Así es la vida cuando un solo trabajo no alcanza

De acuerdo con INEC, 80.000 ticos reparten su tiempo entre dos o más empleos porque un único salario no les permite cubrir necesidades o cumplir aspiraciones

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Cristal Rodríguez tiene tres trabajos. Sí, tres. Solo así se acerca al salario que, considera, debería recibir por su profesión, y que además necesita para atender obligaciones.

El empleo principal de esta licenciada en Psicología, de 26 años, es su consulta privada. Además imparte clases en una escuela y también en una universidad. Entre sus tres empleos saca tiempo para encargarse de las labores de limpieza de su casa y cuidar a su familia, así como para las asignaciones y tiempos de estudio para la maestría que está cursando.

La vecina de Puriscal, en San José, es promotora del autocuidado, pero reconoce que por su estilo de vida no tiene mucho tiempo para salir y despejarse. Tampoco hay oportunidades para relacionarse con otras personas o simplemente descansar. Sin embargo, dice, siempre busca estar atenta a su salud física y mental.

“Es bastante agotador, pero la vida a veces nos empuja a tomar este tipo de rumbo, de tener múltiples facetas o trabajos para poder forjarse un sueldo uno, porque no existen tantas oportunidades. Con los tres trabajos yo me acerco un poco al salario que debería tener una licenciada en Psicología, no es para tener lujos”, afirmó.

Por su parte, Gabriel Quesada, cartaginés de 28 años, reparte su tiempo entre su empleo como docente de artes plásticas y su emprendimiento como productor de eventos, los cuales le consumen prácticamente todos sus días, pero le permiten tener el ritmo de vida que desea. Según dice, ambos trabajos son “24/7″ y muy demandantes.

Normalmente labora de 7 a. m. a 10 p. m., pero hay ocasiones en que la jornada se extiende hasta medianoche, e incluso, no son pocas las veces en las que debe atender asuntos de un trabajo mientras está en el otro. Aunque casi no descansa y lleva una vida ajetreada, dice que necesita los ingresos para cumplir sus metas, por lo que también sigue estudiando.

Estas situaciones y otras más angustiantes enfrentan 83.675 costarricenses que conforman la población que registra un empleo secundario, según datos proporcionados a La Nación por el Instituto Nacional de Estadística y Censos de Costa Rica (INEC), obtenidos en la última Encuesta Continua de Empleo (ECE).

Se trata de personas que necesitan más de un trabajo para sobrevivir o que optan por más de un ingreso para enfrentar el incremento de la inflación, porque su salario ya no les alcanza. Ese es el caso de una vecina de Heredia de 31 años, quien es madre soltera y tiene dos empleos para “tener una vida decente”.

Ella contó que está en planilla en una compañía multinacional y también trabaja por servicios profesionales para una empresa de bienes raíces en Estados Unidos. Sus jefes no saben que tiene otro empleo y, aunque son trabajos muy diferentes, se ha logrado acomodar durante los últimos dos años para ser bastante productiva en ambos.

“Solo alquilar una casa bonita no baja de ¢300.000 y eso ya es la mitad de un salario medio bueno. Con un salario solo me alcanza para los recibos, la comida y la casa, entonces el otro trabajo de medio tiempo me ayuda a tener calidad de vida. No le voy a mentir, es muy matado”, dijo la mujer, quien pidió reservar su identidad.

Mónica Sebiani, vecina de 24 años de San Pedro de Montes de Oca, también confirma lo duro de este estilo de vida. Ella tuvo que dejar uno de sus tres trabajos porque su salud se estaba deteriorando, ya que no le quedaba tiempo para hacer ejercicio, estaba cansada todos los días y ya no podía dormir bien por pensar en todo lo que tenía que hacer. En un principio lo hizo por los beneficios que le traían los ingresos, pero luego tuvo que ponerse un límite.

Ingresos insuficientes

Aunque en un escenario ideal, un salario mínimo debe llenar las necesidades básicas sin obligar a nadie a trabajar más de lo legalmente establecido (ocho horas diarias), eso no ocurre, menos aún en esta coyuntura que empuja a miles de costarricenses a requerir más ingresos.

La inflación actual (10,37%) implica un gasto extraordinario de casi ¢10.000 respecto a hace un año por cada ¢100.000 de compra. Además, la cantidad de bienes o servicios que pueden adquirir los hogares con sus ingresos actuales (poder adquisitivo) cayó un 6,2% respecto a lo que podían comprar el año pasado.

En foros y grupos de redes sociales es usual encontrar publicaciones de ciudadanos que buscan segundos empleos con teletrabajo o en horario nocturno. Algunos comentan que “hoy en día tener un empleo no es suficiente” y que buscan alguna fuente de ingreso que no choque con su trabajo primario o labores de cuido.

Reglas del juego

Laura Navarrete, especialista en Derecho Laboral y gerente sénior de EY Law, recordó que el artículo 56 de la Constitución Política respalda a las personas para buscar más de un empleo si así lo desean, por lo que si se cumplen las reglas del contrato, los patronos no pueden limitar este derecho fundamental a los trabajadores, a excepción de aquellos casos en los que se pague exclusividad.

Sin embargo, la exclusividad solo aplica para las mismas funciones que cumple el empleado en la empresa y no necesariamente para otro tipo de actividad. “Entonces si soy abogada y cumplo funciones los sábados como mercadóloga, pues perfectamente podría ejercerlo porque no hay conflicto con mi profesión”, detalló.

Como reafirmó la abogada laboralista Paola Gutiérrez, un segundo empleo es una forma válida y permitida de generar más fuentes de ingreso, siempre y cuando la persona no incumpla con las obligaciones de la normativa interna del empleo primario, ya que podría ser despedida sin responsabilidad patronal.

