividad y posicionarnos como productores de gran calidad, con alto valor agregado y responsabilidad social y ambiental.

Es preocupante que, no obstante el alza en los costos de agroquímicos, transporte, embalaje y mano de obra, el Banco Central, para combatir la inflación, varíe la política cambiaria en forma violenta y permita la revaluación del colón en un 13 % en pocas semanas, lo que constituye un premio a la importación y un grave problema para los exportadores de bienes y servicios.

La subida de la tasa de política monetaria del 0,75 % al 9 % encarece los costos financieros y está enfriando la economía para reducir la inflación, y lo está logrando. Lo preocupante es la revaluación del colón, originada por el premio exagerado por ahorrar en colones y el “nuevo imaginario” de que el colón es más fuerte que el dólar. Revaluación que produce un enorme daño a la reactivación de la economía y el empleo.

Debemos evaluar, elevar las reservas del BCCR, neutralizar circulante, pagar la deuda al Fondo Latinoamericano de Reservas y andar con mucha prudencia con respecto a los $3.000 millones en eurobonos para no distorsionar más el mercado cambiario.

El sector agrícola es muy vulnerable a factores como clima, fluctuaciones de precios, movimientos del mercado, subsidios y proteccionismo. Tenemos que seguir apostando por la diversificación, el valor agregado, la productividad, la investigación, las alianzas público-privadas, agrupar a las pymes, hacer más encadenamientos y apoyar a los agricultores con más capital y transferencia de tecnología.

Necesitamos un sistema institucional pequeño, de gran capacidad tecnológica, eficiente y eficaz para resolver los problemas del sector. El MAG perdió fuerza para liderar marcos regulatorios de incentivos, orientación, dotación de servicios, visión, planificación a largo plazo, dinámica, flexibilidad, seguridad jurídica e innovación. El futuro depende de la voluntad política. No perdamos el tiempo haciendo cambios cosméticos.

jorge.woodbridge@icloud.com

El autor es ingeniero.