Cambio climático disminuiría 35% de lluvias en zona norte para el 2050

Al menos 250.000 personas en cantones de la región corren el riesgo de sufrir las consecuencias, que implicarían más pobreza y menos oportunidades, dice PNUD

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Diez cantones de Alajuela y Guanacaste en el norte del país tendrán 35% menos de lluvias hacia el 2050 por efecto del cambio climático, alertó este lunes el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) con motivo de la celebración del Día Mundial del Agua.

Los escenarios previstos sugieren que para el año 2080, la precipitación anual bajará hasta un 65% en la región, lo cual, advierte la entidad, exacerbará el estrés climático e hídrico en algunas áreas “recreando las condiciones típicas de áreas semiáridas”.

La investigación denominada “Descripción de riesgo ante eventos hidrometeorológicos extremos en el Norte de Costa Rica”, prevé ambos escenarios en los cantones de Upala, Los Chiles y Guatuso, de la provincia de Alajuela, así como Hojancha, Nicoya, Santa Cruz, La Cruz, Cañas, Liberia y Carrillo, de la provincia de Guanacaste.

El análisis resultó de un trabajo conjunto del Instituto Meteorológico Nacional, el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA), la Comisión Nacional de Prevención del Riesgo y Atención de Emergencias y el PNUD.

El estudio se realizó para promover y dar sustento técnico al diseño de estrategias de adaptación al cambio climático del sector hídrico, a nivel municipal, en estas zonas.

Conforme los resultados, al menos 250.000 personas en estos cantones corren el riesgo de sufrir las consecuencias de la caída de lluvias prevista.

Para ellos, señala el estudio, podrían agravarse las condiciones de pobreza, falta de oportunidades de desarrollo y la disponibilidad, así como el uso adecuado de agua para consumo humano.

Por esa razón, recomienda abordar las presiones impulsadas por el cambio climático y darle darle especial atención y apoyo a las Asociaciones Administradoras de Acueductos y Alcantarillados Comunales (Asadas) para mitigar el problema desde ahora.

Las Asadas son unos 1.400 grupos organizados de hombres y mujeres en las propias comunidades, quienes de manera voluntaria y sin recibir ninguna remuneración por ello, brindan servicios de agua potable y saneamiento a casi 30% de la población (1,3 millones de personas) en áreas suburbanas y rurales.

En este caso, el PNUD recomienda ayudar a las Asadas en zona norte a mejorar sus habilidades con acceso a conocimientos y herramientas, así como una inversión adecuada, para enfrentar la escasez de suministro de agua en ciernes.

“La infraestructura de acueductos a menudo está desactualizada y sobrecargada, lo que ocasiona un suministro de agua ineficiente, lo cual a su vez complica el cobro de tarifas a los usuarios”, indica el documento.

Esta inestabilidad de la recaudación genera incertidumbre financiera y, por lo tanto, limita la capacidad de los acueductos comunales y del AyA para planificar, implementar mejoras y adaptarse al cambio climático.

“Si las Asadas no fortalecen sus capacidades, la vulnerabilidad de las poblaciones rurales de la región norte de Costa Rica solo aumentará”, indica el diagnóstico.

Según el PNUD, en alianza con el AyA, se han invertido más de $5 millones del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF) en los últimos años, tanto en infraestructura para suministro del líquido como para capacitación en cambio climático.