Con la entrada en vigencia de la Ley de Modernización de Japdeva, los trabajadores de la empresa portuaria deben decidir su vía de salida o la entidad decidirá por ellos. De 1.180, solo quedarían 350.
Este proceso comenzó en los últimos días y para este lunes a la 1 p. m. ya 321 empleados de la Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva) se habían presentado para comunicar su decisión. La mayoría, por su edad, se han acogido a la prejubilación, que les asegura un pago hasta que puedan pensionarse por el régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
La disminución de la planilla de esta institución ocurre con más de 10 años de rezago, pues desde el 2008 gobiernos y trabajadores han manejado propuestas de indemnización, sin que nunca llegaran a acuerdos.
Leroy Pérez, secretario de prensa del Sindicato de Trabajadores de Japdeva (Sintrajap) admite que en el pasado incluso les ofrecieron sumas mayores a las que recibirán ahora. No obstante, asegura, no se arrepiente, pues ganaron tiempo de trabajo.
Pérez expresó preocupación por el futuro de los que ahora salen de la entidad, aunque reciban una compensación.
— Ya inició el proceso de reestructuración de Japdeva ¿cuál es la posición del Sindicato?
— Nosotros somos muy respetuosos de la decisión voluntaria de los trabajadores. En ese sentido, no nos podemos perder. Salió la ley, se dio la oportunidad y algunos trabajadores ven positivas algunas de esas cosas, nosotros somos muy respetuosos de la voluntad.
“Con relación a la posibilidad de despidos y de una estructura muy pequeña para la operación de la institución, estamos valorando el tema. Ya nos presentaron un dizque estudio técnico y posiblemente presentemos observaciones. No puedo adelantar nada porque apenas estamos en análisis”.
— Ustedes se oponían a aceptar los despidos con pagos de bonos de hasta ocho salarios...
— Seguimos pensando igual... en el tema de los bonos, consideramos que aunque los trabajadores puedan irse con un poco más de dinero es más peligroso en un espacio social donde no hay empleo ni oportunidades para la gente. Nos preocupa que la gente se agarre de esto por desesperación y posteriormente queden en una situación muy vulnerable de desempleo.
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— ¿Cómo se lleva este proceso. Sienten que se está respetando al trabajador?
— Nos parece que hay demasiada desinformación. Hay muchísimas dudas de la gente, el tiempo está corriendo y esto hace que la incertidumbre se mantenga. Nos parece, en ese sentido, que no se han seguido los procesos adecuados y en tiempo, como corresponde.
"Simple y sencillamente se está haciendo esto de manera muy atropellada y esto podría implicar que la gente tome la decisión a la ligera y después podrían arrepentirse".
— En un mes, la Administración podrá despedir a los trabajadores que no se hayan acogido a algunas de las opciones. ¿Cómo se preparan para ese escenario?
–Es muy aventurado dar una opinión sobre eso. Lo que sí le hemos pedido a la gente es que no tomen decisiones precipitadas, que valoren las opciones y que se den tiempo.
"Entendemos de que simple y sencillamente no pueden venir y despedir a la gente, tenemos una medida cautelar, tenemos una convención colectiva, tenemos un sindicato con el que tendrá que sentarse la Administración".
— La discusión de reestructuración de Japdeva lleva más de 10 años. En algunos momentos se presentaron planes que, quizás, presentaban mejores condiciones para los trabajadores ¿se arrepienten ustedes de no aceptarlas?
— En lo absoluto. No nos arrepentimos absolutamente de nada. Lo que pasó hace 10 años, aproximadamente, nunca estuvo con total claridad. En aquel tiempo, incluso retamos al Gobierno, a los que proponían pagos dizque millonarios para que se entregaran los puertos y para que nos peleáramos para mantener los puertos públicos del Estado, pero nunca hubo claridad de cómo iban a pagar eso.
“Hoy podemos decir que los trabajadores tuvimos trabajo por 10 años más, hoy todavía no sabemos cuál va a ser la conclusión final de todo este proceso, así que esperamos en Dios que la mayoría de la gente pueda salir de manera positiva... todavía falta mucha agua qué correr debajo del molino”.