La ciudad para personas con autismo: un recorrido entre ruido excesivo y las miradas de la gente

“Las personas con autismo captan todos los ruidos a la misma vez, la moto que pasó, la persona que está hablando, ellos no discriminan”, explicó Miriam Pérez, de la Asociación Costarricense de Padres y Amigos de Personas con Autismo

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La ciudad, con su ruido y aglomeraciones, es un ambiente especialmente hostil para las personas con autismo.

Bianca Dato, madre de dos niños con trastorno del espectro autista (TEA), lo sabe bien.

Sus hijos, Jostyn y Bryan Obando, de 13 y 10 años, tienen cada uno su particularidad.

A Jostyn no le molesta el ruido y le gusta viajar en bus. Incluso, en la calle canta y baila, lo que llama la atención de las personas.

“No mide su voz, la gente lo ve raro o le dice que por favor se calle”, contó Bianca, de 33 años y vecina de San Pedro de Poás.

“Jostyn tiene dificultad para comunicarse con las personas, eso sí, es agresivo, entra en crisis y varias veces ha estado en el hospital psiquiátrico”, relató.

A Bryan, por el otro lado, no le gusta trasladarse en autobús y necesita orejeras especiales, pues no tolera el ruido a ciertos niveles ni eventos con muchas personas.

Además, cuando se enoja, se sienta de brazos cruzados donde sea que esté y no se levanta.

“Él tiene problemas de lenguaje, habló hasta los 6 años. No le gusta ir a eventos muy grandes. Al socializar más bien es complicado, porque si le cayó bien una persona la abraza. Les da miedo porque creen que Bryan los va a agredir, él es muy grande entonces la gente se confunde”.

Al no aparentar ninguna discapacidad, la gente los suele juzgar cuando están en filas preferenciales. También por algunos de sus tics.

“Bryan tiene un tic que grita, Jostyn tiene un tic sensorial, él se va acomodando el pantalón, le pican las texturas, la gente en la calle se queda viendo porque piensa se está tocando, pero él se está acomodando el calzoncillo o el pantalón”, señaló Bianca.

“Las personas con autismo captan todos los ruidos a la misma vez, la moto que pasó, la persona que está hablando, ellos no discriminan”, explicó Miriam Pérez, presidenta de la Asociación Costarricense de Padres y Amigos de Personas con Autismo (Ascopa).

Pérez explicó que los parques son un remedio para esta población ante el ruido natural de la ciudad.

En el Parque de La Libertad, en Desamparados, los niños con autismo cuentan con una opción para su inclusión en actividades exteriores.

Se trata de un parque sensorial inaugurado el año anterior, donde los juegos promueven la creatividad de los menores en un espacio colorido y amigable para la vista.

Otra solución para la inclusión de este grupo la encontró Jessica Varela, del colectivo BarrileTEA.

Ella ayudó a organizar la primera función de cine para niños con autismo en Costa Rica, el pasado 8 de julio en Cinépolis del Paseo de las Flores, Heredia.

Los menores vieron la película Toy Story 4 con el sonido y la luz adaptados, además de una mayor libertad de movimiento en la sala, para que pudieran disfrutar la película sin problema.

En Costa Rica, los datos sobre la población con autismo son poco claros.

La Encuesta Nacional sobre Discapacidad 2018 indica que en el país hay 4.670 personas con este trastorno, sin embargo, el mismo documento señala que por asuntos estadísticos se trata de una estimación “poco fiable”.