El recurso hídrico es clave

El buen uso del agua es fundamental para el sector agropecuario, el consumo humano, la industria, la agroindustria, el riego y el turismo

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El problema del agua potable es complejo y hay que buscar una solución acelerada e integral. Acueductos y Alcantarillados (AyA) tiene por ley el mandato de proveer de agua a todos, así como de ocuparse del alcantarillado sanitario.

Tales servicios pueden ser brindados directamente o por delegación, bajo estrictas normas técnicas. El AyA emite directrices, normas y lineamientos; además, asesora, coordina, protege, fiscaliza, evalúa y construye, amplía y reforma los sistemas de acueductos y alcantarillado.

Costa Rica recibe un volumen superior a los 170 millones de metros cúbicos, de los cuales 37 millones recargan potencialmente los acuíferos y 75 millones van a los ríos. Agua hay de sobra, lo fundamental es planificar cómo aprovecharla y eso requiere educación, tecnología y productividad.

Normar, supervisar y fiscalizar el recurso hídrico subterráneo le corresponde a la Dirección de Aguas del Minae, encargada de autorizar el aprovechamiento del agua con el fin de abastecer a la población y cuidar el balance hídrico.

Otro actor en el ecosistema es el Servicio Nacional de Aguas Subterráneas, Riego y Avenamiento (Senara), que está bajo la jurisdicción del MAG, y el Ministerio de Salud es el encargado de vigilar la calidad del agua potable y el manejo de las aguas negras. Al Ministerio de Educación le toca crear una nueva cultura sobre el uso racional para la sostenibilidad.

La contaminación, las sequías, la falta de inversión y prioridades, lo complejo del ordenamiento territorial, la ausencia de planificación y la gobernanza dispersa producen una serie de conflictos y escasez del recurso.

El buen uso es clave para el sector agropecuario, el consumo humano, la industria, la agroindustria, el riego y el turismo. Un 47% del servicio es responsabilidad del AyA; un 14% de las municipalidades; un 5% de la ESPH; un 29% de las Asadas; y un 5%, de otros sistemas de abastecimiento. La Aresep es la encargada de fijar las tarifas y del manejo de aguas insalubres.

Está claro que el agua potable es un bien público, esencial para la salud y el desarrollo social y económico. En la administración del agua debe haber equidad, conservación, sostenibilidad, continuidad y seguridad.

Tenemos que educar a toda la población sobre el uso del agua y la protección ambiental. No podemos seguir contaminando los ríos y debemos proteger las cuencas reforestando y evitando la contaminación con aguas negras, basura y químicos. Hay que desarrollar una verdadera cultura del agua, lograr mayor gobernabilidad, un manejo ambiental ordenado y, ante todo, hacer la inversión dentro de un plan integral.

Los retos

Es impostergable que nos replanteemos la estructura y productividad del AyA. No parece lógico que cada cuatro años se renueven las estructuras políticas y la dirección en una institución que debe ser eminentemente técnica.

La planificación de la infraestructura para el abastecimiento y los sistemas de tratamiento debe ejecutarse dentro un plan nacional que tenga continuidad y sostenibilidad en el tiempo.

En noviembre del 2020, el BCIE aprobó $400 millones para el megaproyecto de ampliación del acueducto metropolitano, conocido como Orosi 2, con un costo de $525 millones. Este resolverá el problema de abastecimiento en la Gran Área Metropolitana y beneficiará a más de 600.000 personas en 15 cantones. Garantizará, asimismo, la satisfacción de la demanda en los próximos 10 años.

Lo preocupante es que este primordial proyecto, al igual que otros de similar alcance, no solo sufren graves retrasos, sino también altos costos económicos. Orosi 2 tiene más de 15 años de planeación y hasta el 2025 se concluirá si se declara de emergencia nacional y se busca una figura legal que permita terminar el diseño.

El AyA tiene serios problemas estructurales para cumplir en el plazo y al costo planificados. Es el proyecto de infraestructura más grande de la institución y debería haberse concluido, la primera etapa, hace más de una década.

Paacume

Paacume se planificó 25 años atrás para aprovechar los altos caudales que se utilizan en la generación de electricidad en la represa del Arenal. Recursos hídricos que solo se utilizan parcialmente en riego agrícola.

En el Arenal se bota suficiente agua para iluminar a 250.000 familias. Con el agua que va al mar sería posible abastecer a todo Guanacaste y regar una extensa zona agrícola. No podemos seguir posponiendo proyectos tan necesarios para el desarrollo social y económico.

Ya se cuenta con los estudios ambientales y el financiamiento. Lo que queda es convertir en realidad el proyecto, buscar alianzas público-privadas porque son más ágiles para construir el acueducto, la represa, los tanques y la planta de tratamiento, y dar agua a todas las playas, que están paralizadas por falta del recurso para surtir a los pueblos y sacar provecho al creciente desarrollo inmobiliario.

Con un sistema de riego inteligente se aprovecharía el agua con eficiencia para la producción agropecuaria. De esa forma se cobraría precios justos, lo que obligaría a los usuarios a mejorar la productividad. No pospongamos más el manejo estratégico y competitivo del valioso recurso hídrico.

jorge.woodbridge@icloud.com

El autor es ingeniero.