Lo que pasó con el Cenare al volver a edificio prestado 20 meses a enfermos de covid

Sindicato de Enfermería advierte sobre incumplimiento para fortalecer Centro de Rehabilitación, según lo prometido por CCSS en primeros meses pandémicos

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Muchos probablemente recuerden uno de los mayores logros sanitarios durante la pandemia: la transformación, en tiempo récord, de las instalaciones del Centro Nacional de Rehabilitación (Cenare) en un hospital especializado en enfermos de covid-19, el Ceaco.

Sucedió apenas iniciando la emergencia nacional por la pandemia, en marzo del 2020. Quien fuera director del Centro de Atención Especializada para Pacientes de Covid-19 (Ceaco), Marco Vargas Salas, registró con precisión militar esa transformación récord, en la que se vio, como nunca antes, un esfuerzo mancomunado entre instituciones públicas y empresa privada: 234 horas y 39 minutos para tener abierto un nuevo hospital. El 2 de abril del 2020, el Ceaco recibió al primero de los 2.840 enfermos que atendería en los siguientes 20 meses.

¿Qué pasó en ese entonces con personal y pacientes del Cenare? Debido a la emergencia nacional por la covid-19, los servicios más básicos fueron trasladados a hospitales aledaños de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), como el México y el San Juan de Dios. También el Instituto Nacional de Seguros (INS) cedió espacios en sus albergues para los casos más urgentes.

Suena fácil, pero no lo fue ni para pacientes ni para personal. El director del Cenare, Roberto Aguilar Tassara, resumió la situación así: salir del Cenare por unos meses fue como si a una familia grande le quitaran la casa y la mandaran a vivir, toda junta, a un cuarto en el patio.

Pero ese sacrificio estaba, de alguna manera, justificado. Se hizo cuando el país atravesaba la mayor crisis sanitaria con repercusiones económicas y sociales más grande de su historia reciente, y hasta se consideró patriótico y parte de los numerosos actos heroicos vistos en los primeros meses pandémicos.

Ese sacrificio se hizo porque, además, las autoridades de entonces de la CCSS hicieron un compromiso público: cuando retornara el Cenare a sus instalaciones, sería un centro mucho más fortalecido en infraestructura, equipo y personal.

¿Se cumplió esa promesa? Varios oficios de la Asociación Nacional de Profesionales en Enfermería (ANPE), uno de los sindicatos más fuertes dentro de la CCSS, advierten que no.

En una comunicación escrita del 23 de agosto a Roberto Aguilar, firmada por el secretario de relaciones laborales de ANPE, Randall Granados Soto, se le recuerda al director médico esas promesas incumplidas.

“No omitimos manifestar que la promesa del Dr. Román Macaya Hayes, expresidente ejecutivo, y el Dr. Mario Ruiz Cubillo, exgerente médico, era fortalecer al Cenare; sin embargo, sus gestiones ya concluyeron en esos cargos y la promesa se quedó en eso, palabras que quedaron sin sustento en acciones”, recuerda la carta.

En ese oficio, también le piden cuentas a Aguilar sobre el plan de poner a funcionar a punta del pago de horas extras una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) quirúrgica en el Cenare.

“Si dicha apertura se realiza con tiempo extraordinario, se entra en seria oposición a la legislación laboral, además de exponer a los trabajadores del Cenare a un posible bournout, en claro detrimento a la calidad de la atención arriba mencionada.

“Extraña a esta representación la ausencia de estudios de brecha y movimientos por parte del Centro, pues no es secreto para nadie que el Departamento de Enfermería tiene muchos años de no crecer en plazas, volviendo más oneroso el costo de atención”, indica el documento.

Dos días después, el 25 de agosto, Aguilar confirma a la ANPE que hay un estudio en proceso para el fortalecimiento del Cenare, y otro sobre necesidad de personal. Incluso, dice, hay personal ya aprobado para el Centro, “del cual estamos a la espera de la llegada de las plazas”, sin precisar el número.

La apertura y entrada en funcionamiento de la Unidad, que es una de cuidados especiales intermedios para pacientes operados y de Fisiatría, se pagará con recursos aportados por la Unidad Técnica de Listas de Espera (UTLE). Entraría a funcionar en la primera semana de setiembre, dijo Aguilar.

Renuncias y agotamiento

Roberto Aguilar Tassara reconoció a La Nación, el 29 de agosto, que el personal está agotado. El Cenare maneja una planilla de alrededor de 500 funcionarios. El director solicitó a la CCSS la intervención de la oficina de bienestar laboral para que hiciera un estudio de clima organizacional, pues reconoce que no está bien.

Las manifestaciones del director médico surgieron luego de que tres exdirectores del Cenare revelaran la renuncia de cinco jefaturas de ese hospital, salidas que atribuyeron al mal clima que se vive en el Centro tras el retorno a las instalaciones luego de la etapa Ceaco.

Las jefaturas que renunciaron a su puesto son la dirección y subdirección de Enfermería, Nutrición, Consulta Externa y Clínica (Fisiatría). Los tres exdirectores del Cenare que alertaron sobre esta situación son Federico Montero Mejía, Virginia Sell Salazar y Vinicio Mesén Madrigal.

Estos médicos solicitan a la Caja aclarar los motivos que condujeron a las renuncias, y realizar una auditoría independiente o nombrar una comisión para investigar estas dimisiones las cuales, según ellos, afectan la calidad de los servicios a los asegurados.

“Aunque no conocemos detalles de los motivos que han obligado a estos funcionarios a renunciar a sus puestos de liderazgo, sabemos que desde que los pacientes que allí recibían atención fueron sorpresivamente enviados a sus casas o a otros hospitales, y las instalaciones del Cenare utilizadas con el fin de atender a las personas con Covid, diferencias y divergencias entre las autoridades y muchos de los trabajadores y trabajadoras comenzaron a suscitarse.