Por ejemplo, una persona que está contratada en una empresa no podría dedicarse a otras actividades productivas durante la jornada laboral (hacer los dos trabajos al mismo tiempo), ya que eso calificaría como abandono de trabajo. Tampoco podría trabajar para empresas competidoras del empleador principal o en algún lugar que pueda generar un conflicto de interés.

“O utilizar la información confidencial a la que tiene acceso con ocasión de su trabajo para competir directamente con su empleador fuera de la jornada. Esto conllevaría una pérdida de confianza y podría justificar el despido”, destacó Gutiérrez, al referirse a conductas que pueden calificar como competencia desleal.

La abogada resaltó que los patronos tienen que tener cuidado con las medidas de vigilancia y fiscalización que implementen, sobre todo en los casos de teletrabajo, ya que con la idea de evitar que la persona utilice la jornada para otro empleo podrían tomarse medidas que invadan la privacidad y la intimidad del trabajador.

Asimismo, dijo, aunque los ciudadanos tienen la obligación de cotizar a la seguridad social por todos los ingresos que generen, coincide en la necesidad de que el país implemente reglas flexibles ante la existencia de personas con múltiples empleos.

Sobre el tema, Navarrete agregó que el hecho de que una persona tenga más de un trabajo, no exime a ninguno de sus patronos del cumplimiento de sus obligaciones laborales con la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y el Instituto Nacional de Seguros (INS), porque los derechos laborales mínimos y fundamentales son irrenunciables.

“Entonces, por más que el trabajador expresamente consienta la renuncia a uno de esos derechos, no se tiene como válida. La obligación de un patrono de asegurar a un trabajador que esté bajo una relación subordinada siempre se mantiene, independientemente de que la jornada no sea de tiempo completo”, concluyó.

Se requiere flexibilidad

Los abogados laboralistas son enfáticos en que el Estado debe atender esta situación con mayor flexibilidad para contener el empleo informal, porque en muchas ocasiones los trabajadores no se formalizan por el golpe al bolsillo que esto representa o porque los patronos alegan que les sale muy caro estar en regla.

Actualmente, la Base Mínima Contributiva (BMC) para asegurar a un empleado en la CCSS es de ¢307.000, por lo que si una persona gana un salario menor por un trabajo de medio tiempo, de igual forma debe pagar cargas sociales sobre la BMC completa.

Navarrete afirmó que aunque a partir del otro año los empleadores podrán asegurar a sus empleados con una BMC menor, por modificaciones que hizo la CCSS, el problema podría continuar y, por lo tanto, se requeriría mayor flexibilidad.

“A veces son las mismas personas las que solicitan no ser reportadas, porque incluso les implica un rebajo cuando necesitan la plata en la bolsa, entonces creo que eventualmente podría hacerse algún tipo de esquema o régimen diferenciado de manera que aquellos empleadores que contratan menos de un cierto número de trabajadores puedan reportar una contribución diferenciada con un porcentaje menor.

“O que se tenga algún tipo de beneficio o excepción para una persona que ya esté contribuyendo a la seguridad social y que entonces con un trabajo donde gane menos pueda tener algún tipo de flexibilidad. El país está en una gran deuda para lograr una mayor flexibilización sin precarizar los derechos laborales”, aseveró la abogada.

Salud y rendimiento

El otro gran tema de tener más de un empleo es la salud.

Como reconoció Eric Briones, experto en salud ocupacional y doctor en Derecho laboral, el principio de las ocho horas de trabajo, ocho horas de ocio y ocho horas de descanso con el que se crearon las jornadas de trabajo es una realidad cada vez más compleja, pero en la medida de lo posible se debe respetar para cuidar la vida.

Según el especialista, se ha demostrado que laborar más allá de las jornadas ordinarias eleva los riesgos en el trabajo y las posibilidades del empleado de enfermar, por ejemplo, de hipertensión y diabetes, a causa de una rutina con poco descanso, mala alimentación y un gran desgaste emocional.

Sin embargo, resaltó que la falta de ingresos también impacta la salud mental. Por ejemplo, la semana anterior el Área de Salud de Tibás reportó un aumento del 30% en la cantidad de pacientes que acudieron en los últimos seis meses a consulta médica por estrés, y la mayoría dijo verse afectada por la falta de trabajo.

Y si no tener trabajo afecta la salud mental, también puede serlo tener más de uno, como advirtió la psicóloga laboral Eugenia Gamboa, para quien, al buscar un segundo empleo, se debe considerar que una posible afectación a la salud puede desencadenar problemas de rendimiento, por lo que es determinante tener prácticas sanas y buscar trabajos que generen motivación, ya que de lo contrario podría ser contraproducente.

“Hay que tener un balance. Conozco muchos casos en donde el segundo trabajo se llegó a convertir en el ingreso principal y mejoró la calidad de vida en todos los sentidos. Los emprendimientos pueden generar mucha gratificación y esa es la clave, buscar algo que motive y que no queme”, comentó la especialista.

Gamboa lleva años aliada con el investigador Pedro Gil Monte, de la Universidad de Valencia, y en 2020 realizaron un estudio con 800 ticos en el que se determinó que un 18% presentaba burnout o síndrome del quemado, el cual se genera por la exposición prolongada a altos niveles de estrés en el trabajo.

Los hombres resultaron ligeramente más propensos que las mujeres, y por edades fue mayor en personas entre los 18 y los 40 años. Entre las principales consecuencias está la fatiga física, cognitiva e interpersonal.