Ticos respaldan democracia pese a descontento con la situación del país

Estudio del CIEP determinó que, en una escala del 0 al 100, el descontento de los ciudadanos costarricenses con la situación del país es de 57; sin embargo, la investigación no halló indicios de que el malestar ponga en peligro el apoyo de la población al sistema político nacional

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Los costarricenses están descontentos con el rumbo que lleva el país, desaprueban la labor de los políticos y experimentan angustia por la difícil situación económica nacional.

Sin embargo, pese a lo desalentador del escenario, los ciudadanos aún respaldan a su democracia.

A esta conclusión llegó el Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la UCR en su más reciente estudio de opinión pública sobre la situación del país.

El CIEP se planteó responder si el ambiente de disconformidad está causando estragos en el respaldo de la población al sistema político de Costa Rica.

Lo primero que encontró el estudio de opinión pública del CIEP es que, en una escala del 0 al 100, el descontento de los costarricenses es de un 57.

El dato se obtuvo luego de pedir a los encuestados que calificaran su nivel de descontento en 25 aspectos y promediar las respuestas. Se incluyeron aspectos como las oportunidades para conseguir un empleo, la situación económica, la labor del presidente y de los diputados, la salud, las carreteras, la educación pública y la Sala Constitucional.

No todos los ciudadanos tienen el mismo grado de disconformidad, por lo que el CIEP los agrupó en tres categorías.

Las personas que tienen un nivel de descontento bajo representan un 5% de la población, los que sienten un malestar intermedio alcanzan un 70% y los más molestos representan un 24% de los habitantes.

Con esa información, el CIEP se planteó una nueva pregunta: ¿Qué piensa la cuarta parte de la población que se siente muy descontenta, y qué están dispuestas a hacer esas personas?

“La gran duda era si eso se había traducido en unos ímpetus antidemocráticos”, dijo Ronald Alfaro, coordinador del estudio.

Para responderlo, los investigadores realizaron preguntas cuyo objetivo era medir el nivel de apoyo de los entrevistados a la democracia, así como su tolerancia política hacia quienes piensan distinto.

¿Hasta qué punto tiene usted respeto por las instituciones políticas de Costa Rica? y ¿con qué firmeza aprueba o desaprueba que las personas que siempre hablan mal de la forma de gobierno de Costa Rica puedan postularse para cargos públicos?, fueron dos de las interrogantes que se les plantearon.

También se preguntó a los participantes cuánta confianza tienen en que los tribunales de justicia garanticen juicios justos y si consideran que el régimen democrático debe apoyarse, así como si aprueban que las personas que critican al gobierno y al sistema político realicen manifestaciones pacíficas para expresarse.

Las respuestas se promediaron para cada uno de los tres grupos, en una escala del 1 al 100.

Contrapeso

“Las actitudes políticas son distintas dependiendo del malestar de los individuos”, corroboraron los investigadores.

El grupo que se siente menos descontento con la situación del país obtuvo un nivel de apoyo a la democracia de 85 puntos, mientras que el más molesto registró un 46.

El grupo intermedio, mientras tanto, promedió 70 puntos de 100 posibles.

Pese a que la diferencia entre los grupos extremos es amplia, los datos señalan que el mayor porcentaje de los ciudadanos muestra niveles altos de respaldo al sistema político del país.

“Es decir, la baja creencia en la democracia de algunos es contrarrestada por el alto nivel de los otros.

Y, en el nivel de tolerancia, los grupos muestran una menor desigualdad.

El grupo menos descontento obtuvo un 65, el intermedio un 57 y el más molesto, un 54.

De acuerdo con Alfaro, los hallazgos indican que el país mantiene una especie de freno de contención, una reserva democrática en los principios de los ciudadanos que salvaguarda la estabilidad del Estado, al menos por el momento.